Esta semana ha arrancado el juicio en contra de un supuesto terapeuta que abusó sistemáticamente de sus pacientes, según recogen diversos medios franceses. Jacques Masset se hacía pasar por psicoterapeuta sin disponer de acreditación profesional alguna, al mismo tiempo que se presentaba como psicoanalista sin tener formación alguna, afirmando incluso que era miembro de la Sociedad Francesa de Analistas Junguianos (SFAP).

La Justicia deberá atender el testimonio de numerosas víctimas del mencionado “terapeuta”, la mayoría de las cuales prefieren mantener el anonimato y no participar del proceso judicial, que en definitiva acogerá a 17 denunciantes de las aproximadamente 72 víctimas que se atendieron durante el proceso de instrucción.

El juicio en contra de Jacques Masset -que en la actualidad tiene 70 años-, contemplará el abuso de la debilidad de personas en situación de vulnerabilidad psicológica. Y es que el punto esencial del «tratamiento» que Masset proponía para “domeñar las pulsiones” se centraba en estimular una sexualidad desenfrenada entre sus pacientes.

En los noventa, Masset trabajaba como agente de la propiedad, y decide reconvertir su actividad profesional, autoproclamándose “psicoterapeuta”. Aprovechando el vacío legal existente entonces relativo a la regulación de la profesión de psicoterapia, decide colgar su placa y empezar a atender pacientes sin haber ni tan siquiera concluido sus estudios elementales.

Gracias el boca-oreja, empieza a recibir pacientes en la región francesa de Ugine (Saboya), facturando por sus visitas y exigiendo que las consultas fuesen de toda la familia, bajo la amenaza de que sino la situación objeto de consulta «se extienda como un cáncer por la familia».

La UNADFI, que ya alertaba de las actividades del supuesto psicoterapeuta desde 2009, se ha presentado como parte civil en el proceso judicial, aportando al juicio decenas de testimonios de antiguos pacientes.

Una vez iniciado el “tratamiento”, los testimonios escuchados por el Juez apuntan a prácticas sadomasoquistas, incitación de la prostitución, orgías colectivas y rupturas matrimoniales. Una de las víctimas ha declarado que tuvo que mantener relaciones sexuales con diez hombres durante varios días como “prescripción terapéutica”. Otros antiguos pacientes describen prácticas ultraviolentas, rayando la tortura.

Los testimonios escuchados en el juzgado de Albertville (Saboya) describen, asimismo, que el “terapeuta” se presentaba a sí mismo como un profesional “hiper inteligente”. Muchos de sus antiguos pacientes son personas con estudios universitarios que tras nueve o diez años de “terapia”, quedaron absolutamente destruidos.

Otros ex pacientes describen haber quedado completamente arruinados por el “terapeuta” – “gurú”, especialmente tras años de pseudoterapia pero también por la obligatoriedad de entrar en el circuito de formación que él mismo estableció, y por el cual hacía entrega de un diploma final sin validez alguna tras 14 años de cursos y seminarios con él. El coste aproximado: unos 10.000€ al mes.

El mencionado “terapeuta” se enfrenta ahora a una pena de cinco años de prisión y una indemnización de 750.000€.