Desde el pasado mes de diciembre -y según recogen diversos medios de la India-, numerosos padres han presentado denuncia ante la policía y el abogado Shalabh Gupta (que representa a la Fundación para el Fortalecimiento Social), en contra del autoproclamado «Baba» Virender Dev Dixit. Dixit es un antiguo miembro de Brahma Kumaris, que tras abandonar el movimiento puso en marcha Adhyatmik Ishwariya Vishwa Vidyalaya. El fundador de esta organización ha defendido que tanto Brahma Kumaris como Adhyatmik Ishwariya, serían los dos movimientos que lograrán transformar el mundo actual para sacarlo de lo demoníaco y llevarlo a una mayor espiritualidad.
The Indian Express, en un perfil detallado de Dixit, cuenta la historia de cómo ese niño obsesionado con Ramayana llegó a convertirse un «hombre-dios». Según los datos que se conocen de su trayectoria vital, Dixit nació en 1942 y fue considerado como un «milagro». Hijo de una pareja muy religiosa nacido en una aldea de Ahmadganj (Uttar Pradesh), Dixit logró sobrevivir mientras que otras 12 niñas que nacieron antes que él murieron tan pronto como nacieron. La madre, leyó Ramayana durante nueve días, rezando para que Dixit no se enfrentara al destino de sus hermanas muertas. Y nació. Dixit ha sido descrito como un niño que era «hablador, aunque esencialmente solitario». Según los datos disponibles, se sabe que su padre -el purohit local- era un «hombre estricto», con el que Dixit tuvo muchos problemas en sus años de educación; de hecho, el mismo Dixit llegó a presentar una denuncia en contra de su padre por malostratos.
Según un amigo suyo, Dixit no tenía vida, aparte de la escuela y su familia. Dixit pasaría mucho tiempo leyendo textos religiosos, influenciado por su madre. En la escuela, destacó en sánscrito y estaba interesado en leer novelas que trataran sobre la religión. Doce años después del nacimiento de Dixit, sus padres tuvieron con una niña. Ahora, a sus 63 años, la hermana de Dixit ha confesado que su hermano era «muy sobreprotector» y que la golpeó cuando eran jóvenes.
En 1970, se sabe que Dixit se mudó a Ahmedabad para obtener un doctorado, después de un máster en sánscrito en una universidad privada en Mathura. Aquí, se enredó con Brahma Kumaris, una secta fundada por Lekhraj Khubchand Kripalani y con sede en Mount Abu. Más tarde, el mismo Dixit afirmaría que había «perfeccionado» los Murlis. Por su parte Brij Mohan, secretario en funciones de los Brahma Kumaris, declaró a la prensa que tuvieron que poner freno a los intentos de Dixit por acceder a las habitaciones de las seguidoras, «y también trató de convencer a los devotos que Él era la encarnación de Shiva, y más tarde, de Brahma. Se dedicaba a reclutar devotos fuera de nuestros centros. Él había subvertido nuestros murlis para uso personal».
El padre de Dixit falleció en 1982, pero no fue a su entierro ni a su cremación. Sin embargo, poco después empezó a presentarse a si mismo como «Baba Virender Dev Dixit», derruyendo su casa en Kampil y levantando así el primer ashram Adhyatmik Vishwavidyalaya.
Con los años, Dixit llegaría a abrir más de 160 ashrams en varios estados de la India, con centros asociados en los EE. UU., Londres, Malasia y Nepal. Sin embargo, años antes de poner en marcha todos sus ashrams, «Baba» había sido acusado de cuatro violaciones dentro del ashram Kampil. Un recluso que estuvo en prisión y que coincidió con «Baba», indicó al Indian Times que «todo el mundo sabía que estaba acusado de violación….así que en la cárcel se le dio una paliza…y durante los cuatro meses siguientes, se le obligó a limpiar los baños, barrer las celdas y preparar la comida…cada vez que nos veía, se escondía del miedo que nos tenía». No obstante, y gracias a la ayuda de su abogado Hridesh Pandey, logró salir airoso de la prisión y pudo continuar su andadura «espiritual». Aunque el pasado 2011, un residente de Banda alegó que su hija estaba confinada y había sido violada dentro de su ashram; aunque en esta ocasión la policía no se acercó al ashram, un líder local de la región logró movilizar a las suficientes personas como para rescatar a la hija del denunciante.
Hasta que a lo largo del año pasado, empezaron a emerger nuevas denuncias. Fruto de las denuncias presentadas, la policía hizo una redada por indicación del Tribunal Superior de Delhi a principios de diciembre del año pasado. Y comprobaron cómo funcionaban los ashrams. Uno de ellos, el «ashram» Adhyatmik Vishwavidyalaya de Delhi, estaba construido con puertas de metal pesado y alambre de púas marcando sus muros de contención. Parecía más bien un búnquer. En el interior, los pasillos estaban muy poco poco iluminados y conducían a habitáculos con puertas metálicas y sin ventanas.
La Fundación para el Fortalecimiento Social fue de hecho la ONG que presentó la primera denuncia a mediados del año pasado contra el autoproclamado «hombre-dios» por retención de mujeres y menores de edad en sus ashram y abuso sexual. Todas las declaraciones que ha reunido el abogado, revelan el funcionamiento interno del imperio construido por Dixit en las últimas cuatro décadas. Aproximadamente unas 100 mujeres que vivían en condiciones infrahumanas y eran explotadas sexualmente.
La mayor parte de las víctimas de este hombre de 75 años de edad, eran seguidoras de Brahma Kumaris. De forma paulatina, Dixit logró establecer una compleja red de «matas» y «bhais» que conducían los satsangs en los barrios de clase media baja en Delhi y Rajasthan. Estos adeptos inculcaban gradualmente a los neófitos la convicción conforme el alma del fundador de Brahma Kumaris Lekhraj Kripalani, habría sido transferida al mismo Dixit. Los neófitos debían asistir, después de unas charlas introductorias, a un campo de meditación de siete días donde pasaban a escuchar las largas charlas de Dixit. De acuerdo con los denunciantes, alguno de ellos regresaba de este retiro asegurando que el fundador era un hombre-dios en la Tierra.
A medida que se avanzaba en el movimiento, los adeptos debían cumplir con una serie de reglas: abstenerse de mantener relaciones sexuales con el cónyuge, alimentarse con comida sencilla y mantenerse alejado de la gente o de cuestiones sociales. De acuerdo con algún ex miembro de la comunidad, pasado un tiempo «éramos tan felices que dábamos nuestro dinero, nuestras propiedades o incluso nuestras hijas para una mayor evolución espiritual».
Tal es el caso de K Garg, un ex miembro de la comunidad que trabaja como asistente de subinspector de la policía, quien envió a su hija de 16 años de edad al ashram de Baba «después que Él me lo pidiera…Pensamos que lo que podría ser mejor para una niña, madurar dentro de un ambiente espiritual». Su hija fue llevada el pasado 2003 a un ashram en Kampil, una pequeña ciudad dentro del estado de Uttar Pradesh. El padre indica que a partir del año siguiente, ya no pudieron ir a visitar a su hija, aunque podían verla ocasionalmente cuando asistían a la meditación semanal del ashram. A pesar de su formación policial, el Sr. Garg no encontró extraño que no pudieran ver a su hija tanto como querían, interpretando tal dificultad como que estaba completamente inmersa en un camino espiritual.
El modus operandi de Baba Dixit era el característico de una dinámica de sectarismo. Para sus adeptos, Él era la encarnación de la divinidad en la Tierra y el final de los tiempos estaba cerca (lo situaba en 2020). La idea princeps es que si querían trascender ese momento y sobrevivir al Final, debían ser capaces de «realizar sacrificios» (en forma de donativos). Es el caso de Banda Savita, quien ha indicado a las autoridades que fue violada por Baba cuando todavía era una servidora en el ashram, viéndose obligada finalmente a vender sus propiedades e introducir a su hija en el ashram a finales del pasado 2007. Esta mujer escaparía junto con su hija del ashram ocho años más tarde, con la excusa de que dejaban el ashram para atraer a más devotos.
Bajo el pretexto de ofrecerles «educación espiritual», Dixit atrajo niñas, algunas de tan sólo 14 años. La primera cosa que hacía cuando entraban en el ashram, era limitar el contacto con sus familias de origen. De hecho, los familiares tan sólo podían ver a sus hijas por escaso tiempo, siempre acompañadas de alguien del propio ashram o de varios de ellos. Cuando la policía allanó en ashram de Delhi, encontró varias habitaciones que parecían más bien pequeñas celda de reclusión, con circuitos cerrados de televisión que grababan todo lo que allí entro sucedía. Una segunda redada de la policía informó que al menos otras 50 mujeres habrían sido atraídas del mismo modo, sufriendo diversos abusos sexuales bajo el pretexto de la elevación espiritual.
Al mismo tiempo, Baba contaba con un importante cordón de hombres y mujeres de edad que funcionaban como voluntarios («sevadar») y que formaban el cordón exterior, sin tener tampoco contacto con los «behens» y las «matas», que mantenían las puertas cerradas. Savita, cuya hija fue una de las behens, ha indicado que las chicas se despertaban a las 2-2: 30 am para escuchar los «murlis» de Dixit a todo volumen a través del circuito cerrado de TV. Debían concentrarse en su imagen, sentarse un par de horas delante de su imagen para meditar en la divinidad («dhyaan»). Más tarde, debían bañarse y prepararse a las 4 am., pasando su día escuchando los mensajes canalizados («murlis») de Baba. Muchos de esos «murlis» fueron tomados de la misma Brahma Kumaris, asegurando que Shiva le había transferido su conocimiento a través de Lekhraj Kripalani. Dixit mezclaba esta pretendida sabiduría con la amenaza que los padres de las mujeres que abandonaran el ashram serían maldecidos.
En un día regular, el mismo Baba Dixit llegaba al ashram sobre las 8-10 am, y pasaba entonces a seleccionar aquellas que participarían en «la noche GUPT Prasad» (que según los ex miembros era un código que venía a significar mantener relaciones sexuales con Él). De acuerdo con las familias denunciantes, «los que recibieron la GUPT Prasad fueron llamados ranis y Él era su Krishna. A las Matas nos dijo que era como Krishna, que podría tener 16.108 ranis». De hecho, añaden que el mismo ashram lleva un registro exhaustivo de los ciclos menstruales de sus seguidoras, para favorecer la GUPT Prasad.
Fruto de las redadas policiales, se han podido encontrar numerosos documentos en los que las devotas firmaban documentos incriminatorios en contra de sus padres, acusándolos de maltrato o inclusive de abuso sexual. Además, se encontraron también registros de visitantes, curiosamente tan sólo visitantes masculinos al ashram, lo que abre nuevos interrogantes a la investigación policial por si pudiera haber habido inducción a la prostitución.
Pese a la redada, el ‘hombre-dios’ se dio a la fuga, sin rastro alguno conocido de su paradero actual.