Ayer hubo un preestreno de la última película de Julia Roberts, en compañía de Javier Bardem, “Eat Love Pray”. La película se basa en una novela homónima escrita por Elisabeth Gilbert, donde la protagonista va en busca de Gurumayi a la India. La historia del libro y del film proviene del ashram liderado por Gurumayi, quien ganó enorme popularidad a inicios de los noventa. Recientemente, la misma actriz Julia Roberts ha declarado que es practicante del hinduismo. Estos detalles hacen pensar si el centro hinduista que frecuenta Julia Roberts no será el de Siddha Yoga.

Gurumayi Chidvilasananda (su nombre real es Malti Shetty) entró en contacto con Siddha Yoga de la mano de sus propios padres, seguidores ambos del movimiento. Durante los noventa, aparecieron reportajes críticos en The New Yorker que llevaron a muchos a abandonar el grupo, aunque también durante esos años muchos personajes famososo se acercaron al movimiento fundado por Swami Muktananda (John Denver, Diana Ross, Isabella Rossellini, Don Johnson, Melanie Griffith o Meg Ryan, entre otros).

El movimiento dispone de la Fundación SYDA y de Siddha Yoga, ambas reconocidas como iglesias en los Estados Unidos y con importantes beneficios económicos. La presencia pública de Gurumayi se ha ido reduciendo con el paso de los años y a partir de la serie de reportajes críticos que aparecieron en The New Yorker.

Por su parte, Marta Szabo trabajó durante 10 años para Gurumayi y recientemente ha publicado un libro de memorias de la experiencia vivida («The Guru Look Good«). Discrepa de la visión que se ofrece en la película, «Gurumayi no es un ser iluminado…si lo fuera, ni iría por ahí diciendo que lo es». Szabo recuerda que cuando aparecieron todas las críticas en prensa, Gurumayi decretó ciertos «rituales secretos» y «enviar energía a distancia» de cara a contrarestar las críticas. No obstante, eso no impidió que se destaparan los abusos dentro del ashram, las malversaciones económicas de Gurumayi o su hermano e incluso los abusos sexuales del fundador Muktananda.