La psicología transpersonal reúne un conjunto de ideas que integran los aspectos espirituales y trascendentes de la experiencia humana en el terreno de la psicología aplicada. La recepción de las aportaciones transpersonales dentro de la psicología como disciplina ha sido hasta el momento más bien marginal. Emergiendo del campo de la psicología humanista, ha terminado quedando más bien como una modalidad de psicología popular sin integración ni en lo académico ni tampoco en el ámbito terapéutico. En tres ocasiones distintas, representantes de la corriente humanista intentaron que la Asociación de Psicología Americana (APA) abriera una división específica que aglutinara las aportaciones de la psicología transpersonal, división que no llegó a crearse debido a la ausencia del rigor necesario, al mismo tiempo que por su constante vinculación con movimientos de índole más bien esotérica. Debido a su falta de definición precisa, así como de un marco que regule su práctica, durante las últimas décadas observamos la proliferación de propuestas que, amparándose en la etiqueta de «psicología transpersonal» y presentándola como una vertiente de la psicoterapia, terminan funcionando más bien como una comunidad espiritual o como comunidades alternativas de naturaleza sectaria. Tal es el caso de la Escuela de Arte Terapéutico, de la cual he tenido ocasión de trabajar con antiguos pacientes-alumnos que terminaron siendo devotos de la fundadora de la Escuela.

La Escuela de Arte Terapéutico, fundada por Inmaculada Izquierdo, «sacerdotisa de Isis y Avalon», empezó su actividad en torno a 2004, a través de un centro denominado “Centro Zadis, Instituto de Ciencias Energéticas y Naturales” en la ciudad de Barcelona; aunque, más tarde, el centro pasaría a llamarse “La Nueva Conciencia” e incluso también “Instituto Transpersonal”, centros que con el tiempo darían paso a la actual “Escuela de Arte Terapéutico”.

En la publicidad que todavía puede encontrarse del mencionado centro Zadis, podemos comprobar que su fundadora se presentaba ya entonces como una persona inquieta y buscadora, “mis estudios de Filosofía y Psicología, despertaron unas nuevas inquietudes en mi…que me llevaron a diplomarme en psicoterapia y psicología transpersonal”. Si bien la fundadora de la Escuela no está colegiada (cosa que sería esperable si dispone de una licenciatura y ejerce), lo que si sabemos es que en un momento de su vida se marcha “a Cuba…donde me abrieron las puertas al mundo esotérico…estudios e investigaciones me condujeron a la Universidad de Florida, donde realicé un máster en Parapsicología”. Como después veremos, esta supuesta «Universidad de Florida» es una de las múltiples existentes con un funcionamiento claramente fraudulento que expenden diplomas caseros sin validez alguna; de hecho, previo pago se obtienen los diplomas que se deseen.

Como es habitual en este tipo de fundadores, describe tal incursión en la «parapsicología» como el resultado de una crisis personal que según la historia que construye de si misma adquiere el valor de experiencia transformadora que la conduce a autocalificarse a si misma como «terapeuta» , “la muerte de mi padre, fue un dolor tan inmenso, una gran culpabilidad…con solo 24 años, me di cuenta de cuántas veces me había fragmentado…cuando tomé conciencia que la psicología no me sanaba, era una anestesia, un conformarse…mi dolor seguía latente…me decepcioné de la psicología”. Al parecer, según ella misma, es a partir de ese momento que se desencanta con la carrera que asegura estaba cursando, “mis estudios son puertas que me han abierto el camino…forman parte de la mujer que soy hoy…me educaron potenciando que tuviera estudios, pero hoy considero que el conocimiento en si mismo no es gran cosa…los estudios deben ir acompañados de algo más profundo…estudié filosofía por accidente, mi padre tenía previsto Derecho…pero yo no sintonizaba con ello…utilicé entonces la única herramienta que podía, un matrimonio precoz…aquel irracional error es uno de los hechos que más agradezco. Mi alma, desde su sabiduría me estaba llevado a mi propia vocación…hoy sé que la primera vez que mi alma se anteponía a mi razón”.

Para justificar que no terminara sus estudios o que se terminara decantando hacia actividades fundamentalmente charlatanescas, la fundadora reitera que siempre fue una persona especialmente sensible y con un alma sabia que la condujo a una suerte de iluminación personal.  Y, en el contexto de esa crisis personal y matrimonial, “fue el psicoanálisis lo que me acercó por esas causalidades a un libro magnífico de Jung…todo empezaba despejarse…decidí dejar a Freud y tomar a Jung, luego llegaron Maslow, otros…lo transpersonal…volví a creer en Dios, volví a encontrarme con Jesús y toda la energía mariana cuando mi padre murió…todo tenía un sentido…también Einstein me ayudó a entender el orden matemático del universo, entré en la comprensión de que todo es perfecto… Max Planck y el creador de la física cuántica, fue su obra la que me permitió serenarme…yo que siempre me había considerado de letras».

En cualquiera de los casos, y como resultado de tal crisis personal, la fundadora de la Escuela indica que abandonaría los estudios que, según ella misma, estaba cursando en Filosofía o Psicología, para marcharse a Miami (aunque, en otros lugares, se referirá haber marchado a Cuba), “estaba en tercero de Psicología, me di cuenta que estaba haciendo el tonto…nada era lo que me estaban contando, Freud me cayó al suelo…empecé a darme cuenta que había un inconsciente colectivo, una memoria…empecé a averiguar donde se estudiaba ese tipo de psicología y me fui a Miami, donde inicié los estudios”. Es llamativo que todo este tipo de fundadores que se construyen a si mismos aparezca de forma regular la referencia a sus supuestos conocimientos de psicoanálisis o de la física cuántica, fruto de algunas lecturas indiscriminadas o vulgarizadas; y, de forma igualmente constante, cuando este tipo de fundadores aseguran haber accedido a tales conocimientos, se dan cuenta de que están por encima o que han descubierto algo todavía mucho más profundo y revelador, lo que les lleva a desecharlo todo y construir su propia propuesta fruto de un collage de corta y pega.

A partir de ese momento, sabremos que la fundadora de la Escuela empieza entonces a decantarse cada vez más hacia el esoterismo, “[entonces] al ver que muchos traumas actuales podían provenir de otras vidas, me interesé por la terapia regresiva y las vidas pasadas”. Por ello, y “tras conectar con mi reencarnación de manera profunda”, terminó orientándose hacia la parapsicología y el esoterismo, “me formé con Emilio Santisteban y Juan Antonio López Benedí, obtuve la diplomatura en la escuela de Brian Weiss y mi formación con el Dr. José Luís Cabouli”; adicionalmente, asegura que se formó también en “sanación chamánica” con Foster Perry. Más adelante revisaremos estas referencias formativas, que se presentan como criterio de bondad de su propuesta.

En todo este periplo, la fundadora de la Escuela reitera en diferentes lugares haber estudiado Filosofía y Psicología, “pienso que a la psicología transpersonal llegas desde un punto de vista de tu vida en que ya no crees en nada. Mi padre murió y no lo entendí…llegué a la psicología totalmente fría. Mental. Intentando averiguar, desde un enfado y rabia. Si algo me devolvió la psicología transpersonal, fue una conexión, y gracias al entendimiento de los campos y niveles, me di cuenta de la importancia del ego en nuestra vida. Fui madre joven, hice las dos carreras que tengo entre lactancia y lactancia…en las dos universidades en las que estuve”.

Como resultado de ese viaje a Miami y Cuba, le sobrevendrá una transformación personal trascendental, en sus propias palabras, “[en Cuba] descubrí otra manera de vivir diferente…lo que me ayudó fue encontrar el valor del corazón…tienes que llegar a un punto de tu vida…es un vivir o morir…no sé a dónde me lleva, pero sé que lo que tengo ahora no me sirve, es un no ante lo que hay…dejas esa corriente, te empuja a hacerlo…tenía 3 niños, sola, sin ayudas a mi alrededor, y aún así lo hice…era algo que me empujaba y me empujaba, es un regalo poder sentirlo. Es vencer el campo racional”. En el contexto de su incursión en el mundo esotérico, la fundadora indica que “me hicieron entender que yo había nacido para vivir unos desafíos y que esos desafíos estaban aquí…esto me ha traído muchas situaciones incómodas, muchas críticas, estados realmente grises, pero forman parte del desafío…cuanto menos gustaba, yo sentía que mejor lo hacía”.

Sobre esa base, pasa a designarse a si misma como “terapeuta transpersonal”, describiendo su tarea en los siguientes términos: “dedico mi vida a la investigación de la terapia transpersonal y su aplicación terapéutica, ejerciendo también como docente de una nueva generación de Terapeutas del Alma”. Con esa misión, pondría en marcha el mencionado Centro Zadis, ostentando su dirección, ofreciendo cursos y formación de “terapeutas”, sin ninguna habilitación sanitaria para tal efecto, “[el centro] se dedica al estudio, investigación y formación de terapeutas en las áreas de psicología transpersonal, energética y medicina natural”. La misión que se asigna ella misma es la de «formar una nueva generación de Terapeutas del Alma».

En su publicidad, mencionaba entonces que el centro Zadis tenía el respaldo del Instituto Transpersonal Icent, impulsado por otro autoproclamado “terapeuta”, y en donde la misma fundadora desarrollará numerosas actividades en calidad de “psicóloga transpersonal”. En ambos lugares, tanto en el centro Zadis como en el Instituto Transpersonal Icent, podemos observar nuevamente que se presentaba como “[poseedora] de estudios de Filosofía y Psicología”, aunque se detallan otras titulaciones, entre ellas “diplomada en psicoterapia…diplomada en psicología transpersonal…máster en parapsicología por la Universidad de Florida…con formación en terapia regresiva”. La ubicación del mencionado Instituto Icent, se encontraba en la calle Sepúlveda 96 entlo. 2ª, una dirección que ha sido la principal ubicación de múltiples centros fraudulentos interconectados a la denominada “Open University of Advanced Sciences” (OUAS). En este contexto, y habiendo obtenido algunos diplomas fraudulentos, empieza a ofertar cursos varios avalados por la misma Open University of Advanced Sciences. En la actualidad, continúa ofreciendo sus cursos y un último año de “Máster” (sin validez legal alguna) en “psicología transpersonal”, si bien la conexión con la OUAS ya no aparece de forma explícita.

La actividad inicial desplegada por la fundadora de esta Escuela se basaba en ofrecer cursos con un futuro acceso a una convalidación pretendidamente universitaria en el contexto de la ya mencionada Open University of Advanced Sciences. La Open University of Advanced Sciences es una corporación nacional con fines de lucro que se constituyó en 1999 en el estado de Florida. La actividad principal de la OUAS es la expedición de títulos falsos que distribuyen entre practicantes de terapias alternativas, parapsicología, y demás actividades afines. La cuestión de la expedición de diplomas falsos es un problema de larga data en los Estados Unidos, donde han proliferado las fábricas de expedición de pretendidos títulos universitarios, cuya finalidad principal de su estafa es la ganancia económica. Una de las características distintivas de estos diplomas, es que el comprador puede escoger el nombre de la especialidad e incluso la fecha en la cual uno supuestamente se habría titulado.

La trayectoria curricular de la fundadora de la Escuela de Arte Terapéutico está sustancialmente vinculada a esta pretendida universidad, al igual que los cursos que ofertaba desde el pasado 2004 -hasta aproximadamente el 2012-, se anunciaban también con la indicación de estar avalados por la falsa universidad descrita. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para que continuara sosteniendo desempeñar la actividad profesional de psicología e incluso de psicoterapia, más concretamente “psicoterapia transpersonal”, definiéndose como “psicóloga transpersonal” o “psicoterapeuta” y trabajando, entre otros, con una amplia gama de problemas e incluso de trastornos psicológicos, “en el centro encontrarás diversos tipos de terapias para resolver: ansiedad, baja autoestima, depresión, estrés, obesidad, bloqueos, fobias, inestabilidad emocional y un largo etcétera”.

El desarrollo de la Escuela de Arte Terapéutico

Después de esta primera etapa, pondrá en marcha su Escuela de Arte Terapéutico, inventándose además un sistema que asegura ser novedoso al que denomina “Danzarte©”; en sus propias palabras, se trata de “una metodología registrada…una herramienta completa donde la alquimia es la base de la autosanación”. En otros lugares, describirá su sistema “Danzarte” como “una formación innovadora, revolucionaria…la Escuela de Arte Terapéutico no es una escuela de baile, es una escuela de vida y Danzarte, el sendero al ADN estelar”.

Este sistema pretendidamente terapéutico -vía para “el sendero al ADN estelar”-, no es más que un collage poco novedoso de elementos esotéricos y espiritualistas de corte new age tomados de diversas fuentes, sin citar la mayoría de las veces su procedencia. En este punto en el que inventa su sistema Danzarte©, continúa insistiendo en disponer de estudios de psicología y filosofía, estudios que le habrían llevado a crear esta “nueva herramienta revolucionaria”, ya que asegura estar “diplomada en filosofía, psicología transpersonal, metafísica… enfoca todas estas corrientes en crear su propia metodología, unificándolo, nace “La escenificación interna”, creando Danzarte©”.

El cambio de designación parece responder a críticas recibidas en esos años en relación a su proceder, tanto desde la supuesta «formación de terapeutas», como también algunas actividades que se realizaron públicas que comportaron cierta controversia, como sucedió el pasado 2011 en Segur de Calafell, cuando el Ayuntamiento promovió una actividad en la que se hablaba de chamanismo, contactar con los muertos o “caminar por la senda transpersonal”, en el contexto de una ermita y con el soporte de concejales del PP, que quedaron en evidencia al aparecer en un video que se colgó en YouTube y que posteriormente fue rápidamente retirado. Si bien se negó que se fumara ninguna sustancia dentro del recinto y en el contexto de esa actividad chamánica, lo cierto es que las imágenes del video difundido muestran lo contrario.

La finalidad de la Escuela de Arte Terapéutico, en palabras de su misma fundadora, “es acercar, mediante el arte, a una nueva manera de terapia donde el Ego (o personalidad) se eduque a no querer, ni ambicionar saber desde el raciocinio, sino que de permiso a que las memorias celulares vayan abriendo el nuevo camino, donde cada individuo por si mismo pueda tomar su propio conocimiento”. Y es que, de acuerdo a la misma fundadora de la Escuela, “la psicología transpersonal…es llegar más allá de la mente racional…uno acude a terapia cuando no puedes afrontar algo solo en la vida…en psicología clínica podemos afrontar una parte de la situación, la parte óptica…pero las cosas nunca son lo que parecen…permite un abordaje mayor, va más allá de la personalidad, representa poder llegar al origen de la causa de dicho síntoma o disfunción…aprende a discernir…nos permite disolver cualquier enquistamiento emocional”.

En concreto, las herramientas “terapéuticas” que utiliza la mencionada fundadora de la Escuela son las siguientes: “relajación, meditación, control mental, bioenergética, constelaciones, chamanismo, regresión a vidas pasadas y una unión entre todas ellas al que llamo Escenificación Interna, todo eso hecho un poquito a mi manera…la psicología busca un cambio conductual, la terapia transpersonal busca la conexión con el Ser”.

Dentro de esta manera de presentar la terapia transpersonal, intenta otorgar, además, un barniz de pretendida profesionalidad a su práctica pseudoterapéutica, afirmando que “me formé con Emilio Santisteban y Juan Antonio López Benedí, obtuve la diplomatura en la escuela de Brian Weiss y mi formación con el Dr. José Luís Cabouli”; adicionalmente, también se formó en “sanación chamánica” con Foster Perry.

En relación a sus fuentes de formación, -que, en definitiva, son las únicas que menciona de modo explícito-, es comprobable que todas ellas parten del evangelismo de corte sectario, de un esoterismo manido e incluso de pretendidas terapias de corte new age, alguna de ellas no exentas de riesgos para la salud. En relación al Sr. Benedí como pretendida fuente de autoridad formativa, cabe decir que éste se presentaba como el director general del Instituto de Educación en Valores, centro sin trascendencia alguna que se enmarca dentro la así llamada Embajada Mundial de Activistas por la Paz Mundial, una entidad con un nombre grandilocuente impulsada por el difunto William Soto Santiago el pasado 2012 en Argentina, una entidad descrita como una secta por los mismos sectores evangélicos de donde emergió. William Soto se auto describía a si mismo como “el ángel del Señor”, tomando sus doctrinas de la corriente branhamista basada en la sanación por la fe, conformando una iglesia de tipo neo pentecostal en torno a su persona y sus enseñanzas, con un claro tinte apocalíptico; sus seguidores lo describieron con los mismos atributos que la Biblia reserva para el mismo Jesucristo, convencidos que fue una persona ungida para revelar el futuro de la Humanidad. Dentro de este contexto, el Sr. Juan Antonio López Benedí -que parece ser el único integrante del mencionado Instituto en Educación de Valores-, se dedica entre otras cosas a ofrecer servicios de “regresión”, “coaching” y “desbloqueo emocional”, evidentemente, sin formación sanitaria alguna que lo habilite a tal efecto.

En relación a las restantes fuentes formativas mencionadas como estímulo para el desarrollo de su Escuela, menciona también al argentino José Luís Cabouli, un médico cirujano que abandonó la profesión para pasar a ser un nuevo converso de la así llamada “terapia de regresión a vidas pasadas”, una práctica netamente esotérica sin validación técnica alguna que, además, ha mostrado efectos adversos o incluso posibles respuestas iatrogénicas entre sus clientes. Diversas asociaciones profesionales de médicos han mostrado públicamente su rechazo de tales propuestas en diversas ocasiones, como por ejemplo la misma Asociación Médica Argentina.

La promotora de la Escuela de Arte Terapéutico menciona también entre sus credenciales curriculares, “haber obtenido la diplomatura Brian Weiss”, un médico psiquiatra que en un momento de su carrera aseguró que podía llevar a cabo “regresiones a vidas pasadas” a través de la hipnosis a sus pacientes, sin ninguna evidencia que avale sus hipótesis, lo que no le ha impedido vender miles y miles de copias de sus libros y realizar lucrativos seminarios de “formación de terapeutas en vidas pasadas”. La fundadora de la Escuela se refiere a la “diplomatura” obtenida de su formación con el mencionado Brian Weiss, si bien conviene aclarar que tales diplomas no tienen validez oficial alguna. Finalmente, y en cuanto a Foster Perry, otra de sus referencias curriculares, nos encontramos, nuevamente, ante un autoproclamado chamán que pone en práctica todo tipo de prácticas sanadoras sin contraste alguno, promocionándolas para todo tipo de situaciones o complicaciones vitales, a la par que ofreciendo cursos online para aprender el chamanismo.

Junto a estas pretendidas fuentes de autoridad en su formación, y centrándonos en su propuesta terapéutica, lo cierto es que, tras haber revisado diversas bases de datos de publicaciones que abordan la psicología transpersonal, no ha sido posible encontrar ninguna referencia sobre la pretendida efectividad de la terapia impulsada por la Escuela de Arte Terapéutico, ni mucho menos sobre Danzarte© ni menos aún sobre su fundadora.

La fundadora de la Escuela emitirá un comunicado en su perfil de Facebook el pasado 30 de marzo de 2016 en donde aclaraba, a raíz de algunas críticas de personas que habían pasado por sus “cursos de formación de terapeutas”, lo siguiente: “debido a la demanda sobre la formación de <Terapeuta transpersonal>, como directora de esta Escuela hago un comunicado público. La Escuela de Arte Terapéutico no imparte la formación de <Terapeuta Transpersonal>, sería absurdo después de las definiciones hechas sobre aquello que es ser un «Terapeuta Transpersonal»… ya que es la propia vida quien te otorga este «título»…  Hay una formación en «Psicología Transpersonal», donde se «aprende a recordar lo que es vivir en la encarnación mas allá de la personalidad», y así poder aplicarlo en cualquier área de la vida, seas médico, panadero, arquitecto, abogado, peluquero etc… en definitiva es «desaprender, para aprender a diseñar un nuevo modelo de vida, donde el ego se va rindiendo al alma»… Hay formaciones que entregan distintas «herramientas» para poder aplicarlas primero en «uno mismo» y una vez logrado «dedicarte»(si ese es el propósito de tu vida, no una ambición económica) a ser «terapeuta, que significa acompañar» a otras personas a través de la técnica o modelo elegido, en un camino que primero «Tu» has recorrido, el cual profundiza y bucea «mas allá de la personalidad»…Esas formaciones SI se imparten en La Escuela de Arte Terapéutico!!!!. Todos los formadores son primeramente Psicólogos Transpersonales, título que no «existe» oficialmente, pero que lo tienen ya que se han diseñado a través de un nuevo modelo de vida, su ejemplo es su título.. y enseñan a «recordar» a través de técnicas o herramientas elegidas.

Es decir, que inicialmente aseguraba estar formando «Terapeutas del Alma» para, más tarde, y para esquivar las reclamaciones que recibió, asegurar que en realidad su Escuela «no forma terapeutas» y que en cualquier de los casos, autodesignarse como «terapeuta» es algo que otorga la Vida. Lo que no quita que ofrezca sus «formaciones, que se concretan en: Terapeuta en Bionergética, Terapeuta de Vidas Pasadas, Terapeuta a través de la Numerología, Terapeuta a través de «Danzarte» (Danzaterapia), Terapeuta desde la «Escenificación Interna» (Constelaciones), Terapeuta desde las Esencias y reiki egipcio, Terapeuta en Psicología Transpersonal Canina.

En un mensaje cuanto menos confuso, se reitera nuevamente en que todos los formadores de la Escuela son “psicólogos”, aunque al mismo tiempo indica que no existe tal formación en “terapia transpersonal”, a la par que extiende su sistema de “psicología transpersonal” a los perros; y es que, como menciona en su propio espacio de Facebook a fecha 28 de junio de 2016, “debido a la gran aceptación que tuvo, ya estamos organizando con la residencia canina Los Valles una próxima conferencia, en la que se hablará concretamente de la Psicología Transpersonal Canina, formación creada por Inmaculada Izquierdo, directora y fundadora de la Escuela de Arte Terapéutico, un método nuevo, innovador, que hará que descubras todo lo que tu perro habla de ti, de lo que no ves de ti mismo”.

De hecho, existe una residencia canina que no sólo ofrece un “curso formativo en educación canina transpersonal”, sino que también funciona, según mi experiencia en el trabajo con varios ex miembros de la mencionada Escuela, como polo de atracción para reclutar a potenciales participantes para las actividades de la Escuela de Arte Terapéutico.

En este mismo contexto de mensajes confusos con respecto a la naturaleza de la actividad que desarrolla, la propia fundadora de la Escuela de Arte Terapéutico termina reconociendo en su mismo espacio de Facebook, a fecha 30 de marzo de 2016, que en realidad su propuesta no está avalada más que por ella misma, “ante un momento donde tristemente hay mas «terapeutas» que «pacientes» , o que «cualquiera» se denomina terapeuta, personas que «amamos» de verdad esta profesión, ya que lamentablemente lo «oficial» no nos avala, somos nosotros los que debemos poner «seriedad» ante lo que está sucediendo«. En su discurso, se erige como aval de seriedad en un terreno que describe como “mercantilista” y “falso”, y en donde tan sólo ella hace una propuesta transpersonal “auténtica”.

La actividad de la Escuela de Arte Terapéutico

A medida que se profundiza en la terapia y las enseñanzas de la Escuela de Arte Terapéutico, resulta evidente que bajo una fraseología new age, y bajo el señuelo del «despertar espiritual», se incide en la ruptura con la propia familia como elemento que supuestamente limitaría la evolución transpersonal, en sus propias palabras “primero hay que entrar al lugar donde esa parte de nosotros está protegida, castigada…lo importante es saber qué nos ha llevado a eso, para eso tendríamos que rebobinar, para saber qué entendemos por vida…todos tenemos una voz de dentro que dice quién eres tú y qué has venido a hacer aquí, pero ni tan siquiera yo te reconozco de lo alejado que estás de ti mismo…es un crecimiento emocional no desarrollado, lo vamos anestesiando, somos mamíferos racionales…vamos anestesiando las vivencias, es como una pérdida de la memoria…tengo que rescatarme…el problema es la desconexión…lo primero es salir de esos reinos falsos, muchos de ellos son legados de nuestros padres…así el niño es aislado de su camino de crecimientoes ese loco que está dentro de nosotros…igual hemos tenido una infancia que hemos sido víctimas y no ha beneficiado nuestro sistema energético y hoy actuamos como verdugos…el miedo se apodera de nosotros y el amor se aleja de nosotros, y entonces solo quedan ecos de cuidado lo que te va a pasar…nos alejamos de los seres divinos que somos”.

El trabajo que se propone en la Escuela es “atravesar las barreras”, en el sentido que todo aquello que era la persona antes de entrar en contacto con la Escuela deberá ser sobrepasado porque son “límites que esclavizan”, lo cual implica a la práctica alejarse de amistades, relaciones familiares, hobbies o aspiraciones vitales, porque  “son un criterio anclado, son barreras de la mente, creencias que nos limitan y nos esclavizan…son la separación entre la personalidad y el alma…de generaciones anteriores o incluso de vidas pasadas…todos los límites de la mente racional”.

Dentro de una jerga pseudoespiritual bastante manida, la fundadora de la Escuela  describe de este modo su función, sanar la enfermedad transmitida generacionalmente: “un psicoterapeuta transpersonal unifica el trabajo de la persona, une el ego y el alma…la sanación se obtiene cuando se conecta el alma con los cuerpos físicos, enfermamos por esa desconexión de conciencia, acontece lo que se llama enfermedad… y con la psicoterapia trabajamos los cuerpos físicos y los cuerpos superiores”. De hecho, y en relación a las enfermedades, bajo el criterio de la fundadora de la Escuela no tienen nada que ver con el cuerpo, las enfermedades nunca tienen el origen en el cuerpo físico. Enfermedad significa malestar. Mal-estar, ¿dónde estás mal?”.

En relación a las enfermedades, y a propósito del COVID-19, la fundadora de la Escuela de Arte Terapéutico sostenía que estamos “viviendo en Matrix”, a la vez que toda la campaña de alerta sanitaria sería “un aprovecharse de la falta de conocimiento de la población”, indicando a sus seguidores que se es libre de “prostituirse aceptando la inyección”, en un contexto global en donde según ella “es una oportunidad para dejar de ser un clon de todo el sistema familiar o social”. En sus palabras, “este mundo se está desmoronando, esta Matrix que está cayendo a pedazos…este parque de atracciones donde teníamos todo y estábamos esclavizados…ahora todo es más visual…ahora es el momento de decir, <vamos a crear esto>…es fácil sentarse a escuchar la TV y creerse todo lo que dicen…también podemos escuchar otro tipo de noticias, las que dicen que nada de esto es cierto, que no hay que pincharse”.

En esta misma línea, insistió en considerar la alerta sanitaria como una campaña de “mentiras”, “porque todo ha sido siempre desde el dinero, desde la materia, tener título, posesiones, tener éxito…hoy es un momento maravilloso…lo que se está haciendo con la humanidad es terrible, se aprovechan de falta de conocimiento, de ignorancia…si te quieres prostituir, poner lo que sea en tu cuerpo para no perder nada de lo que esa feria, de lo que ese circo te daba…pues adelante. La ignorancia no puede ser una excusa. Es ver que las cosas no encajan, que no hay coherencia. ¿Cómo puede ser que te quedes con una versión? Es miedo a perder una vida que no valía ya un carajo, que solo era un tenderete con pantallas de falsedades y manipulaciones políticas, económicas, médicas y religiosas”.

Adicionalmente, consideraba que las cifras que se dieron sobre los fallecimientos por COVID-19 no fueron como para generar una alerta, “llevamos ya 40 días encerrados…ese pánico social es más terrible que lo que ha traído el virus, que en definitiva han muerto 179.000 tampoco podemos hablar de un número exagerado …todo este montaje de que todos tenemos que estar encerrados”.  Es más, la misma fundadora de la Escuela aclara su posición para no quedar “rodeada de zombies”, “yo hace años que no vivo en una ciudad, no tienes oxígeno para lidiar con el león que tienes dentro…quien se quiera quedar en la ciudad, allá ellos, rodeado de zombies”. Por lo tanto, para la fundadora de la Escuela de Arte Terapéutico, esta es una oportunidad inigualable para dejar de ser un “clon” y sentir que uno es “la divinidad”, “¿crees que es normal que me tenga que pinchar para poder viajar? Pues hay gente que lo hace…al menos por fin podré sentir que soy un dios y que el mundo será a imagen y semejanza de lo que soy, es una oportunidad para dejar de ser un clon de todo un sistema familiar o social”.

Finalmente, y en relación a las medidas sanitarias ante la extensión del COVID-19, fueron descritas como “un daño a la psique o un chantaje emocional”, de manera que “para poder sentir que de verdad quieras que esto caiga [la “Matrix” en la que supuestamente vivimos adormecidos], debe haber algo dentro de ti que conecte con lo superior, tiene que haber muerto una parte de tu ego, desaparecido toda la toxicidad emocional y mental que te tenía cautivado a toda esa feria, a toda esa Matrix…el daño a la psique, es un chantaje emocional, es una tortura, dejará de serlo cuando tú digas basta”.

La actividad esencial de la fundadora es construir un grupo en torno a su persona, en una tarea supuestamente trascendente, donde se vaya a trabajar «el ego», aunque todos deban acoplarse al ego de la fundadora, “esta Escuela tiene su «templo», un lugar al que yo llamo «mi casa» desde hace 17 años, mi «hogar» espiritual, donde me encontré con la «Diosa», la energía femenina que alcanzó mi corazón… Justo ahí, inicié hace unos años una aventura, sin expectativas ni intereses que marcaran tiempo ni duración… una aventura sin mas intención que lograr alrededor de una «rueda» que un grupo de almas conectáramos con nuestra esencia a través de los 7 rayos…. No alcancé a imaginar la fuerza que podíamos despertar… la rueda dio vueltas, unos salieron, otros entraron y así ha sido hasta el momento de hoy».

La fundadora de la Escuela describe de este modo la puesta en marcha de su Escuela, “esta Escuela que llegué a fundar es para todo tipo de personas. Lo importante es licenciarte en lo que tú eres. Que tu título vaya más allá de lo que una Universidad dice, o lo que un grupo de gente dice…que tú lo tengas porque eres la primera en accionarlo, en vivirlo y transmitirlo…cuando vas con ese estandarte por tu vida, el control ya no es tan necesario. Y salir del control, es salud”. La fundadora se presenta como la única que ayudará a ese “despertar”, a que “salga la loba” o a “conectar con la diosa”, con la finalidad de constituir un grupo de mujeres “que bailen la danza de las diosas» [Danzarte©, se sobreentiende].

En diversos puntos de los documentos revisados, es posible apreciar que su discurso se dirige primordialmente a las mujeres, “aquella que sueña y os invita a bailar con la diosa, os aguardo en un entorno hermoso, cristalino, transparente, cobijada por una cueva, la matriz sagrada (voz evocadora) donde jugaremos con la luna y sus rostros integrándola en nuestro vientre para iniciar los rituales de magia con la colaboración de líos seres elementales. Recordaremos el poder del tarot y todas las posibilidades que nos abren sus puertas. Encontrar el corazón de una mujer sabia (la imagen de Inmaculada Izquierdo se proyecta de fondo)…la que conoce la fuerza del circulo de hermandad e inicia el movimiento junto a todos los elementos de la danza de las diosas”.

En ese proceso de transformación, la fundadora anticipa que habrá oposición por parte de aquellos que están fuera del círculo de la Escuela, al mismo tiempo que la paciente-devota deberá estar alerta para “no caer en las trampas del ego”, es decir, atenta a no dejarse influir por otras personas que no sean aquellas que conforman la Escuela, particularmente la familia o los amigos, “cuando una mujer habla con la luna: sabe que el pasado no regresa. Es una puerta cerrada que jamás se abrirá. No ha sido fácil llegar hasta aquí, con lo cual no intentes convencerla desde recuerdos nostálgicos que viven como destellos de emociones que un día la hicieron sentir. No la acorrales usando las debilidades que un día, entre tus brazos te confesó…cuando una mujer ha alcanzado hablar con la luna, tiene su «loba interna» fusionada a su corazón y esta sabe bien como y cuando debe utilizar sus sentidos para no caer en trampas de egos que quieren conseguir bajar su vibración”.

Es más, ese proceso de transformación que acontecerá en la Escuela, no sólo se acompañará de las críticas externas -motivo por el cual será importante que la propia pareja asista a las actividades de la Escuela, con el temor inculcado conforme a que aquellos que no hacen esa transformación serán personas que obstaculizarán «el despertar espiritual»-, sino que también se describe como un proceso necesario que habrá que resistir para no desviarse del camino que marca la Escuela, “una mujer, cuando ya habla con la luna, se sostendrá en la corriente y avanzará a través de sus propias resistencias, miedos y criterios. Late ante la emoción de entrar en el corazón de la noche, atravesarla y encontrarse con la esfera de la Diosa…No quieras moldearla a tu gusto, ni convertirla en la mujer que tu crees debería ser, no te confíes ni la consideres indecisa, ella te sorprenderá, sus cambios de decisión pueden ser repentinos, y llevarte a la locura. Con el tiempo descubrirás que no es una mujer común, nunca olvides que es una mujer que ya habla con la luna… ha debido llenarse de valor para cortar entre lágrimas abrazadas de apego el resto de un cordón umbilical que su madre no alcanzó a cortar, se ha desprendido del molde generacional donde unas mujeres siguen a las otras y como buena Guerrera de la Diosa se reinventa para hacerse cada día a si misma, sabiendo que hoy no es la de ayer, ni la que será mañana… Se reverencia a su tribu, como una mujer libre de cargas generacionales y se impulsa hacia delante como portadora de una sabiduría ancestral. Una mujer cuando ya habla con la Luna, convierte a las mujeres de su tribu en sabias, honrándolas, transformando los errores en enseñanzas nutridas de amor incondicional”.

Ese estado de apartamiento y desconexión de los demás, se describe de manera ideal la vinculación a la Escuela de Arte Terapéutico como “una tribu” en donde la transformación será posible, “si ha sido madre en la tierra, una mujer que habla con la luna unirá su loba y su pantera para guiar a sus cachorros, les dará de comer con su pico de águila, los abrigará con su piel, enseñándoles en el invierno la hoguera de la mujer búfalo blanco, preparándolos para que estos puedan abrir sus alas en el firmamento, cortará con sus garras el cordón umbilical, enseñándoles el camino del cordón de plata. Llorará en silencio el desapego, acariciará sus caídas, lamerá sus heridas, sabiendo que es desde ahí donde ellos algún día hablaran con la luna, sabrá cuando apartarse, aunque ellos sientan que es abandono y mientras, les soplará sin que la vean el aire propicio para girar su rumbo. Nunca suplicará a un hombre que los alimente, ni mendigará el cariño y la presencia”.

De hecho, en todo este contexto, la única vía válida es la que propone la Escuela, basada en una “terapia a vidas pasadas”, el único camino que llevará a la “sanación”, en sus palabras, “el único camino es el silencio, salirse de un sistema viviendo en él…somos portadores de una herencia generacional…el origen de toda sanación diría que solamente está en la terapia regresiva, en la capacidad de poder reconectarte, de alcanzar un nivel en donde todas las memorias que necesiten abrirse en el aquí ya hora de tu vida, se abran”.

Este proceso de transformación tiene dos tiempos. La idea básica de la propuesta de la Escuela es que deben romperse con todos los condicionamientos familiares y sociales, como un primer movimiento para el “despertar espiritual”, o en sus palabras, “tiene que haber un crack que vaya rompiendo con todos los condicionamientos y todas esas ideas que han quedado tatuadas”.

El primero de ellos, deriva de todas las “cargas” que provienen de la familia y la sociedad, que deben “atravesarse”, de forma que “…nuestra primera gestación, las influencias de nuestras familias, las cargas emocionales de nuestros padres…nos podemos pasar la vida quejándonos, porque a lo mejor es que nos gusta. La imposibilidad es la resignación y el fracaso. La monotonía es el cáncer emocional, es el aburrimiento. Esa monotonía nos da la trampa de la seguridad, una falsa seguridad. Eso nos lleva a controlarlo todo”.

El segundo tiempo tiene que ver con un “nuevo nacimiento”, que se dará en la Escuela, “la segunda gestación es posible, solo debes de amar. Eso que tú quieres que sea. Y poner toda tu energía ahí. Y vivir para eso”. Y es que, de acuerdo a la Sra. Izquierdo, “una vez tuve un sueño, era montar una Escuela. No quería una escuela de <hala, una promoción, dos años y otra promoción>…no, no, no…ni tan siquiera para montar una fábrica de terapeutas…ahora todo el mundo es terapeuta. Para nada: aquí nacemos todos para algo. Tan grande es ser panadero como presidente, no se mide desde categorías, jerarquías o rangos…es ese lugar para ti que nadie lo va a ocupar”. En definitiva, la Escuela posibilitará “un nuevo nacimiento” y es el lugar en donde se entenderá el propósito de la vida, remarcando la necesidad de formar parte del grupo.

Bajo la promesa de transformar a la mujer en sacerdotisa, la mencionada “terapeuta” se refiere a la importancia de “hacer grupo”, de estar “unidas en la Escuela”, una nueva “hermandad” que se promueve como una aventura rompedora, como se observa en alguno de sus videos, en donde podemos escuchar que “[para ser sacerdotisa] no sólo se necesitaba conocimiento, también estaba la tarea de dominar cada elemento un por uno… La alianza de las mujeres es la aportación que debemos hacer en la Nueva Tierra, para unir a hombres y mujeres a una Nueva Conciencia… Hallar de nuevo la amiga, la hermana que nos tiende la mano en un camino de crecimiento espiritual. Y juntas recordar el conocimiento de otras vidas, la memoria a de una abre la memoria de la otra. Así empieza la vivencia de una conciencia colectiva, la unión de las almas va más allá de la voluntad de la mente, es una intención interna que nos lleva a un lugar en un momento en el tiempo donde otras almas acuden también a la cita (se ve a una pareja en una pequeña embarcación a la aventura). Allí empieza la hermandad, dejamos de ser un nombre de personalidad y pasamos a recordar la esencia del espíritu (imágenes new age de fondo). Lo que nos conecta con la Luz, reconocernos desde esa luz es entrar en el mundo de la maga y de los sueños, donde el espíritu encarnado juega a una experiencia humana. Las mujeres unidas a otras nos inspiramos para mostrar el arte de nuestra creación (imágenes intercaladas donde se ve a la protagonista que va entrar en la gran hermandad de la diosa en su canoa)…El espejo mas transparente es poderse ver el los ojos de otra mujer…volvamos a la hermandad y oigamos de nuevo el latir del femenino en la tierra”.

Nuevamente, el iniciado en esta transformación, deberá resistir y pasar pruebas, para “salir del control” (familiar y social), porque “salir del control, es salud. Sales de una energía terrible que se llama MIEDO. Y dices: quizá hoy es el principio de todo, porque me he vuelto a hacer a mi misma de otra manera. Primero el entorno se enfada mucho, porque formábamos parte de un castillito. Y si tú haces eso le harás daño a mamá o a no sé quién. Esto existe. Al principio, se enfadan. Pero os puedo asegurar que una vez que lo hace uno, los otros quieren eso también. Yo no quería una Escuela para que la gente viniera a aprender: quería una Escuela para enseñar a recordar lo que tú ya sabes que tienes en ti. Ya lo sabías, pero nadie te escuchó”.

En toda esta tarea de formar un grupo en torno a su persona que le rinda culto, la fundadora de la Escuela se vale también de una de sus hijas que, a la sazón, funciona como «terapeuta», preparando y filtrando a aquellas pacientes que «podrán dar el salto» o que según criterios nunca explicitados pasarán a participar de las actividades de la Escuela, reservadas a aquellos que «están preparados». El recorrido habitual es atraer a la persona, bien a través de la residencia canina en donde desarrollan actividades, o bien a través de la mencionada terapia con la hija, para que se involucre cada vez más en actividades de grupo de terapia, dirigiendo sus vidas para que escojan trabajos o actividades que estén en sintonía con lo que se espera desde la Escuela, llenando a los pacientes-alumnos de actividades que no dejan mucho espacio para pensar, debiendo consultar todos sus pensamientos y decisiones con la terapeuta para que les indique si están en el correcto camino de desarrollo espiritual y estimulando la distancia con la familia porque entienden que es un lastre para el desarrollo espiritual que promueve la Escuela. Fruto de todo este control sobre los comportamientos, las relaciones, los pensamientos y las emociones, los alumnos convertidos ahora en iniciados terminan cada vez más dependientes y sintiendo que cualquier persona externa a la Escuela es potencialmente «contaminante» (esencialmente, la familia) y no ayudará al desarrollo espiritual «porque querrán volverte a meter en Matrix», “sus energías pueden interferir con el trabajo de la Escuela” o “pueden boicotear tu trabajo”.

Finalmente, indicar que si bien los centros iniciales constituidos por la fundadora esta Escuela tenían su sede en Barcelona -en la mencionada calle Sepúlveda-, a partir de la constitución de la Escuela de Arte Terapéutico trasladó su sede a Irlanda -para mayor beneficio fiscal-, realizando actividades regulares en Glastonbury (Reino Unido) y de forma itinerante en diferentes centros esotéricos y alternativos en algunas provincias de España. Asimismo, y desde el período de pandemia,  el grupo ha empezado a organizarse de forma estable en Portugal;  tan sólo aquellos que “han roto el cordón umbilical con la familia”, están preparados para “dar el salto” a la convivencia conjunta en Portugal con la fundadora, una oportunidad que tan sólo unos pocos «escogidos» podrán disfrutar (si dieron muestras suficientes de obediencia, sumisión y ruptura con la familia).

Y es que a los adherentes se les mantiene continuamente enganchados a la Escuela bajo la promesa de alcanzar ese estado de realización espiritual que pasa por llegar a formar parte del núcleo más cercano a la fundadora y con una convivencia comunitaria que se presenta como el modelo de vida ideal a alcanzar. De esta manera, la Escuela, que empezó como un centro fraudulento de pretendidas terapias, parece haber evolucionado hacia el funcionamiento característico de una secta, en donde se rinde culto a su fundadora, se adoctrina en un pensamiento de grupo cerrado, se estimula el aislamiento y la desconexión afectiva con personas externas al grupo, se fomenta una identificación completa con el programa de la Escuela (y cualquier posible crítica se vive como un ataque personal), se tensionan las relaciones familiares hasta el punto de la ruptura y se exige una entrega que es excesiva y extenuante, pudiendo desembocar tal compromiso en respuestas una importante dependencia, reacciones de angustia, alteraciones anímicas, distorsión de la propia identidad o reacciones psicosomáticas como respuesta a un estrés continuado.