Recientemente, una entidad americana que defiende la educación en la evolución dentro de las escuelas públicas, recogía los hechos ocurridos con un profesor de Historia de una universidad de California cuando fue denunciado por uno de sus estudiantes de «promover continuamente actitudes hostiles hacia los cristianos en clase y anteponer la irreligiosidad a la religión, violando así la Primera Enmienda». El estudiante que lo denunció aportó como pruebas grabaciones que había realizado en clase del profesor; en su denuncia, afirmaba que habían más de veinte ocasiones así en las grabaciones.

En un juicio del pasado año 2009, el juez del caso que ha generado numerosas réplicas encontró tan sólo la afirmación «el creacionismo es una superstición sin sentido» como elemento que violaba la cláusula religiosa» de la Primera Enmienda y por tanto era inconstitucional. No obstante, en una nueva vuelta judicial, esta vez a mediados de agosto de este año, el Noveno Circuito de la Corte de Apelaciones, se revocó tal decisión, concluyendo que:

«de cara a abordar temas polémicos como la religión, los profesores deben ser sensibles a las creencias personales de sus alumnos y tener cuidado en no abusar de su posición de autoridad […] pero los profesores también deben tener libertad de acción para desafiar a los estudiantes a cultivar su espíritu crítico y desarrollar sus capacidades analíticas. Este equilibrio es difícil de lograr y debemos tener cuidado de no poner freno a la libertad intelectual mediante la imposición de restricciones dogmáticas que impidan que los profesores puedan adoptar los métodos pedagógicos que consideren más efectivos […] En algún momento, los comentarios de un profesor sobre la religión pueden cruzar la línea y llegar al nivel de hostilidad inconstitucional. Pero sin ningún tipo de casuística que ilumine la «débilmente percibida […] línea de demarcación» entre la discusión lícita o ilícita sobre la religión en una clase universitaria de historia, no podemos concluir que un profesor sensato que estuviera en la piel de Corbett hubiera podido saber que sus acciones pudieran considerarse inconstitucionales».

Por su parte, Robert Tyler, abogado de Abogados por la Fe & Libertad en representación del estudiante que lanzó la demanda, dijo que pedirá a la Corte de Apelaciones que reconsidere su decisión [se supone que en pleno, es decir, con once los jueces del Circuito de la Audiencia de Apelación]. El abogado también dijo que pedirá a la Corte Suprema de los EE.UU. revisar el caso si el Tribunal de Apelación no cambia de decisión.