El presidente de Rusia Vladimir Putin,afirmó durante una reunión este jueves en la región sureste de Samara, que el gobierno ruso debería endurecer las leyes orientadas a combatir la proliferación de sectas. Putin afirmó que «los grupos religiosos totalitarios representan una amenaza para la sociedad […] no sólo buscan cazar más almas, sino también sus propiedades».

Uno de los participantes en la reunión pidió a Putin aumentar la presión sobre estas sectas. También sugirió la creación de una base de datos de estos grupos, que se pondría a disposición de los ministerios regionales de educación y las escuelas.

De hecho, a principios de este año, fue descubierta una secta musulmana que se había recluido en Tatarstan; más de 70 personas -entre ellas 27 niños- habían pasado una década viviendo en una catacumba de ocho niveles, sin acceso a la educación, la sanidad o la luz del día.

En 2007, una historia similar saltó a los medios en la región de Penza sorprendiendo a todo el país: casi 30 adeptos a una secta cavaron un refugio, abastecido con comida, pasando varios meses esperando el Apocalipsis, que se esperaba en mayo de 2008.

Putin señaló a los asistentes que a menudo ha escuchado quejas similares acerca de diversas sectas durante sus visitas a distintas regiones de Rusia. Putin respondió al asistente que le espetó para un mayor endurecimiento de la legislación, que «se multiplican todo tipo de chozas donde se realizan rituales poco claros. O personas que pasan a vivir bajo tierra. Es un problema, estoy de acuerdo con usted», añadiendo que se comprometería a abordar el problema.