Siddha Yoga, movimiento sectario de base hinduista fundado por Swami Muktananda, dispone de un centro en la ciudad de Tel Aviv dirigido por el naturópata Itamar Oren (también conocido como Sage Narada). Según informaciones aparecidas en el medio Ha’aretz, Sage Narada entró en Siddha Yoga en torno a 1970 de la mano de su entonces esposa Nurit Ilan, a la edad de 65 años.
Sage Narada se presenta como maestro espiritual de Siddha Yoga y como un «ser iluminado». Según el registro de asociaciones de Israel, y de acuerdo con los balances del pasado 2008, el número de personas inscritas en las asociación rondaría los 60, habiendo obtenido beneficios «de fuentes desconocidas» de en torno a 51.000€. A lo largo de estos años, los adeptos de Sage Narada han abierto también centros en Mysore (India) y en Los Ángeles (EE.UU.).
Los miembros se adhieren a una dieta estricta y a una rutina diaria que pasa por meditaciones y cantos por la mañana en alabanza del gurú, escuchar las charlas de Muktananda y Narada al menos tres veces por semana y se comprometen a realizar «servicios» para el grupo (limpieza del loca, etc.). Asimismo, parte del compromiso con el grupo comporta también «donar» el 10% de los ingresos al centro.
Hace un par de años, Sage Narada vivía en en Ganei Tikva en una casa con al menos diez seguidores (en su mayoría, mujeres) comprometidos en darle todos los cuidados necesarios (limpiar su casa, prepararle la comida, etc.). Diversos testimonios israelitas aparecidos recientemente apuntan a que el gurú controla hasta los mínimos aspectos de la vida diaria de sus miembros y muchos de los adeptos terminan rompiendo con sus familias para dedicarse por completo a Siddha Yoga.
Matti Lieblich, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, se ha interesado recientemente por el estudio de las personas que entran en sectas. En relación al gurú Narada, indica que ejerce un control absoluto y destructivo sobre la vida de sus adeptos, a la vez que remarca que la mayoría de sus seguidores son personas inteligentes y sin problemas previos. Lo que ha observado este investigador es que en su mayoría, los seguidores son personas con inquietudes existenciales. Por su parte, Ben Menashe, portavoz de una asociación isralí que ayuda a personas que estuvieron en sectas, ha indicado que los miembros muestran problemas a la salida, tanto de tipo psicológico como económico.