En los últimos meses, varias personas se pusieron en contacto para explicar su experiencia con André Biry, creador de una fraudulenta «escuela de psicoanálisis», así como de su actividad actual tras haber huido de la justicia francesa. André Biry nació en Colmar (Alsacia, Francia) en 1967 y fundó el “psicoanálisis objetialista” con tan sólo 19 años, estudios medios y sin titulación alguna. Según su propio relato, entonces hizo una “psicoterapia” personal (se desconoce si era tal y durante cuánto tiempo se alargó, si es que existió), siendo esta única experiencia la que sentaría las bases de su posterior “ciencia”. De este modo, sin preparación alguna, a los 20 años de edad abriría un «gabinete de psicoanálisis”.
Aseguró haber descubierto el «psicoanálisis molecular», gracias al cual supuestamente sería capaz de «leer el inconsciente de las personas, sin importar que estén vivas o muertas». Se afirma de su persona que «realmente Andre Biry es capaz de LEER el inconsciente de cualquier persona en el mundo sin tener necesidad de verla. Esa capacidad extraordinaria le permite tener puntos de vista absolutamente acertados sobre los enfoques que cada uno puede tener de la vida para obtener de ella toda su esencia. Según Andre Biry la vida es mágica porque el proceso de fe que consiste en seguir sus intuiciones dentro el marco del respeto de la libertad de cada uno y dentro la capacidad de seguir su propia verdad».
Según se puso en evidencia en el juicio al que se vería expuesto años más tarde por diversos delitos, los pacientes a los que “trataba” terminaban por ser amigos o amantes, pasando a a constituir un grupo cohesionado en torno a él que funcionaba como una secta. El desvío fue en aumento con el paso de los años y a sus 22 años cree haber descubierto una “teoría revolucionaria” en torno al dinero y la seguridad bancaria; su teoría se traducía en pedir el dinero y todos sus bienes a los alumnos, explicando que todo eso sería de utilidad para financiar su «famosa» Escuela. Un espacio web dedicado a Biry -probablemente escrito por él mismo y con algunas expresiones llamativas- sostiene que el grupo pudo llegar a alcanzar unos 200 seguidores, aunque quizá fueran menos.
Con 23 años, aparece en un programa televisivo de entrevistas muy conocido por invitar a personas con identidades en conflicto al mismo plató (por ejemplo, homosexuales y sacerdotes, judíos y nazis, etc.); en el transcurso del programa, Biry afirma haber recibido «un don de Dios», pudiendo curar el cáncer o el SIDA. Cesa su actividad de “psicoanalista” y se consagra a la realización de su primer libro, “La Psychanalyse Objectialiste ou la Vie de Dieu”, compuesto en gran parte por testimonios de sus seguidores impresos a su nombre. Su libro empieza con autofelicitaciones «por el descubrimiento del psicoanálisis objetalista, es una ciencia exacta, es el descubrimiento del funcionamiento del ser humano» (p.31). Se trata de una amalgama indiscriminada de afirmaciones compatibles con un funcionamiento megalomaníaco en donde termina por afirmar que él mismo es Dios»si todo lo que digo se cumple, me digo que si alguien hubiera descendido a la tierra por la vía real no lo habría hecho mejor que yo; habría uniformizado a los individuos y, en tal caso, ya no habría seres humanos, sino uniformes. Eso es imposible. Por lo tanto, forzosamente soy Dios».
A partir de este momento, los diferentes trabajos son realizados por sus seguidores, que crean a demanda de Biry la “Escuela Internacional de Psicoanálisis y de Pedagogía Objetialista”. Biry consideraba el psicoanálisis, la medicina y las ciencias en general, como “ciencias ignorantes de mis conocimientos”, por lo que instituye su “ciencia exacta” y asegura al 100% los resultados. A la par, pone en marcha empresas paralelas como la Academie de Recherche de l’Equilibre Individuel par la Communication (AREC) y se hace con diversas propiedades gracias a sus alumnos-pacientes.
El secreto profesional no existía para nada, de modo que los seguidores escuchaban las «terapias» en curso. Todo era compartido en grupo y la mínima desviación de la reglamentación conducía a la desvalorización de esa persona ante los demás. Tras la acusación de alguno de sus seguidores por estafa y abuso de confianza, Biry fue arrestado y condenado a dos penas de cinco años de prisión (una en Bergerac en 1991, otra en Mulhouse en 1997) y a indemnizar a sus víctimas. No obstante, no llegaría a cumplirlas por darse a la fuga y haber desaparecido de Francia con siete millones de francos obtenidos por manipulación de sus «alumnos-pacientes».
Por su parte Biry siempre ha desmentido tales acusaciones y como puede leerse en el espacio web dedicado a su persona, «la justicia con la complicidad de la prensa ha sido el eco del inconsciente popular a saber encontrar el pretexto para aniquilar a quien se atreve decir verdades, ser sumamente humanista y con una capacidad infinita al entendimiento».
De acuerdo con las informaciones que nos han aportado, Biry salió de Francia pasando por España, donde estaría pocos meses antes de marchar hacia Latinoamérica con la ayuda de algunos adeptos fieles no sin antes desviar el dinero obtenido de la explotación de sus «pacientes-adeptos» hacia cuentas en Suiza. Pasó una temporada en Buenos Aires (Argentina), envuelto en negocios fraudulentos para más tarde marchar hacia el Perú y Colombia. En Perú, suplantaría la identidad de Sebastián de Rivero Durand, hecho éste que fue descubierto más tarde al comprobarse ciertas estafas a nivel económico a través de una supuesta empresa de hipotecas, abriéndose así el pasado 2006 una causa legal por «delitos contra la fe pública».
Debido a los problemas que ya empezaba a tener con alguna de las personas estafadas, André Biry se dirige hacia la ciudad de Leticia (Colombia) y más tarde a Panamá, donde tomará contacto con un nuevo socio en para sus «iniciativas empresariales», en este caso una empresa que supuestamente vende franquicias de marcas importantes. En paralelo, constituye junto a su nuevo socio una empresa, la Corporación ANDIEM, S.A. legalmente constituida en julio de 2005 en Barranquilla (Colombia) (número de ficha: 500048). Poco después de desplaza a Cartagena (Colombia) en donde adquiere una propiedad en el Condominio Mar Abierto; de su estancia en Colombia, aprovecha para abrir una sucursal de la empresa panameña con el mismo nombre en Barranquilla (Colombia). De las mencionadas empresas, ni se conoce su actividad (supuestamente se dedicarían al papel) ni sus balances económicos. Junto a estas empresas fantasmas, y junto a otra seguidora, abrirían igualmente una inmobiliaria virtual de la que tampoco se conoce su actividad aunque haya movido pisos y propiedades adquiridas por Biry para blanquear dinero.
En estas actividades, utiliza sistemáticamente el nombre de André Lucien Joseph Biry, excepto cuando suplanta la identidad en Perú. Mediante todas estas empresas fantasma, se dedica a convencer a posibles inversores. Uno de ellos, Commerce & Bussines, interpondrá denuncia ante la Fiscalía General de la Nación (Bogotá, Colombia) en contra de André Lucien Joseph Biry el pasado 23 de diciembre de 2009, por delitos de injurias, calumnias y lesiones personales En la denuncia, se solicita «decretar los embargos pertinentes de bienes inmuebles existentes en el territorio nacional, así como también las cuentas bancarias de su propiedad y/o terceros que se vean involucrados» (Radicación: 0003526). De hecho, una notificación posterior, solicita la reclusión en un centro penitenciario de André Biry por los delitos anteriormente mencionados. Desde el 13 de diciembre de 2009 su cédula de extranjería está vencida y su documentación retenida en la Embajada de Colombia, por lo que el Ministerio de Extranjería le reclama legalmente.
La actividad principal de André Biry tras su salida de Francia parece haber transitado por caminos basados en el engaño, la suplantación de identidad, adquisición de propiedades de modo fraudulento y la explotación personal y económica de sus víctimas. Entre los delitos que actualmente se le imputan desde Perú y Colombia figuran el engaño, la estafa, suplantación de identidad, falsedad en documentos públicos y privados, robo, calumnias y lesiones personales.