Charles White, que mantiene el muy recomendable sitio web The Thoughtful Catholic, escribió recientemente un artículo en Pacific Daily News acerca de la preocupación que ha despertado en la isla norteamericana de Guam la creciente expansión del Camino Neocatecumenal.
La controversia se ha levantado desde que el mismo arzobispo Anthony Apuron señalara que todo hombre que busca la ordenación en Guam «debería caminar por un tiempo en El Camino». En contraposición, diferentes sacerdotes locales se están quejando acerca del favoritismo por parte del arzobispo, debido a que los sacerdotes y seminaristas neocatecumenales obtienen mayores prerrogativas y un trato de favor.
Se ha dado el caso de un sacerdote, el padre Paul Gofigan, que constantemente se negó a permitir la entrada de El Camino en su parroquia, habiendo sido expulsado finalmente de su propia parroquia. Ese caso está en apelación en Roma.
Por todo ello, numerosas personas en Guam señalan que el arzobispo está bajo el control de la dirección de El Camino Neocatecumenal y que no vela adecuadamente por los intereses de sus feligreses. White recuerda que hace un par de años, y a petición del Camino, el arzobispo propuso transferir la propiedad del seminario en el pueblo de Yona (Guam) a una organización sin fines de lucro controladas por el Camino (propiedad que estimaciones conservadoras fijas en unos 35 millones de dólares). Cuando aparecieron objeciones a tal operación, se destituyeron a diversas personas del consejo de finanzas, siendo reemplazado por otras que se mostraran más afines a tal operación económica.
Por otro lado, el mismo White señala que se han dado muchas ocasiones en las que los seminaristas y sacerdotes de otros países, así como al menos un profesor de seminario, han exhibido una arrogancia hacia la cultura indígena de Guam, por ejemplo, ridiculizando a la práctica local de orar por los muertos.
El Camino, un movimiento encuadrado dentro de la Iglesia Católica, inició su andadura en los años 60 en España, habiéndose extendido en la actualidad por todo el mundo. En sus más de cincuenta años de existencia, le ha acompañado siempre la crítica por parte de personas religiosas y no religiosas. El foco del problema gira en torno a comportamientos que son característicos de una secta, como por ejemplo:
– Los adherentes llaman a su movimiento «el Camino» y el artículo definido «El» no parece ser casualidad, porque una y otra vez, su práctica pastoral sugiere que ellos creen que no hay otra manera de vivir la fe cristiana.
– Los miembros del Camino Neocatecumenal practican su fe de una manera que los separa en gran parte de otras iglesias. Por ejemplo, se celebra la misa cada sábado por la noche, en lugar de asistir a las misas parroquiales normales. Si bien insisten en que estas Misas están abiertas a todo el mundo, en la práctica, no es así.
– Hay un claro culto a la personalidad del fundador, «Kiko» Argüello. Toda la música y el arte utilizados en el culto por los miembros de El Camino, está compuesta por su fundador, al igual que gran parte o la mayoría de los muebles litúrgicos, aunque en relación a sus producciones pictóricas la gran mayoría de ellas no sean más que plagio sin mención de sus orígenes.
– La enseñanza Neocatecumenal se encuentra en 13 volúmenes -la «Dirección de la Catequesis»- pero estos documentos no se han hecho públicos y son bastante difíciles de encontrar. La mayoría de los miembros del Camino nunca los han visto.
– Unos dos años después de unirse al movimiento, los miembros que aspiran a pasar a una etapa superior se someten a un primer «escrutinio», donde se ven obligados a compartir sus más profundos / secretos / pecados públicamente con su comunidad. Uno o dos años más tarde, los miembros se someten a otro «escrutinio», donde son sometidos a una crítica acerca de todos los pecados o faltas cometidas en el pasado. A continuación, se ven obligados a hacer un «acto concreto» para mostrar su devoción a Cristo (un acto que implica regalar joyas caras, la tierra, coches u otros bienes materiales).
Otros aspectos que son de especial interés, y sobre la base de los criterios que propone REGAIN, una conocida asociación que ayuda a personas afectadas negativamente por movimientos católicos, son lo siguientes:
– El grupo está preocupado por la incorporación de nuevos miembros.
– El grupo está preocupado por ganar dinero; de hecho, la «Nueva Estética» de Kiko es toda una fuente de ingresos.
– No se tolera o se desalienta el cuestionamiento, la duda o la disidencia. La tarea del catecúmeno es escuchar. Las preguntas no están bien y no se les dedica tiempo en las sesiones de catequesis.
– El liderazgo dicta -a veces en gran detalle-cómo deben pensar, actuar y sentir sus seguidores. Por ejemplo, los miembros deben obtener el permiso de sus superiores para cambiar de trabajo o casarse; o los líderes locales pueden prescribir qué tipo de ropa llevar, dónde vivir o cómo enseñar a los niños. Igualmente, se alienta a los miembros a que se casen con «hijas de Israel», esto es, con mujeres vinculadas al movimiento.
– El grupo es elitista, reclamando un estatus especial, exaltado por sí mismo, sus líderes y miembros.
– El grupo muestra una mentalidad polarizada «nosotros contra ellos», que tiende a causar conflicto con la sociedad en general u otras paroquias.
– El liderazgo tiende a inducir sentimientos de culpa en los miembros con el fin de controlarlos. Los catequistas ejercen una presión increíble en aquellos que desean salir, afirmando que su salvación está en riesgo. La subordinación de los miembros al grupo lleva a que corten los lazos con la familia, los amigos o las propias metas personales que eran de interés antes de unirse al grupo.
– Se espera que los miembros dediquen enormes cantidades de tiempo al grupo. Al mismo tiempo, van siendo alentados a que vivan o tan solo se relacionen con personas de la Comunidad.