La Ciencia Cristiana, movimiento fundado en 1879 en Boston por Mary Baker Eddy bajo el nombre de Iglesia de Cristo, Científico, había escrito que aquel que se acercara a un médico por sus problemas, «aceptaba la derrota espiritual». Muchos miembros han tenido en el pasado problemas legales debido a esta negativa por parte del movimiento a solicitar ayudá médica.

Recientemente, el movimiento ha iniciado una campaña en la que redefinen sus métodos como complementarios a los tratamientos convencionales y ya no como sustitutivos a un tratamiento médico convencional e incluso a tratamientos alternativos como la homeopatía. De hecho, este movimiento parece relacionarse con cierta estrategia encaminada a convecer a los poderes públicos que los «tratamientos» que suministra la iglesia serían coadyuvantes de un tatamiento oficial y que en este sentido deberían quedar cubiertos por las compañías de salud americanas.

No obstante, los libros que siguen manejando definen la sanación de la Ciencia Cristiana como incompatible con tratamientos convencionales, argumentando que la sanación que ellos realizan se basa en una forma de oración trascendente que busca realinear al paciente con Dios.

Según recoge el New York Times, la iglesia dice públicamente que los miembros son libres de escoger el tratamiento que deseen, pero el testimonio de ex miembros apunta a que quien escoge tratamientos que no sean la sanación practicada por la Ciencia Cristiana se ven expuestos al ostracismo.

En el pasado, al menos una cincuentena de miembros de la iglesia fueron procesados por el delito de negligencia médica al no procurar a los menores de edad el tratamiento necesario. Entre los ochenta y noventa, una media docena de miembros fueron condenados por no haber asistido médicamente a los menores de edad cuyas vidas podrían haberse salvado si se hubiera permitido el acceso a un tratamiento médico.