Hace cuatro años, Steven Hartung era el líder de un grupo neonazi en Turingia, un Estado federal en el centro de Alemania, organizando manifestaciones y otras acciones políticas para promover la ideología de extrema derecha. Entonces, defendía el pluralismo étnico -una visión de apoyo para justificar la separación étnica o racial-, creyendo que era la única manera de tratar «las enfermedades de la sociedad». En sus años de neonazi, se vio involucrad19o en constantes peleas callejeras contra los «enemigos» de la ideología. De hecho, reconoce que «cada persona en nuestro grupo estaba involucrada en actos de violencia hacia otras personas. En la extrema derecha, la violencia es una parte muy importante de la ideología».
Pero hoy en día, Hartung ya no es un neonazi según recogía recientemente el medio judío-estadounidense The Forward. Él es una de los cerca de 500 personas que han abandonado la escena de la extrema derecha en Alemania con la ayuda de Exit-Deutschland, una organización que apoya a las personas que quieren liberarse de la extrema derecha y empezar una nueva vida. Las actividades para la salida incluyen servicios de asesoramiento para las personas, así como campañas de sensibilización sobre el tema.
De acuerdo con los datos ofrecidos por la Oficina Federal de Protección de la Constitución, se estima que existen unas 21.700 personas con puntos de vista de extrema derecha en Alemania y alrededor del 40% estarían dispuestos a utilizar cualquier tipo de violencia para promover su ideología. Fabian Wichmann, uno de los asesores de la organización, dijo que entre los que deciden abandonar los grupos de extrema derecha, algunos pueden llegar a desconectar sin problemas, mientras que para otros puede convertirse en un proceso muy complejo. En sus palabras, «es necesario discutir [con la persona que está saliendo] cuál era el significado de la ideología, cuál era su objetivo y cuál es su objetivo ahora […] tenemos que reconstruir una nueva identidad, una identidad nueva que pueda mirar hacia delante de forma positiva».
Wichmann dijo que el primer paso para las personas que optan por salir de los grupos de extrema derecha es cortar de inmediato todos los lazos con otros neonazis. El caso de Hartung fue particularmente difícil, porque él había formado parte de grupos neonazis desde joven. A los 13 años, descubrió la ideología neonazi a través de bandas de extrema derecha que utilizan la música para eludir las leyes de Alemania contra la propagación de los símbolos y la propaganda nazi. Dos años más tarde, comenzaría a asistir a las reuniones y manifestaciones de un grupo neonazi, cerca de su ciudad natal. A los 16 años dejó de ir a la escuela secundaria y empezó a trabajar como ayudante de carnicero. Continuó siendo parte de grupos neonazis hasta que tuvo 23 años. Unos meses después de desconectarse del grupo neonazi, Hartung fue entrevistado en la televisión alemana y tras la misma, recibió decenas de mensajes de voz de sus antiguos camaradas expresando su desprecio e incredulidad sobre su deserción de una manera amenazante. Dos días más tarde, vio un anuncio en Facebook en un sitio web neonazi que anunciaba su muerte. Eso le obligó a cambiar de ciudad e iniciar una nueva vida, estudiando filosofía y sociología.
Actualmente, EXIT cuenta con cerca de 35 casos abiertos, habiéndose un nombre por sí mismos en los grupos neonazis desde que empezaran su actividad hace 14 años. Se trata de una organización sin fines de lucro que cuenta con el apoyo de la Fundación Amadeu Antonio -una organización no gubernamental que trabaja para fortalecer la sociedad civil democrática y eliminar la intolerancia y el odio en Alemania-, así como gracias a donaciones privadas y fondos gubernamentales.