Hace seis años, junto a varios colegas del Grupo sobre Derivas Sectarias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC), así como del grupo de investigación Invictus de la Universidad de Barcelona, nos preguntamos cuál es el conocimiento exacto que tienen los profesionales de la psicología de nuestro país acerca de la cuestión de las sectas. Para ello, se planteó un primer estudio exploratorio en el que participaron 1.328 psicólogos españoles, mayoritariamente colegiados, quienes completaron un cuestionario online que estuvo disponible desde noviembre de 2016 hasta septiembre de 2017./we

Gracias a la colaboración de los diferentes colegios profesionales, pudimos obtener unos resultados de interés con una muestra bastante amplia de profesionales de diversos ámbitos de trabajo. En aquella ocasión, exploramos el conocimiento y la posible incidencia de la problemática sectaria sobre las áreas clínica, escolar, jurídica y organizacional.

Del total de la muestra, 1.096 fueron mujeres y 232 hombres, con edades comprendidas entre los 20 y los 77 años (edad media de 39 años). La mayoría informó de haber finalizado estudios de máster y estaban colegiados en un colegio oficial de la psicología de ámbito estatal en el momento de participar en el estudio. Los participantes informaron haberse especializado, mayoritariamente, en los ámbitos de la psicología clínica y de la psicología sanitaria (51,2%), contando con menos de cinco años de ejercicio profesional. Un 30% de los participantes correspondieron al conjunto escolar, jurídico y organizacional, siendo el restante 20% de la muestra licenciados del área de investigación o la docencia.

De los resultados que se obtuvieron, un 49,9% de los participantes indicó no disponer de conocimiento alguno o poco conocimiento acerca del fenómeno, siendo únicamente un 6,4% el que manifestaba tener bastante o mucho conocimiento. Se puso observar también una correlación significativa de intensidad baja entre el conocimiento reportado por los participantes y su edad; en este sentido, los participantes con más de veinte años de experiencia reportaron un conocimiento del fenómeno mayor que el resto de participantes.

En general, los participantes habían recibido poca información acerca del fenómeno sectario, siendo los programas televisivos, Internet y la prensa escrita las principales fuentes de información; estas fuentes fueron valoradas por los mismos participantes como de menor calidad. De hecho, tan solo el 6,1% de los que participaron en el estudio indicaron haber recibido algún tipo formación específica a través de jornadas o cursos de formación especializados, siendo en este contexto donde la información recibida fue valorada como de mayor calidad.

Se examinaron otras cuestiones relacionadas tanto con el conocimiento como con la experiencia profesional directa con este tipo de problemas relacionados con sectas. Cuando se exploraron qué expresiones consideraban como las más adecuadas para describir la dinámica sectaria, los psicólogos respondieron que “manipulación psicológica”, “abuso emocional” y “abuso psicológico”. Por otro lado, las expresiones que, según los profesionales consultados, caracterizarían mejor a los miembros de grupos sectarios serían “vulnerables emocionalmente”, “fácilmente influenciables” y “dependientes interpersonalmente”.

En el estudio que realizamos pretendimos también explorar la experiencia directa de los profesionales de la psicología con casos relacionados con sectas. En general, y pese a las evidentes deficiencias formativas especializadas que detectamos, pudimos observar que aquellos profesionales que habían podido recibir una formación más especializada, se sentían más capaces de lidiar con casos relacionados con sectas.

De un total de 865 profesionales del ámbito de la psicología clínica y sanitaria, 133 manifestaron haber abordado casos relacionados con grupos sectarios en el ámbito clínico. La mayoría de los profesionales que manifestaron haber tenido algún caso relacionado con sectas en sus consultas, informaron que dicho problema fue tratado de forma secundaria y tan solo un 27,8% indicaron que la vinculación con el grupo sectario fue el foco de su intervención. Cabe añadir que, de aquellos 63 profesionales que atendieron a familiares, tan solo un 58,7% atendió a su vez a la persona directamente involucrada en el grupo sectario.

En general, todos los profesionales que participaron en el estudio se centraron en mejorar aspectos de la vida cotidiana de sus pacientes. Comparando los objetivos de aquellos profesionales que intervinieron teniendo en cuenta la vinculación sectaria como problema principal o como problema secundario, los resultados señalan que los primeros se centraron en mayor medida en asegurar la salida del grupo por parte de las personas afectadas, en que superasen las experiencias vividas en el seno del grupo y en que afrontasen determinados síntomas de malestar psicológico.

De 192 profesionales del ámbito educativo o de la intervención social, 31 manifestaron haber detectado casos relacionados con grupos sectarios. Entre estos profesionales, un 38,7% indicó que el problema estuvo relacionado con familiares del alumnado, un 45,2% refirió que se relacionó con el propio alumnado y otro 9,7% indicó que se relacionó con los propios educadores y el equipo directivo de un centro educativo. A juicio de los profesionales que detectaron casos relacionados con grupos sectarios en el contexto educativo, las consecuencias negativas a nivel escolar no fueron consideradas excesivamente graves. Destacaron, como principales problemáticas asociadas a la vinculación con el grupo sectario, el rechazo de determinados contenidos curriculares, así como la integración con los compañeros y la participación en las actividades promovidas por el centro educativo.

Finalmente, de 69 profesionales del ámbito de la psicología jurídica, un total de 13 informaron haber detectado casos relacionados con los grupos sectarios en ámbitos jurídicos. En concreto, 4 en Juzgados de Familia, 7 en Juzgados de lo Penal, 1 en la Fiscalía de Menores y 1 en Instituciones Penitenciarias.

Sobre la base del estudio que realizamos, resultaron evidentes varias cosas. Por un lado, que los profesionales del ámbito de la psicología tienen un bajo nivel de conocimientos acerca del fenómeno sectario. Este resultado no se debe a una falta de interés acerca de la temática, dado que la mayoría de participantes mostraron interés por recibir formación adicional sobre el fenómeno. Además, quedó de manifiesto que, las principales fuentes a partir de las que recibieron información acerca de los grupos sectarios son de carácter divulgativo y no especializado, tales como la televisión, la prensa e Internet.

Otro elemento que destacó fue la escasez de recursos disponibles, algo que puede ser transversal en el ámbito judicial afectando a otras temáticas de igual complejidad. También fue considerada relevante la falta de preparación de abogados y jueces, así como la poca sensibilidad con el tema, aspectos que sí podrían ser abordados a partir de iniciativas formativas y de sensibilización.

Atendiendo a los resultados de este primer estudio de carácter exploratorio, se puso de manifiesto la necesidad de una mayor formación por parte de los profesionales de la psicología de todos los ámbitos. Parece oportuno incorporar un mínimo contenido acerca del fenómeno de los grupos sectarios en la formación básica en Psicología, independientemente del ámbito de especialización que escojan los estudiantes para desarrollar su futura carrera profesional. Este contenido básico podría complementarse con formación más especializada, disponible por ejemplo a través de cursos ofrecidos por los distintos colegios oficiales de la psicología. Asimismo, dada la complejidad y los límites difusos de los grupos sectarios, podría ser oportuno que desde los colegios profesionales se ofrecieran recursos adicionales a sus colegiados, para poder consultarlos si en su práctica profesional perciben detectar un caso relacionado con este fenómeno.

En este sentido, desde hace diez años, se llevan a cabo los Encuentros Nacionales sobre Sectas en diferentes puntos de la geografía española, con el apoyo de los respectivos colegios de psicología locales de cada provincia, como una manera no sólo de juntar en un mismo espacio a familiares, exmiembro y profesionales, sino como también una manera de dotar de conocimientos específicos a los profesionales interesados por esta problemática.

Por otra parte, en este estudio exploratorio que llevamos a cabo, se observó con claridad la importancia de la atención a los familiares, como un aspecto relevante a tener en cuenta en la práctica profesional, ya que muchas veces necesitan ayuda para comprender qué le está sucediendo a su familiar. La experiencia nos muestra que es esencial proveer un espacio de contención y de mentalización para los familiares, y más teniendo en cuenta que la persona vinculada al grupo se muestra reacia a acudir a consulta o distanciada de su familia.

Fruto de mi experiencia de prácticamente tres décadas ayudando a familiares, miembros y exmiembros de sectas, es importante que cuando las personas busquen ayuda, consideren algunas cuestiones. Por ejemplo, es esencial que las personas que preguntan por sectas y otros problemas asociados, se dirijan a un profesional cualificado, preparado desde el punto de vista formativo en el sentido que dispongan de formación en psicopatología e intervenciones terapéuticas, aparte de una experiencia profesional demostrable en el ámbito de las sectas. Las familias deben tener en cuenta que puede haber personas que se presentan a si mismas como conocedoras o especialistas, careciendo de los niveles formativos mínimos exigibles, o bien de la experiencia necesaria. Asimismo, es importante que si cuando solicitan ayuda, el profesional en cuestión no tiene un conocimiento específico, le pidan que supervise el caso con algún especialista.