En estos momentos de pandemia, todos hemos mirado mucho más las pantallas que antes. En ese ir y venir de mirar y remirar, desde hace algunas semanas, me ha llamado la atención la aparición de algunos anuncios en diversas redes sociales que tenían al psicoanálisis como elemento común en sus anuncios. Aquellos que me conocen, saben que desde finales de los noventa me interesa especialmente la cuestión de la apropiación sectaria de la psicoterapia. Y es que, al igual que sucede con cualquier corriente de pensamiento, y como he indicado ya en otros lugares, la psicoterapia o el psicoanálisis en si mismos, pueden ser objeto de un proceso de apropiación sectaria. En esta ocasión, quisiera abordar alguno de estos grupos que van más allá de la simple charlatanería más o menos esotérica -como pudiera ser el caso de la ya descrita Escuela de Integración del Psicoanálisis y el Ocultismo (EDIPO) u otras variantes parecidas como la Fundación de Psicoterapia Psicoanálisis y Orientalismo-, para abordar otras escuelas que, bajo apariencia de un discurso profesional, o incluso contando con profesionales colegiados, se habrían organizado al estilo de una secta o mostrarían comportamientos sectarios en grados diversos.
El primero de estos anuncios que reiteradamente están inundando la red de LinkedIn durante las últimas semanas, tiene que ver con una totalmente desconocida «Academia de Psicoanálisis». Su promotor es el licenciado Guillermo Miatello, quien tras intentar establecer su Academia en la ciudad de Barcelona y después en Valencia (enlace que han eliminado tras la publicación de este artículo, si bien puede encontrarse todavía alguna referencia aquí), finalmente establece su Academia en un co-working de Madrid; en un espacio de co-working, por cierto, que está a nombre de Asimer Group System (una empresa que presta servicios de gestoría administrativa, nada que ver con un centro de formación en psicoanálisis). Este licenciado, es un antiguo colaborador de los Centros Dolto que funcionaron en Argentina y que fueron objeto de una oleada de denuncias por abusos terapéuticos, sexuales, estafa, extorsiones, amenazas y un funcionamiento característico de secta en la provincia de Córdoba (Argentina). El mencionado promotor de la Academia de Psicoanálisis, ante la denuncia que en su momento calificó de «infamias e injurias» y, si bien él mismo, se defendió indicando que tan sólo colaboró en calidad de «franquiciado», indicó en aquél entonces que «la Fundación me ayudó a crecer mucho profesionalmente y yo también ayudé a crecer mucho a la marca». Un alumno aventajado del maestro Marcelo Bazán, psicólogo colegiado al que se le retiró la licencia y que todavía está bajo seguimiento judicial tras haber pagado una fianza, junto con otros siete imputados por delitos graves, como la estafa, la extorsión o el abuso sexual.
Miatello se presenta como psicoanalista y promotor de la así llamada Academia de Psicoanálisis, indicando que la Academia “es la primera institución formadora de psicoanalistas dedicada a la transmisión transferencial del conocimiento psicoanalítico”. No queda del todo claro qué quiere decir con ello, pero en cualquier caso, lo que si es evidente es que es justamente el mismo eslógan que empleaba la Fundación Dolto, que inicialmente funcionaba bajo el nombre de Doxa, luego como Fundación Dolto y actualmente como Academia de Psicoanálisis. De hecho, y si bien el espacio de Facebook se evaporó en el ciberespacio, fue el mismo Miatello quien cambió su nombre de «Fundación Dolto Academia de Psicoanálisis» a simplemente «Academia de Psicoanálisis» el pasado 23 de agosto de 2018, abriendo un nuevo espacio en Internet el pasado 27 de agosto de 2018 y un nuevo espacio de Facebook a fecha 24 de octubre de 2018. Llama entonces la atención que, si bien el mismo sostiene que abandonó tal proyecto al conocer las imputaciones, continúe empleando el mismo eslógan, el mismo modo de proceder en cuanto al modo de operar con su Academia o haya sido él mismo quien hubiera cambiado el nombre en su momento tras saltar el escándalo. De hecho, y aunque este profesional y otros estrechos colaboradores de la Fundación Dolto se defendieron entonces de las denuncias presentadas, atribuyéndolas a “pacientes envidiosos” o incluso a “gente interesada en quedarse el negocio”, lo que dejaron atrás fue una ristra considerable de pacientes dañados y traumatizados por prácticas transgresoras que nada tienen que ver con la psicoterapia ni con el psicoanálisis y que distan mucho de cualquier práctica ética en salud mental. Cuando muchos de los antiguos pacientes de la Fundación Dolto describieron el funcionamiento del centro como una secta, la respuesta de Miatello fue la siguiente: “la secta es una interpretación psicótica de un tratamiento complejo, que es el tratamiento psicoanalítico». Y en cuanto al responsable de la Fundación Dolto, en libertad bajo fianza actualmente, declaró justamente el año pasado en un canal de televisión argentino que «[las denuncias de] los abusos son falsas. La sexualidad en los grupos [de terapia], por supuesto que ha existido, es innegable, la sexualidad es humana. Pero yo nunca he tenido necesidad de acudir a una inducción para conquistar a una mujer: me considero un hombre inteligente y, además, buen mozo».
Ahora, el licenciado Miatello, ha iniciado estudios de psicología en la UNED en España, para intentar abrirse camino en nuestro país. Aunque la cuestión de la publicidad fraudulenta no le frena al promotor de la Academia, ya que alardea de representar a “la Institución capacitadora, formadora y clínica de psicoanálisis más fuerte en el mundo de habla hispana”. Aunque nadie la conozca en ningún medio profesional y aunque él mismo sostenga que «ejerce actualmente bajo criterios de integridad, coherencia y solvencia». Pero esa falsa publicidad va más allá todavía: “[la Academia] está avalada por la Sigmund Freud University, institución reconocida a nivel mundial”, hecho totalmente falso. Es más, el rector mismo de la Sigmund Freud University me aclara que el mencionado Miatello hizo un viaje a esa Universidad, buscando apoyo institucional para el curso que quería ofrecer, pero que eso no es algo que la Universidad Sigmund Freud realice. La impostura del mencionado le lleva a que en su publicidad se refiera a tal aval como algo cierto. Incluso, han llegado a decir, que “los alumnos obtienen un título de especialización en teoría y práctica psicoanalítica expedido por la Sigmund Freud University de Viena”, aspecto éste que ya no mencionan en su publicidad actual (de hecho, tras la publicación de este artículo se han encargado de eliminar de la web cualquier rastro de tal supuesto aval). Junto a este tipo de afirmaciones engañosas, aseguran también que “nuestro cuerpo docente está conformado por prestigiosos profesionales de distintos lugares del mundo”, concretándose tal prestigioso cuerpo docente en tres o cuatro personas formadas en su misma Academia que, como ya he indicado, destacan sobretodo por su absoluta irrelevancia en el ámbito profesional. Aunque, últimamente, intenten a acercarse a profesionales rigurosos para invitarles a sus webinars internacionales y ofrecer así una imagen de profesionalidad y respetabilidad.
El segundo de los grupos que recientemente han atraído mi interés -si bien llevo años asistiendo a personas que pasaron por manos de sus practicantes-, es la denominada Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. Este centro fue puesto en marcha por un médico argentino, que se dice psicoanalista, y que llegó a España en 1976, huyendo de la dictadura argentina, como tantos otros que en aquellos años se movieron hacia España. El así llamado Movimiento Científico Cultural Grupo Cero, como tal, empezó a funcionar en Argentina en torno a 1971. Su fundador aprovechó el movimiento Plataforma, que en su día cuestionaba activamente ciertos modelos de formación, para suscribirse a sus enunciados y obtener así un cierto estatuto de legimitidad. Con su llegada a España, y tras haber pasado por algunos movimientos estudiantiles comunistas, y sin mayor formación psicoanalítica, pone en marcha un proyecto comunal bautizado como Comunidad Carbonero y Sol, que se extendería por algunos años, y en donde los miembros convivían en comunidad, trabajando en conjunto para dar lugar a la creación artística. En junio de 1981, después de 5 años de pretendida práctica psicoanalítica en Madrid, entremezclando el marxismo, el psicoanálisis, la poesía y la pintura, funda la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero, por arte de birlibirloque.
En alguna de sus publicaciones podemos leer lo siguiente:“Oscar Menassa no es un poeta narcisista, sino un poeta prometeico. El poeta narcisista roba el fuego para alumbrar su propio culto. El poeta prometeico roba el fuego para alumbrar la libertad de los demás”. Sin embargo, en la práctica, Menassa parece haber fundado un movimiento que le rinde culto a su persona, considerándole como un gran psicoanalista avanzado a su época, un poeta, pintor, editor, director de cine, cantante … y todo lo que puedan imaginarse, hasta el punto de haber promovido también una clínica dental asociada al Grupo Cero e inclusive un equipo de fútbol, ¡el Club Deportivo Grupo Cero!. Todo es un circuito cerrado que empieza y acaba en el mismo punto: Menassa (o sus familiares directos). Aunque ni sus producciones artísticas han tenido el mínimo eco, ni muchos menos sus escritos pretendidamente psicoanalíticos han trascendido a ningún medio profesional. Como director de cine, sus películas podrían ser englobadas en la serie Z. Como poeta, su cadencia es anti-poética. Y como pintor, poco más que añadir que no salga de lo mediocre. A nivel de grupo, el movimiento Grupo Cero ha ido insularizándose progresivamente con el paso del tiempo, hasta el punto de quedar como un grupo reducido, endogámico y autorreferencial que, bajo el pretexto marxista de la producción en el trabajo, inundan de publicaciones auto editadas y se dedican igualmente a colapsar la Internet de videos y materiales en donde difunden su particular visión del psicoanálisis o el marxismo.
La dimensión de grupo siempre ha sido una de las constantes, hasta el punto que se promueve la convivencia conjunta -al estilo de lo que en su día constituyó el Colectivo Carbonero y Sol-, o se conduce a los pacientes a participar como alumnos en diversas actividades de la escuela o se les convence de la ideoneidad de consumir diversos servicios asociados (dentista, partidos de fútbol, asistencia a recitales poéticos, presentación de cortos o videos, etc.), viéndose inmersos en situaciones que implican múltiples relaciones duales y obligados, finalmente, a sostener económicamente a toda la estructura del Grupo Cero. De este modo, los pacientes son transformados progresivamente en adherentes de la escuela, que deberán contribuir económicamente al sostenimiento de la misma, porque “el invento del Grupo Cero […] es que la gente cuando va creciendo paga por su psicoanálisis, pero a ningún psicoanalista […] tenemos esas funciones sociales que hacen pensar a los imbéciles que somos subvencionados por compañías extranjeras, entidades petroleras” (Charlas-Coloquio con Miguel Óscar Menassa en Buenos Aires, p.24).
Como ya comenté hace un tiempo, si uno rastrea Internet, observa que se han dedicado a infoxicar la red con todo tipo de contenidos, con cientos de miles de páginas orientadas a auto promocionarse sistemáticamente. Nos puede servir de arranque la misma página de su fundador en Wikipedia, eliminada de su base de datos con comentarios de lo más pertinentes para el tema que nos ocupa; también su hermana creó otra página ella misma en Wikipedia, eliminada al igual que la de su hermano, no sólo por irrelevante sino también por ser claramente auto promocional. Lo que dicen los revisores de la entrada relativa al fundador Menassa es bastante aclarador: “se trata de un profesional que hizo muchas cosas pero ninguna con relevancia suficiente: no se destacó ni en el psicoanálisis (sus textos no son objeto de estudio, no ganó ningún premio, no participa en ninguna sociedad científica, no es académico), filmó una película que fue un rotundo fracaso de taquilla, sus libros carecen de trascendencia, su obra poética carece de relevancia, la biografía fue redactada por su familia o el mismo profesional, las fuentes son todas de blogs escritos por el mismo Menassa o sus familiares”. Este párrafo no podría resumir mejor parte de la problemática asociada al Grupo Cero y que, en definitiva, apunta a una dimensión de impostura. Por cierto que, en relación a sus producciones cinematográficas, no llevó nada bien que una de sus películas fuera recibida con un aluvión de críticas por lo pésima que resultó, hasta el punto que incitó a sus adeptos a escribir todas las revisiones positivas que pudieran para dar la imagen pública de que se trataba de una obra maestra incomprendida.
Trabajar (para el Grupo Cero), os hará libres (de la neurosis). Ese podría ser uno de sus eslóganes. Los escasos acólitos que representan al Grupo Cero, trabajan incansablemente para promocionar su Escuela, en la idea conforme “estamos confundidos, somos sociedades confundidas […] el trabajo es lo único que les va a separar de su madre […] no hay otra cosa que te pueda separar de la estupidez y del Estado” (Charlas/Coloquio con Menassa, p.26). Al mismo tiempo, se presenta la pertenencia al Grupo como vital y trascendente, prácticamente salvífica, porque “formarse como psicoanalista es una tarea que muy bien hace a la humanidad” (Charlas-Coloquio con Miguel Óscar Menassa en Buenos Aires, p.7). Por tanto, ya no es que se ofrezca un tratamiento psicoterapéutico, sino que se entra a formar parte de un proyecto de una mayor envergadura que tiene que ver con hacer bien a la humanidad.
Dentro de la dinámica de la escuela, y partiendo de su insularización y aislamiento de otros entornos profesionales, la diferencia de ideas no es bien tolerada, imponiéndose un pensamiento moldeado continuamente por las “grandes aportaciones de Menassa”, a quien evocan e imitan reiteradamente en gestos y tonos de voz. Hay una suerte de pensamiento único basado en su maestro, quien llega a sostener que “cuando el otro se pone a defender ideas, a mí, ahí me dan ganas directamente de matarlo, iría a la policía del Grupo Cero y lo mandaría prisión, porque no puedo entender qué maldad el tipo está tramando […] que vean que si existe la policía del Grupo Cero. A ese que dudó: a la cárcel una semana para que no le haga daño a nadie” (Posición del Inconsciente, p.23).
A este respecto, el Grupo Cero dispone de algunos miembros repartidos por diferentes provincias de España y aunque siempre ha sostenido tener sedes en Brasil o Argentina, lo cierto es que no son operativas y como mucho se trataron de un gabinete aislado. En la ciudad de Barcelona se dio el caso de una curiosa mutación, desde el Grupo Cero a EPBCN, que inició su funcionamiento como un apéndice del Grupo Cero, constituida por un licenciado en matemáticas e informática, que se describe a si mismo como psicoanalista, fruto de su formación en la mencionada Escuela Grupo Cero. La empresa en cuestión -y aunque coloca el logo de centro sanitario en su homepage-, es sobre el papel una sociedad limitada que tiene como objeto social “la compra y venta de equipos informáticos”. El mismo impulsor de este centro de Barcelona se encargó durante muchos años de mantener el espacio web de Grupo Cero.
Su fundador asegura que puso en marcha su proyecto en 1996. Aunque la fecha de constitución como tal es de 1999, bajo el nombre actual, Espacio Psicoanalítico Barcelona, ya que hasta entonces había funcionado como Grupo Cero Barcelona, S.L., aparte de con otras razones sociales ligadas a su fundador según se aprecia en el registro del BORME. Llamativamente, se describe como “una institución independiente de cualquier organismo y sus modalidades particulares”, aunque en realidad es claramente un centro que ha funcionado en la órbita del Grupo Cero. Sus fundadores originales fueron adherentes del mencionado Grupo Cero, aunque desaparecieron de sus presentaciones actuales precisamente en 2005. No sabemos si Menassa le habrá enviado a la policía del Grupo Cero por haberse atrevido a fundar su propio centro. En su página web parecen ser muy rigurosos, por ejemplo: “es incorrecto (y una grave irresponsabilidad) atribuirse las denominaciones de “psicoanalista” o “psicoterapeuta” sin otra calificación que la de haber realizado ciertos estudios con nosotros”. Lo que a simple vista pareciera una medida rigurosa, contrasta abiertamente con el disimulo en cuanto a sus propias presentaciones profesionales. Por ejemplo, el mismo fundador ha eliminado de su extenso currículo cualquier referencia al Grupo Cero; véase, en este sentido, su presentación en 2005, comparándola con su presentación actual, en donde se observa que las referencias al Grupo Cero o bien han sido completamente eliminadas o bien cambiadas por “Escuela de Psicoanálisis Ibiza”, que no es más que otro gabinete asociado al Grupo Cero, y cuya representante principal es también una adherente del mencionado grupo, cuyo funcionamiento arranca el pasado 2004.
El fundador de EPBCN participaba ya en 2003 en este gabinete de Ibiza -renombrado a Escuela de Psicoanálisis de Ibiza, dando un cierto aire de importancia, cuando no deja de ser otro gabinete de una asociada al Grupo Cero– , cuando supuestamente ya había formado EPBCN; aunque, en realidad, estaba como adherente del Grupo Cero, ya que inicia su formación en Grupo Cero justamente en 1991 (lo cual, y si seguimos los cálculos del matemático, arroja la sorprendente cifra de cinco años para crear EPBCN). Por lo que, nuevamente, es altamente probable que su funcionamiento sea el que corresponde con su presencia en Internet, el pasado 2005, teniendo en cuenta además que dentro de las publicaciones del Grupo Cero se alcanza hasta el 2004. También indica que “ha participado en numerosos congresos internacionales de psicoanálisis”, cuando en la práctica las únicas participaciones han sido en congresos ad hoc impartidos por los propios adherentes del Grupo Cero o bien, en la actualidad, en actividades propias de su escuela, a excepción de algún congreso, ahora sí internacional, pero más de matemáticas o informática.
Volviendo a la Escuela del Grupo Cero, la formación de los profesionales se plantea como una lucha basada en el dominio del alumno, tras el cual, vendrá una suerte de transformación total que llevará al paciente-alumno-seguidor a ser un adherente de la Escuela, de tal forma que “al principio, el candidato tendrá que combatir y siempre será vencido. Su aprendizaje tiene que haber sido aprender a caer. Luego, un día habrá una interpretación que lo transforma todo” (Charlas/Coloquio con Menassa, p.7). En cualquiera de los casos, “ningún candidato debe ser escuchado en sus protestas. Si están ahí, es porque lo desean. Se les debe utilizar como candidatos” (Los secretos de un psicoanalista, p.170). O, también, podemos leer, “se debe someter a los candidatos a una fuerte formación, a un psicoanálisis importante, a una práctica permanente del pensamiento” (Los secretos de un psicoanalista, p.168). La cuestión de la utilización y el sometimiento atraviesa muchos de sus escritos, lo que apunta a un estilo de relación particular que se aleja de lo que sería una propuesta terapéutica.
El fundador del Grupo Cero insiste en la idea de grupo, es “imprescindible para crear escuela” (Los secretos de un psicoanalista, p.7). Porque, según él mismo, hay una “diferencia entre grupo y familia: Grupo es una construcción simbólica. Familia es una estructura presimbólica” (Los secretos de un psicoanalista, p.167). Es decir, que se debe dejar atrás a la familia para pasar a formar parte del Grupo Cero de forma progresiva y cada vez más absorbente. Entre sus primeros cursos: la noción de ruptura. Y, como hemos visto, será a través de la producción (trabajo para la Escuela Grupo Cero), lo que permitirá esa evolución. Para ello, los practicantes de la Escuela Grupo Cero estimulan a sus pacientes a participar en sus talleres de poesía, asistir a espectáculos promovidos por el grupo, a participar económicamente en la dinámica de la escuela o a celebrar conjuntamente los aniversarios de sus terapeutas o cualquier otra actividad en donde todos, pacientes y terapeutas, se encuentran. Porque en definitiva están convencidos de haber creado una Escuela sensacional, que tiene que ver con una forma de funcionar grupal: “una vez más, el Grupo Cero intenta demostrar que lo imposible es capaz de materializarse en el calor de una energía inconcebible, la energía grupal, agrandada en esta oportunidad por una de las combinaciones más espectaculares de este siglo: Poesía Psicoanálisis, Pintura, Teatro” (Los secretos de un psicoanalista, p.211).
El grupo, o mejor dicho, sus principales portavoces, pivotan continuamente sobre su fundador, quien se sitúa como “una persona del renacimiento”, si bien se apoya también en algunos familiares para extender sus negocios asociados a la Escuela. El sistema del Grupo Cero es visiblemente piramidal y sus integrantes se mueven continua y exclusivamente como satélites en torno a la órbita Menassa, incluso en momentos de pandemia, como se puede apreciar en alguno de sus videos colgados durante el estado de alerta en donde podemos ver a miembros de su escuela junto al fundador –deberán hacer un esfuerzo para no escuchar el ruido de los reiterados esputos, nada poéticos, lanzados por el mismo Menassa a lo largo del video a la papelera que tiene a su lado-, a la par que se escuchan ruidos de fondo en donde es evidente la actividad de más integrantes del Grupo Cero en ese mismo espacio físico, lo cual contravenía las indicaciones sanitarias en estado de alerta sanitaria.
Menassa ha construido un centro que lo apuntala en un lugar de poder, desde el cual sostiene que “estoy en condiciones de decir que, en el sistema Grupo Cero, todo va a cambiar. La única jerarquía soy yo” (Los secretos de un psicoanalista, p.175). Y del grupo, obtiene un claro beneficio, aunque lo atribuye a que es el grupo quien le pide tal cosa, “estoy a punto de poder lo imposible. […] El grupo quiere para mí, prestigio, dinero, casas, consultas, automóviles, vacaciones, publicaciones, amor, goce. VIVA EL GRUPO” (Los secretos de un psicoanalista, p.139). A partir de ese punto, trabaja para el reclutamiento de más pacientes o estudiantes de carreras de psicología o afines, a través de sus adeptos más fieles, que ya poseen sus propios canales de YouTube, porque “se entiende que […] la única manera de enriquecerse es formar más trabajadores para que más trabajadores produzcan más dinero” (Charlas/Coloquio con Menassa , p.14).
Y es que el Grupo Cero se nutre, entro otros, de profesionales colegiados. No es infrecuente ver sus carteles en las Facultades de Psicología, pero también en otras facultades. O sus carteles por la calle ofertando terapia a bajo coste o psicoanálisis “becado”. Alguno de los miembros del Grupo Cero pusieron en marcha, dentro del Colegio de Psicología de Madrid, un grupo de trabajo sobre psicoanálisis, si bien parece que tal grupo de trabajo ya no está operativo. Mantienen también un convenio el Sindicato Colectivo Profesional de Policía Municipal de Madrid, para ofrecer sus particulares servicios.
El engranaje que ha puesto en marcha en torno a su persona, ha de estar continuamente funcionando, en una suerte de actividad compulsiva de grupo tendente a producir todo tipo de material escrito o audiovisual que colapse las búsquedas en Internet: “tengo que poder poner a trabajar a todo el mundo desde la mañana temprano. Estoy preocupado por los límites cuando la gente del grupo no trabaja todas las horas que deben trabajar. Lo que me queja es una especie de furia infinita” (Los secretos de un psicoanalista, p.149).
Se idolatra la figura del fundador, como un avanzado para su época, a la par que el mismo Menassa estimula continuamente su idealización. El fundador tiene capacidades especiales, de modo que “el pobre Freud hablaba y hablaba, pero nadie le entendía y a Lacan, pobre hombre, si hubiese estado yo delante no hubiese necesitado ni la topología ni la filosofía. Me hubiese explicado todo y lo hubiese entendido todo” (Posición del Inconsciente, p.9). Porque, al parecer, el fundador lleva a cabo una tarea fantástica y única, a contracorriente, y se convertirá en mártir para el grupo, porque “soy un iluminado, moriré en manos de algún crítico” (Los secretos de un psicoanalista, p.73). El mismo Menassa se describe a si mismo como “un soldado místico de las tinieblas” (Los secretos de un psicoanalista, p.166). A momentos, pareciera que reconociera su impostura, “hoy, bajando en el ascensor solo, he pensado (y no sé si llamar pensamiento a esa imaginería en soledad) que de no ser lo que era, sería un mercachifle, una especie de vendedor ambulante, como mi padre” (Los secretos de un psicoanalista, p.97). Pero, en la práctica, sus sueños siempre fueron grandiosos, “un día como todos […] en la calle Princesa, en donde trabajo como médico psicoanalista […] entre hijos y escritos, invadiré toda la península […] el porro que estoy fumando es más grande que un puro cubano … soy un genio, hace poco que estoy en España y tengo material para varios libros (Los secretos de un psicoanalista, p.70). Para alcanzar ese sueño grandioso, tiene que negar su culpa, “[porque] sin culpa sería grandioso, voy tras eso: anular, interpretar, despedazar el sentimiento de culpa para alcanzar algún límite de lo humano que no sugiera lo religioso o lo moral” (Los secretos de un psicoanalista, p.119). Ese sueño grandioso se traduce en estimular la creación de Producciones Cinematográficas Grupo Cero, encargada de producir largometrajes, cortometrajes, videoartes, documentales o videoclips, siempre sobre la base de guiones basados en los libros del fundador. La actriz Antonia San Juan, conocida por su participación en una película de Almodóvar “Todo sobre mi madre” y, recientemente, en la serie televisiva “La que se avecina”, ha estado vinculada a la Escuela desde hace muchos años. De hecho, tan comprometida que junto con el que fuera su esposo, con quien asistía a múltiples actividades públicas del Grupo Cero, anunciaron su matrimonio públicamente en un evento conmemorativo de la Escuela. En este contexto, también realizan sus propios Festivales de Cine, para darle mayor empaque a la cosa, nuevamente a partir de los libros escritos por el fundador. Y también pusieron en marcha Grupo Cero Televisión, que en los últimos años se cambió al canal de Youtube.
Dentro de un registro pretendidamente poético, argumenta su frenesí, presentándose como alguien llamado a la genialidad, pretendiéndose provocativo, “una cantidad de horas sin escribir nada me ponen fuera de mí […] una voz interior me grita, <Menassa, escriba la novela> … leo los diarios, aparece mi nombre varias veces … escribo un poema fenomenal […] escucho la radio […] España se va a la mierda, pienso […] llaman a la puerta, es Gretel […] hoy estás muy dulce, <seguro que no tomaste la medicación> y le toco el culo […] le contestaba, mientras comenzaba a masturbarla […..] me la follo y ella con sus últimas fuerzas me mordía ferozmente el cuello” (Los secretos de un psicoanalista, p.67). O, en otro contexto, se presenta a si mismo de este otro modo, que ya habla por si solo, “la hija de Lacan, días antes de la muerte del viejo, en lugar de leerle mis mejores poemas para que el viejo muriera en la gloria […] estuvo todo el día diciendo a gritos: […] ¿Sabes, papá, lo que no soporto? […] Que los del Grupo Cero se acuestan con dos mujeres a la vez, y, entonces, no entiendo por qué yo […] ¿Qué te pasa? – le dijo Henry circunspecto. – ¿Tú también te lo quieres follar a Menassa? No seas caprichosa, no ves que tu papá se esta muriendo” (Los secretos de un psicoanalista, p.126).
En cuanto a la sexualidad, se estimula bajo el supuesto de que “acostarse siempre con la misma persona, hacer el amor siempre con la misma persona, es un hecho inculto e incivilizado” (Los secretos de un psicoanalista, p.1654). Llamativamente, las mujeres ocupan un importante lugar dentro del Grupo Cero, hecho éste que se argumenta como una muestra de la apertura y avance progresista de su fundador, aunque luego nos encontremos con expresiones como las siguientes: “¿existe una doble moral para las mujeres? […] está mal visto, ¿qué podemos hacer para alcanzar una sexualidad más saludable y libre? […] ella tiene que atravesar un tiempo donde gozar le genere agresividad […] si goza deja de ser virgen y sólo le queda ser ligerita de cascos […] (Diferencias fundamentales, p.33). Dentro de sus escritos, incluso, llega a decir que “para estar enamorada de Menassa hay que ser una fiera […] en el fondo, si los resortes son los de la perversión a mí, más bien, me hubiera tenido que excitar que usted fuera con otras mujeres” (Los secretos de un psicoanalista, p.55).
El dinero, aparte de la sexualidad, es el otro elemento que parece obsesionar tanto a su fundador como a su grupo de acólitos más fieles. En palabras de su mismo fundador: “están los que quieren psicoanalizarse, al lado mío se harán ricos y, algunos, hasta sabios. Y, también, están los que no quieren psicoanalizarse, al lado mío se volverán pobres y, algunos, hasta imbéciles” (Los secretos de un psicoanalista, p.183). O, en otros lugares, nos deja comentarios tan disparatados como el siguiente, “los honorarios hay que aumentarlos todos los años […] me he encontrado con un psicoanalista grande que una vez fue amigo nuestro […] hacía tres años que no subía sus honorarios […] le dije, le estás haciendo haciendo daño […] les aumentó muy poquito, los dos hicieron un brote psicótico” (Charlas/Coloquio con Menassa, p.25). El Grupo Cero pretende extenderse hacia todos los lugares, pero la cuestión del dinero siempre está presente, “hoy es un día histórico para nosotros. Se le han prestado 800.000 pesetas a pagar en dos años a un integrante del grupo. Esta es la semilla primera del futuro Banco Grupo Cero. Un Banco Grupo Cero, qué ilusión, qué ilusión” (Los secretos de un psicoanalista, p.154).
Y es que, Menassa, se considera alguien que está a otro nivel y que, por ejemplo, y en relación a las facultades de psicología, llega a considerar lo siguiente: “yo la Facultad de Psicología la cerraría, los haría bañar a todos […] porque de la Facultad no puedo aprender nada” (Charlas/Coloquio con Menassa, p.32). La Facultad de Psicología, al parecer, contamina y ensucia, hay que bañarse. Pero no sólo mantiene tales actitudes hacia la formación del licenciado en psicología, sino que también desacredita y menosprecia a instituciones profesionales de formación de psicoanalistas, diciendo por ejemplo que “nosotros sabemos que todavía hay escuelas en el mundo que te mandan a psicoanalizarte dos años antes de inscribirte a los cursos, que también a mi me parece una exageración” (Charlas/Coloquio con Menassa p.18); o también “eso sigue pasando ahora, hay escuelas que llaman lacanianas que, si escuchamos lo que dicen nos podemos dar cuenta que no entendieron nada” (Posición del Inconsciente, p.10); e, incluso, “hay integrantes que pertenecen a esas formas caducas [de psicoanálisis] … ellos padecen de Melanie Klein” (Posición del Inconsciente, p.19).
Menassa persigue pasar a la posteridad como un renacentista versado en todo tipo de disciplinas, aunque en el fondo, “de lo que se trata es de construir un mundo nuevo. Ser inmortal es la lectura ingenua” (Charlas/Coloquio con Menassa, p.56). Para ello el trabajo continuo en grupo es fundamental, en tanto que “el movimiento surge incontenible y es todo menos moral. Romper los grupos, fragmentar el imaginario, obtener toda la fuerza del narcisismo para nuestra voz lanzada por los aires” (Los secretos de un psicoanalista, p.131). Para fidelizar más a sus adherentes en esta oleada euforizante, se promete alcanzar la fama, a través de la actividad compulsiva de la escritura, “ustedes ya publican mil, dos mil ejemplares, así que en 30-37 años puede que sean tan famosos como lo es Lacan ahora” (Posición del Inconsciente, p.7). Para ello, hay una estrategia de venta, que pone el foco en el psicoanálisis, cuando más bien se apropian de él en un funcionamiento de grupo sectarizado que como vemos tiene un importante componente comercial; por ejemplo, a propósito de cómo presentar las actividades de la Escuela, “es comercialmente perjudicial lo que tú piensas, es económicamente poco rentable […] porque en este momento a nosotros nos conviene decir que realmente ésto es el psicoanálisis, no el Grupo Cero, que el Grupo Cero es el Grupo Cero porque tiene esa unión con el psicoanálisis” (Posición del Inconsciente, p.17).
En cuanto a la visión que transmite del psicoanálisis el fundador del Grupo Cero es, cuanto menos, patética, véase por ejemplo la siguiente cita: “hoy un psicoanalista me preguntó: – ¿Qué es el psicoanálisis? ¿Para qué sirve el psicoanálisis? ¿Por qué es necesario que los psicoanalistas se psicoanalicen? ¿Cómo se expresa el inconsciente?. – Yo, me tiré dos pedos y eructé” (Los secretos de un psicoanalista, p.155). Menassa tiende a expresarse de este modo ante diversas cuestiones; no sabemos si este lenguaje tan elaborado es lo que llevó a que una desconocida Asociación Internacional de Escritores (IWA) impulsara a Miguel Oscar Menassa como candidato para el Premio Nobel de Literatura para el pasado 2010. Su representante, indicaba que el nombramiento obedecía a “la relevancia de Menassa”, quien habría desarrollado “uno de los más importantes movimientos científicos y culturales de este último siglo”. No deja de ser llamativo que el enlace de esta asociación apuntara a un sitio web chino entre 2007-2011 (cuando a Menassa lo designan en 2010). La página que parece ser la que representa a esta asociación se encuentra en Internet desde 2013 pero, sorprendentemente, se mantiene igual desde esa fecha, y de hecho se ha mantenido igual hasta el día de hoy, ¡pese a nominaciones al Nobel tan destacadas! (por ejemplo, véase esta otra nominación) o la gran cantidad de miembros que supuestamente tienen. Su representante se presenta como poseedora de múltiples reconocimientos, cada cual más llamativo todavía. Parece que la mujer sea alguien muy destacada, puesto que recibió una carta del presidente Bush (aunque parezca una de esas típicas respuestas tipo que se ofrecen ante envíos de cartas u otros materiales). Su curriculum, desde luego, es cuanto menos extenso. Pero la web no se mueve desde su inicio, pese a asegurar que tienen unos 1.430 asociados en 130 países en los cinco continentes del mundo.Todos los apoyos que menciona para su presentación al Nobel son también bastante llamativos; entre ellos encontramos, según afirma él mismo, al Colegio de Médicos de Madrid, al Colegio de Procuradores de Madrid o al mismo Consejo General de Colegios de Psicólogos de España.
La actual situación de pandemia ha dado lugar a numerosas transformaciones en diversos ámbitos y, en el caso del Grupo Cero, les ha llevado a inundar todavía más si cabe la red con más contenidos, en un autobombo sostenido, resultando llamativa la posición de algunas de sus pretendidas psicoanalistas que, en el contexto de un taller online sobre la afectación del Covid-19 sobre el colectivo de los autónomos, sostenían lo siguiente: “los medios de comunicación, están creando esa realidad irreal que es el coronavirus, una realidad paralela, psicótica…los delirios siempre tienen un fin, es un intento de curación. En este caso hay un objetivo en este delirio que se está generando a nivel social, se está expandiendo una ola de mentiras que genera miedo y aislamiento de la población. Lo que enferma es el miedo, lo que hace que el sistema inmunológico se deprima es el miedo, no el virus. Y entonces es más fácil contagiarse. Deben haber unos intereses políticos y económicos muy fuertes para generar la ola de miedo que están difundiendo que los medios hagan eso, porque trabajan para los poderes económicos. No puede ser que haya esa manipulación de los medios, que está afectando al mundo de los negocios. Todo está detenido, de parálisis. No hagan una lectura ingenua de la realidad. Lean. Todo el mundo habla del coronavirus. Es muy brutal. Es menos que la gripe… hay cuatro infectados y el telediario hablando de los cuatro infectados. Huele a chamusquina. Esto es un ataque contra China. Es una pelea por el 5G” (Taller para autónomos: conciliación y trabajo, 5 de marzo 2020).
Conviene anotar que la Escuela Grupo Cero se encuentra asociada a la Asociación de Empresarios de Henares (AEDHE), siendo presentada como “la primer institución a nivel mundial en el estudio y gestión de la parte inconsciente de la personalidad”, e impartiendo cursos y talleres para empresarios y trabajadores. También tiene un convenio de colaboración con la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) en Málaga. No sabemos si a estos colectivos también les hablará sobre «la realidad psicótica que estarían creando los medios de comunicación».
En cualquier caso, y esto es síntoma del funcionamiento del Grupo Cero, para estas dos portavoces de la Escuela, si la persona está en tratamiento con miembros del Grupo Cero, podrán protegerse para el desarrollo de enfermedades, supuesto éste todavía más importante en estos momentos de pandemia, porque “con un sistema inmunológico fuerte no te enfermas, y si te enfermas por casualidad te curas rápido. Hay que hacerse inmune a los medios de comunicación. Que nuestra inmunidad no queda afectada por lo que escuchamos. Ahora el miedo, la pandemia son los millones con miedo. Queremos construir una realidad, sujeto sano transforma la realidad. Nosotros conocemos la realidad y transformamos el discurso para no vivir en la otra realidad que ellos nos proponen. La realidad material y la realidad psíquica se transforma con frases. Con las frases que nos decimos a nosotros mismos” (Taller para autónomos: conciliación y trabajo, 5 de marzo 2002) . De ahí, al pensamiento positivo o las propuestas simplificadoras de la new age, falta poco: con repetirse frases diferentes a uno mismo, la realidad no sólo mental sino también material, cambiará.