Hace un par de años, una ex miembro de los Hare Krishna de 25 años denunció al líder regional del grupo de Omsk, una ciudad al sureste de Siberia (Rusia), capital de Óblast de Omsk (la segunda más grande del Distrito Federal de Siberia). La muchacha denunció a Babaji Ali por extorsión económica y amenazas de asesinato, denuncia que se sumaba a otras tantas que ya se habían formulado con anterioridad hacia la misma persona. No obstante, hace escasamente unos días Ashot Gevorgovich Tugopaev (conocido como Babaji Ali) ha sido absuelto por el tribunal a falta de pruebas.

Según recoge Pravda, Svetlana Ahmentzhaeva, la mujer que interpuso denuncia, relataba su entrada al grupo: «a inicios del 2008, mi esposo me había dejado. Fue cuando conocí a un hombre en la calle, que me invitó a visitar a los Hare Krishnas… yo entonces no quería vivir…inicialmente, todos mostraron interés en mí, empecé a revivir. El líder de la secta Ali Babaji trató de consolarme, me preguntó por mi esposo y expresó su interés en mi vida. Sabiendo que vivía sola en mi apartamento, empezó a invitarme a los servicios religiosos más a menudo. Incluso me hizo su estudiante con derecho a asistir a las reuniones secretas de los iniciados. Yo era muy feliz». Sin embargo, Svetlana se asustó al ver lo que estaba sucediendo en estos servicios: «la gente se vio obligada a tomar drogas y Babaji Ali incitó a todos a la promiscuidad, aprobando los contactos homosexuales en el grupo. Tomé la droga y me sentí aliviada, pero no participé en las orgías sexuales».

Según su testimonio, «para alcanzar la iluminación espiritual, me ofrecieron a fumar hachís, tras lo cual me pidió que firmara la donación de mi piso. Al instante, me di cuenta de que estaba tratando con estafadores». La mujer abandonaría las reuniones con una excusa, no regresando por el centro. No obstante, asegura que «empezó a recibir llamadas con amenazas y exigencias para que firmara el documento. Ellos dirían que el maestro espiritual Babaji Ali necesita fondos para continuar sus actividades religiosas, por lo cual cada adepto debe regalar su propiedad. Fui a la policía a presentar denuncia. Las amenazas han parado, pero sólo terminaron cuando llegó el juicio del líder. Cuando Babaji Ali fue absuelto, las amenazas telefónicas con reclamos económicos han vuelto. Yo nopodía soprotar más esta presión y me he ido a vivir a Mongolia con unos familiares».

Ahmetzhaeva tuvo suerte, dado que se denuncia a la fiscalía pudo abrir una causa penal. Pero Nina Voropaeva, cuya hija se cortó las venas después de unirse al grupo, no obtuvo el mismo resultado. «En 2007, mi hija de 16 años, Natasha se unió a la secta Hare Krishna en Omsk. Mi esposo y yo no pudimos convencerla de lo contrario. Ella había estado leyendo libros del grupo y estaba convencida que Krishna castigaría a cualquier persona que no comprendiera sus enseñanzas. Cuando comenzó a pedirnos dinero para Babaji Ali, mi esposo y yo se lo negamos. Pero nos había amenazado que si no dábamos cinco mil, se cortaría las venas. Tuvimos que darle el dinero. Desde ese día, venían a visitarnos miembros del grupo…diciendo que querían limpiar el apartamento de la energía negativa y expulsar los malos espíritus…tras su visita, desaparecieron las joyas de oro desapareció…prohibimos a nuestra hija que fuera al grupo, pero volvió a amenazar en cortarse las venas si denunciábamos a la policía el robo…y no quisimos correr el riesgo…todo fue bien durante unas semanas… pero un día Natalia regresó a casa drogada y recitando los mantrams…. Por la mañana nos dijo, llorando, que el líder de la secta le había dicho que le llevaran veinte mil, porque era la voluntad de Krishna».

«Mi marido y yo fuimos a la psicóloga de la escuela, pero resultó que Natasha no había ido a la escuela durante un mes. Decidimos que nuestra hija se fuera a un lugar de descanso y no darle más dinero…dos días más tarde llegué a casa del trabajo y me encontré a Natasha muerta en la bañera…pasamos un mes en la policía para que abrieran una investigación…pero el líder aseguró que no conocía de nada a nuestra hija».