En los últimos años, han proliferado los remedios alternativos orientados a pacientes con cáncer: desde curar con el jugo de limón, la absorción de la propia orina, las inyecciones de bicarbonato de sodio o la exploración de los conflictos familiares no resueltos en su constelación familiar. Aunque siempre existieron charlatantes y vendedores de humo, la preocupación concreta en los últimos años gira en torno a la influencia de ciertos grupos sectarios en ámbitos de atención o ayuda a pacientes diagnosticados de cáncer.

En uno de sus últimos informes, la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Derivas Sectarias (Miviludes) señaló «la nueva medicina germánica» como una de estas desviaciones. Partiendo de las ideas del Dr. Hamer, la Nueva Medicina Germánica o Biología Total, ha desarrollado una teoría por la que todas las enfermedades -incluyendo las más graves como el cáncer- provienen de «los conflictos psicológicos no resueltos» que deben «descifrarse» para lograr la curación.

Aunque el fundador de esta teoría y algunos de sus seguidores han sido condenados en Francia, Alemania o Austria, lo cierto es que se ha desarrollado una amplia red de «terapeutas» autoproclamados cque continúan difundiendo los principios de Hamer. Como muestra, un botón: el pasado mes de junio, se celebró en Francia un simposio internacional centrado en la Biología Total, en donde participaron ponentes como el Dr. Alain Scohy, un médico que fue expulsado de la Orden Nacional de Medicina francesa el pasado 1996 por haber expedido falsos certificados de contraindicación de vacunas, expulsión que no impidió que se instalara en España, a pocos kilómetros de la frontera francesa, para poner en marcha el Instituto Paracelso, que se dedica a difundir las prácticas de la Biología Total.

En el mencionado «simposio», Scohy indicó «no es un problema de ganglios, no es necesario continuar con la quimitioterapia […] a menos que la paciente quiera morir, claro […] la muerte es la quimioterapia, que mata a un 95% de las personas […] y el SIDA, no existe […] es basura, no existe, se creó para deshacerse de los homosexuales y los drogadictos […] en mis seminarios de una semana, podemos hacer un trabajo de curación» . El precio del seminario: 3.000-4.00€.

También participó el belga Van den Bogaert Eduard, condenado por el consejo de médicos por el fallecimiento de una paciente el pasado 1995 y actualmente reconvertido a «terapeuta especialista en decodificación biológica». Y muchos otros también hicieron sus presentaciones, sobre la base de las teorías de Hamer, a quien se le negó la posibilidad de ejercer la medicina en Alemania, Austria , Francia, España y Noruega.

Se estima que «el método Hamer» habría causado unos 500 muertos en toda Europa hasta el momento. En los últimos años, han aparecido también diversas demandas judiciales en contra de algunos de estos pretendidos «terapeutas», aunque en muchos casos no lleguen a una resolución favorable debido a la dificultad para aportar las pruebas concluyentes de la influencia ejercida. Jean Philippe Parquet, psiquiatra vinculado a la Miviludes, remarca «que ciertas personas tienen un mayor riesgo que otras» y en el caso del cáncer, al igual que otras enfermedades crónicas o terminales, estos pacientes suelen ser de una vulnerabilidad extrema.

En ocasiones, no es paciente mismo quien es objeto de la influencia sectaria, sino un familiar o pareja. Los modos de atracción pueden ir desde dejar folletos en centros que tratan con pacientes diagnosticados de cáncer, conferencias públicas sobre el tema, la publicación de libros, etc.

En general, la mayoría de los oncólogos no tienen nada en contra de la medicina no convencional, siempre y cuando siguan siendo un complemento a la terapia convencional. De este modo, se contemplan dos modalidades de alternativa: la medicina complementaria, donde el paciente sigue una terapia como complemento de la terapéutica clásica contra el cáncer de cara a reducir o sobrellevar mejor la enfermedad, y por otro lado, la medicina alternativa que es utilizada como la técnica para combatir el cáncer. La frontera entre los dos sectores no siempre es clara. Por ello, los familiares y los pacientes diagnosticados de cáncer deberían tener cuidado ante esas propuestas que aseguran poder frenar el desarrollo o eliminar el cáncer, aún más de aquellas otras que se opongan radicalmente a la medicina ortodoxa, cuando la medicina alopática reconoce sus límites en el tratamiento del cáncer.