Desde hace muchos años, los cienciólogos sostienen ante las críticas recibidas, que los 5.000 miembros de la Organización del Mar son miembros voluntarios que vivirían en un régimen pseudo monacal. Pero dos denuncias recientemente formuladas aseguran que los trabajadores religiosos son poco más que esclavos, forzados a trabajar 100 horas por semana por un dinero ínfimo y que son amenazados a trabajos físicos si presentan algún problema.

Los miembros de la Organización del Mar son los que llevan a cabo las actividades más importantes desde el punto de vista de las relaciones públicas y los negocios de la iglesia. Esta posición dentro de la iglesia suelen alcanzarla los miembros más fieles, deben firmar un contrato por un billón de años, comprometerse a no tener niños y vivir en comunidad.

Uno de los denunciantes, Marc Headley, ha dedicado más de la mitad de su vida a la iglesia. Abandonó la iglesia en el 2005 y asegura que él y otros compañeros eran forzados a tareas físicas o abuso psicológico si tenían algún problema con la organización. La mujer de Headley también ha interpuesto denuncia, en este caso por habérsele obligado a abortar de cara a ajustarse a las normas de la Organización del Mar por las cuales los miembros de este cuerpo de élite no peden tener hijos.

La iglesia niega estas acusaciones, alegando que los contratos que firman los miembros son de voluntarios de la iglesia; aseguran que los denunciantes tan sólo buscan dinero y que mienten.