El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha rechazado una petición de Scientology, que pretendía impugnar su reciente condena penal en Francia por fraude organizado. El crítico de Scientology, Jonny Jacobsen, ha informado recientemente que en octubre del año pasado, el Tribunal de Casación -máximo organismo jurídico- rechazó la petición de Scientology para que se anulara la condena; ya en 2012, un Tribunal de Apelación había confirmado las condenas que originalmente se propusieron en el pasado año 2009.

Y es el que caso de Scientology en Francia es importante en tanto que en esta ocasión, la organización misma había sido encausada, y ya no sólo personas concretas de la organización (hecho éste que ha generado no pocas sentencias condenatorias en Francia). Cuando el Tribunal de Casación dictó sentencia, se puso fin a una larga batalla legal, aunque por su parte Scientology contestó asegurando que llevaría el caso ante el Tribunal de Estrasburgo.

Es interesante observar que dentro del largo proceso judicial, el fallo original de 2009 describió la prueba de personalidad utilizada por Scientology «como carente de cualquier valor científico […] es utilizada con el único objetivo de llegar vender diversos productos y servicios». La sentencia del Tribunal de Segunda Instancia estuvo de acuerdo, señalando que la prueba «no está reconocida por la comunidad científica y por tanto no tiene ningún valor científico». Y la sentencia del Tribunal de Apelación siguió exactamente la misma línea de razonamiento, refiriéndose a «la incesante búsqueda de dinero […] solicitando el paso sin dejar tiempo suficiente […] sin considerar los recursos de las personas afectadas […] y lejos de resolver sus problemas, tuvieron graves consecuencias en su situación personal».

En el mismo expediente judicial, se aclara asimismo que «tales prácticas, junto con el constante hostigamiento por miembros del personal para obtener más dinero -por correo, por teléfono o en el propio domicilio-, son técnicas de venta agresiva promovidas por el mismo fundador de Scientology en sus escritos oficiales». En este sentido, el mismo Tribunal de Apelación indicó que «el fraude ha sido cometido por personas que actúan bajo una resolución común, en el marco de un elaborado sistema en el cual los roles de cada uno está estrictamente definido y distribuido».

Ahora, después de la denegación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de su reclamación, Scientology queda en un lugar delicado en Francia, ya que según sus leyes si el grupo fuera condenado en una segunda ocasión, podría llegar a ser disuelto como movimiento.