Candance Conti es la primera mujer que ha denunciado los abusos sexuales en su infancia por parte de un Testigo de Jehová, habiendo ganado el juicio en contra de la organización. Recientemente, concedió una entrevista a The Guardian Today, en donde indicaba que crecer en una familia Testigo de Jehová es diferente. En su infancia, no celebraba los cumpleaños, la Navidad o el 4 de julio. Tampoco se mezclaba con la gente «del mundo», así como tampoco se apuntó a las Girl Scouts como el resto de chicas de su clase. En cambio, Candance pasaba gran parte de su tiempo compartiendo las «buenas noticias» en el Salón del Reino.

La mujer explica, como muchos otros ex Testigos de Jehová, que su infancia consistía primordialmente en ir de puerta en puerta con un hombre mayor y muy querido en su congregación, llamado Jonathan. Candance tenía entonces entre 9 y 10 años, cuando en repetidas ocasiones este hombre de la congregación abusó sexualmente de ella.

«Es muy difícil para los niños hablar cuando se abusa de ellos. Pero los Testigos de Jehová hacen que sea todavía más difícil. Tienen una regla, «dos testigos», que viene a decir que cualquier persona que acusa a un adulto de abuso debe tener un segundo testigo. Si no hay un segundo testigo, el acusador es castigado por una acusación falsa». El castigo es, por lo general, ordenar que ningún otro testigo hable con el «falso acusador». Esto se conoce como «desasociar», lo que es lo mismo que expulsar y condenar al ostracismo de grupo. Candance indica que «para un niño que crece rodeado del entorno de los Testigos de Jehová, esto es lo peor que pueden hacerte. Incluso tus padres deben ignorarte». Lo cual era todavía más aterrador que estar en compañía de Jonathan para Candance.

Fueron los propios ancianos de su congregación los que habían asignado a Jonathan a hacer equipo. La mujer recuerda que «cuando nos separamos de los demás, me obligaba a subir a su camioneta e íbamos a su casa. Entonces decía: «vamos a jugar». Y sucedió muchas veces. Al igual que todos los demás en la congregación, a mis padres les gustaba el «hermano» Jonathan y mi familia confiaba totalmente en él».

En aquellos años, los padres de Candance pasaban por importantes problemas que terminaron en divorcio, a partir del cual «me encontré sola, entonces quise ser la mejor Testigo de Jehová posible. Por eso me fui a hacer servicio de campo, es decir, a llamar puerta tras puerta para predicar las enseñanzas de la organización».

Lo que sus padres no sabían, era que Jonathan había abusado sexualmente de otra chica en la congregación de Candance. «Los ancianos lo sabían y habían mantenido en secreto. Ellos seguían las órdenes de los líderes de la Watchtower, con sede en Nueva York, que en 1989 había emitido una instrucción de alto secreto para mantener a aquellos que ya se había identificado como abusadores en secreto dentro de la organización». De hecho, esta instrucción de la Watchtower pasó a formar parte del Anexo 1 de la demanda civil de Candance en contra de la Watchtower.

Según ha indicado Candance, tanto los ancianos como el Consejo de Administración sabían de los abusadores que existen dentro de los Testigos y, a menudo, son las personas más simpáticas y amables, como Jonathan. Y aunque sabían que estas personas que ya habían cometido abusos podían volver a hacerlo, siguieron encubriendo a los abusadores. «Decidieron ignorar la seguridad de los niños en favor de la protección de su imagen – y su cuenta bancaria – de las demandas que pudieran venir en su contra».

Un informe reciente del Centro para el Periodismo de Investigación reveló que la Watchtower ha seguido impartiendo directrices que instan a mantener silencio sobre el abuso infantil. En noviembre pasado, los ancianos fueron instruidos para evitar tomar parte en materia penal ante las autoridades en casos relacionados con posibles abusos sexuales a menores. En su lugar, se les instruyó a manejar estos asuntos internamente en comisiones confidenciales. El informe también mostró que los testigos de Jehová aluden a la Primera Enmienda para ocultar demandas por abuso sexual.

Tras años de silencio, Candance empezó a rastrear los datos de abusadores sexuales condenados en California. Y en 2009, buscando a partir de las listas publicadas por California de los condenados por abuso sexual, se encontré con que el hermano Jonathan había sido condenado un par de años antes por abusar sexualmente de otra niña de 8 años de edad.

«Entonces me sentí terriblemente culpable, ya que yo no había hablando nunca antes de lo que me había pasado. Ahora, me veo en la obligación moral de hablar sobre ello. Porque la única manera de acabar con este abuso, es levantando el velo del secreto de una vez por todas».