George Fenech, antiguo presidente de la MIVILUDES entre 2008-2012 y actual presidente del grupo de estudio sobre las sectas de la Asamblea Nacional Francesa, envió el pasado lunes una carta al actual responsable de la MIVILUDES, Serge Blisko, para que estudie la posible disolución del movimiento FEMEN-Francia.
FEMEN alcanzó cierta notoriedad en medios periodísticos después de que la activista Inna Shevchenko derrumbara una cruz erigida en honor a millones de católicos del Este que fueron víctimas de la persecución soviética, acción que provocó una enorme indignación entre la población, especialmente entre los grupos religiosos y familiares de las víctimas fallecidas. Por esta y otras acciones, hay un proceso penal abierto en Ucrania contra FEMEN.
El movimiento, inaugurado por Anna Hustol el pasado 2008 para protestar en contra de la explotación de las mujeres ucranianas atraídas hacia otros países con falsas promesas, organizaba en sus inicios manifestaciones en ropa interior, hasta que al año siguiente Oksana Shachko decidió manifiestarse con los pechos descubiertos. Desde entonces, sus acciones han ido in crescendo, protestando contra la prostitución en la Eurocopa 2012 o contra «el apoyo a los regímenes islamistas radicales» en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, así como contra las medidas del Gobierno español en contra del aborto o el mismo Rouco Varela.
El movimiento persigue «la revolución de las mujeres en 2017» e intentó inscribirse como partido político en Ucrania, con la intención de participar en las elecciones del país, pero lo cierto es que con el paso de los años han ido encontrando una mayor oposición a sus acciones públicas, siempre con gran eco mediático «pues ésta será la única manera en que nos escuchen […] ya que si protestáramos con pancartas, seguramente nuestras reivindicaciones no se tomarían en cuenta».
De acuerdo con el antiguo presidente de la MIVILUDES, «el movimiento FEMEN, de origen ucraniano, no ha dudado, en repetidas ocasiones, de llevar a cabo acciones espectaculares que se aproximan a las prácticas de carácter sectario». Entre tales acciones se refiere a «la oposición al orden social establecido […] la oposición violenta al orden religioso establecido […] la amenaza contra el Estado, en particular el Jefe de Estado […] ataques repetidos contra la laicidad […] y la profanación de los lugares de culto, según métodos característicos de movimientos satanistas». En respuesta, y en la cuenta de Twitter de FEMEN, sus seguidoras twittearon en tono de broma: «cristianófobas, islamófonas y ahora satanistas. Hemos subido de escalón. Gran Satán».
Fenech indica en su carta a la MIVILUDES, que el movimiento supondría una amenaza para el orden público y desde este ángulo solicita su disolución, refiriéndose asimismo a procesos judiciales que tienen abiertos en Francia debido a sus sonadas actuaciones públicas. Probablemente se refiera al inminente juicio en contra de algunas activistas de París -cuando irrumpieron en la Catedral de Notre Dame– o a otro proceso judicial abierto a una militante de FEMEN que simuló el pasado mes de diciembre de 2013 un aborto que terminaba en un acto urinario ante la Iglesia de la Madeleine de París.
Junto a algunos testimonios conforme la vinculación al movimiento habría desembocado en relaciones alienantes con la familia, justo esta misma semana, periodistas del periódico francés Le Figaro, han entrevistado a una ex militante de FEMEN, que está apunto de finalizar un libro que recoge su testimonio con este movimiento. La antigua militante se refiere a su experiencia con FEMEN como «una gran decepción […] te preparan muy bien desde adentro para salir afuera […] la idea es que tú como individuo desapareces […] tú no piensas por ti misma, piensas por el grupo […] sin dejar de ser central el repetir una y otra vez los aspectos centrales del movimiento […] de hecho, debes estar dispuesta siempre 24 horas sobre 24».