De acuerdo con cifras proporcionadas por Children’s Healthcare is Legal Duty, una organización educativa que funciona desde 1983 en los EE.UU. orientada a proteger a los menores de prácticas religiosas y/o culturales potencialmente dañinas, unos 300 niños mueren al año como consecuencia de las convicciones religiosas de sus padres (especialmente por las llamadas «curaciones por la fe»).
La legislación estadounidense sobre la «curación por la fe» se remonta a 1974, cuando el Departamento de Sanidad, Educación y Asuntos Sociales permitió la no intervención médica ante determinadas creencias de los padres. El pasado año 2001, a raíz del fallecimiento de una niña en Colorado por motivos religiosos, el debate ha vuelto a avivarse. De hecho, la Academia Americana de Pediatría se ha opuesto recientemente a cualquier tipo de exención de responsabilidad por motivos religiosos.
Entre los grupos que esta organización menciona como de mayor incidencia en cuanto a la negativa a recibir tratamiento médico, mencionan a los Testigos de Jehová, Asambleas de Dios, Ciencia Cristiana y Scientology.