La Fundación Denis Guichard -también conocida como «Una nueva mirada sobre los seres vivos»-, derivación del movimiento sectario Invitación a la Vida (IVI), convocaba hace un par de semanas una actividad en un importante teatro de París, según recogieron diversos canales de información franceses que desmenuzaron las relaciones entre los múltiples participantes de esta actividad.
El movimiento de Invitación a la Vida (IVI), en el artículo 3º de sus Estatutos, se presenta a si misma como «una asociación de laicos que propone reenfocar su existencia en un valor universal de Cristo: el Amor». La asociación IVI sostiene tener «un propósito humanitario y de interés general…esforzándose en trabajar para el desarrollo espiritual y armonioso del ser humano, así como para enseñar todos los medios y métodos destinados promover el florecimiento del ser, el cumplimiento beneficioso de la Vida y su plenitud, en el estricto respeto de la libertad».
El movimiento, presente también en España, es una amalgama de orientalismo y cristianismo, incluyendo diversas nociones esotéricas y de corte new age, siendo un grupo que ha estado bajo observación por la misma Miviludes desde la década de los ochenta. Se trata de una secta pseudo católica y curativa que a finales de los noventa disponía de unos 900 seguidores estables, si bien el número de miembros parece haber ido descendiendo con el paso de los años. En estos momentos, disponen de grupos IVI en al menos 22 países y probablemente el número de miembros en activo estables no supere los quinientos.
La fundadora, la señora Yvonne Trubert, nació en 1932 en el seno de una familia católica. Durante su juventud -cuando todavía trabajaba como costurera-, aseguraba tener capacidades de sanación, lo que le llevó a relacionarse con magnetizadores del momento, así como a frecuentar diversas reuniones esotéricas y ocultistas. En 1976 se instalaría como vidente en París y pronto empezaría a crecer su reputación como sanadora, hasta que en torno a 1980, junto con las familias de aquellos a los que sanó, pone en marcha los primeros grupos de oración y sanación. Debido a que las reuniones eran cada vez más concurridas, Trubert se decide entonces a formar una asociación el 16 de marzo de 1983, constituyéndose formalmente «Invitación a la Vida (IVI)».
Paulatinamente, el movimiento consigue implantarse rápidamente en entornos católicos, reagrupando numerosos cristianos y profesionales de la salud, con una organización cada vez más piramidal: el nuevo adepto pasará a formar parte de un Grupo Base de entre 12-15 adeptos que se reúnen todas las semanas para los grupos de oración; luego, si se alcanza una docena de grupos, se puede formar una Casa (consistente en 4 grupos en formación, 4 grupos de maduración y otros 4 grupos asilados geográficamente); y después, entre 3 y 4 grupos, pueden poner en marcha la Iniciación, saliendo de la Casa para formar una Tríada. El proceso de iniciación en el grupo discurre a lo largo de dos etapas de nueve meses cada una. La primera etapa consiste en diversos seminarios iniciáticos, en donde se recibe «la revelación» y en donde se permite «armonizar». La segunda etapa consiste en un perfeccionamiento de las técnicas de armonización y exorcismo. Paralelamente, encontramos también las Casas de Salud (en donde se organizan reuniones periódicas para los profesionales médicos, paramédicos o familiares, o en donde se pone en marcha «la medicina mariana, metálica y acuática»), las Casas de las Artes (que reúne a creativos artistas, músicos, cantantes y organiza conciertos en los hospitales o incluso en prisiones) y las Casas de Jóvenes (que aglutina a los adeptos de entre 3 y 18 años).
La práctica del grupo se concentra en torno a la oración, el amor y la sanación. Las oraciones consisten en jaculatorias acompañadas del empleo del rosario, pero también engloba la asistencia a seminarios, conferencias, coloquios, peregrinajes o inclusive escuchar cintas de casete.
Los miembros de IVI están también convencidos de tener una importante capacidad para hacer frente a los males que aquejan a la sociedad actual, a través del exorcismo. Adicionalmente, y según la experiencia de aquellos que abandonaron el movimiento, los miembros de IVI están convencidos de ser la reencarnación de los 5.000 primeros discípulos en seguir a Cristo en Palestina y los 12 principales colaboradores de IVI son los Apóstoles. A nivel colectivo, IVI busca crear un Nuevo Mundo, para el cual hay que romper previamente con los condicionamientos de la educación y de la sociedad, origen de todo el mal.
Pero, sobre todo, se centran en la actividad de curar, iniciada por Trubert, quien fundó la Nueva Medicina, una amalgama de nociones hinduístas combinadas con medicinas alternativas y algunos toques new age para sazonarlo. Esta Nueva Medicina promete curar todo tipo de enfermedades, desde la leucemia hasta la diabetes, pasando por la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple o incluso el SIDA, por no hablar de problemas mentales. Y todo ello gracias a las «armonizaciones» (imposición de manos y oraciones) y las «vibraciones» (recitación grupal de mantras que llevarán a los adeptos a mundos desconocidos y perdidos después de milenios de existencia); pero también, y desde inicios de los noventa, a través de la «medicina mariana, metálica y acuática», derivada del impulso de la doctora Nadine Schuster, doctora que amalgamó religión, ecología y medicina cuántica (aunque más tarde fuera suspendida por la Orden de Médicos en 1996, acompañándose más tarde de una sanción al haberse confirmado su responsabilidad en el fallecimiento de un paciente con VIH y de otras dos pacientes con cáncer).
De hecho, ya a mediados de 1988, un equipo de televisión francés realizó un reportaje sobre Yvonne durante un seminario en la ciudad de Cros en la región de Cévennes, donde estuvo introduciendo a sus seguidores a la armonización. El reportaje de René Lemaire y Michel Giannoulatos sobre Invitación a la Vida de Antenne 2, del 8 de julio de 1988, incluía las recomendaciones que la misma Trubert había dado en un seminario, tales como: «Para el cáncer de hueso, no das prácticamente nada. Tan sólo magnesio con elementos traza, una ampolla, y siempre existe el calcio». Más aún, y en relación al mismo cáncer de huesos, Trubert indicaba con claridad que la intervención divina solucionaría el problema: «los agujeros, que son por lo general en los fémures o los brazos o la columna vertebral, desaparecen, recalcificándose por sí mismos, y muchas veces en tiempo récord. Así que no tienen que preocuparse acerca de cómo se regenerará el hueso. No se preocupen. Dios cuida de él y Él sí que sabe cómo hacerlo».
Las lecciones de Yvonne Trubert se recogieron en un librito titulado El hombre nuevo – La Nueva Medicina, escrito en 1985 por el Dr. André-Maud Vilgrain y Claire Laurant. Estos dos seguidores de IVI anuncian a su vez la llegada de una nueva era: «Ahora, dejando la era centrada en la química, la bioquímica y la física, que fue el siglo XX, nos estamos moviendo hacia el siglo de la alquimia, es decir, de la posibilidad de transformar toda la materia, sólo a través de la energía del amor».
Si bien Yvonne Trubert murió en 2009, su legado fue continuado por Anne de Constantin (presidenta de la Fundación Denis Guichard) y Daniel Chauvin (presidente de la asociación Invitación a la Vida y de los laboratorios Sevene Pharma), quienes aseguran la continuidad de las enseñanzas de Trubert. La misma Anne de Constantin firmaba el prefacio de una de las obras de Yvonne Trubert, agradeciendo sus enseñanzas «porque combinó los mejores descubrimientos de la ciencia y de la física cuántica con la espiritualidad».
Junto a Anne de Constantin, encontramos también en este coloquio a Béatrice Milbert, Emmanuel Ransford y Gilles-Eric Séralini. La médico generalista y homeópata Béatrice Milbert, es otra exégeta de la obra de Yvonne Trubert; de hecho, preparó el prólogo de un libro sobre la fundadora. Y es que fue a través de las enseñanzas de «la armonización y comprensión vibratoria del hombre» transmitidas por la líder de IVI, que esta médico homeópata y acupuntora descubrió la «medicina cuántica», una forma de «medicina» de la que no existe base alguna. No obstante, ello no impide que la conocida revista francesa «Psychologies» la hubiera promovido en alguna ocasión, hecho éste que toma sentido desde el momento en que se trata de una publicación que ha estado dirigida durante quince años por responsables de Invitación a la Vida (IVI), concretamente, por los señores Agnes Loiseau y Bernard Loiseau.
Además de la medicina cuántica y la armonización, Béatrice Milbert cuenta entre sus trabajos algunos relacionados con «la memoria del agua y la biología digital», así como la investigación sobre «enfermedades infecciosas, la medicina tropical y la enfermedad de Lyme», de la que se presenta como «especialista» (de hecho es presidenta del Consejo Científico del Fondo Internacional para la Investigación de la Enfermedad de Lyme); este Fondo de Investigación fue creado por la naturópata Judith Albertat, otra participante de la próxima conferencia de la Fundación Denis Guichard.
En la misma línea que Béatrice Milbert, Emmanuel Ransford se presenta como un físico especializado en física cuántica, aunque al mismo tiempo reconozca que «la física cuántica, nadie la entiende realmente», lo que no le ha impedido desarrollar una teoría que defiende que «la conciencia del cerebro está enraizada en la realidad cuántica…lo que hace plausible la inmortalidad del alma». Randsford, fundador y presidente del International Institute of Psychomatiere (del cual es el único miembro), intenta dar una justificación técnica a la medicina cuántica, examinando «el magnetismo y la curación a distancia…la memoria celular…la reprogramación celular, la psicogenealogía transgeneracional… todo esto [llevará] a trabajar nuestros potenciales ocultos, relacionados con nuestra naturaleza psico-material». Todos estos trabajos, le han permitido que en este coloquio que organizó la Fundación Denis Guichard, Ransford se centrara en el «fabuloso mundo de las plantas», sobre la base de sus teorías acerca de las «flores cuánticas».
Otro de los ponentes del mencionado coloquio fue Gilles-Eric Séralini, un investigador que ya fue criticado en 2013 por sus simpatías con Invitación a la Vida . Y es que el mencionado investigador ya había participado en varias conferencias de la Fundación Denis Guichard, financió parte de su investigación gracias a la misma Fundación y realizó estudios sobre la efectividad de los productos homeopáticos de Sevene Pharma. Cuando fue cuestionado por Le Figaro, el biólogo había sostenido que «no estaba al corriente» de los vínculos entre la Fundación Denis Guichard, Sevene Pharma e Invitación a la Vida. Pese a ello, Séralini continuó manteniendo relación con estas entidades satélites de Invitación a la Vida, publicando sendos estudios en 2015 y 2016 en nombre de Sevene Pharma y participando en la una nueva conferencia de la Denis Foundation Guichard del mes pasado.
En el mencionado coloquio intervinieron también algunos investigadores vinculados al Comité de Investigación e Información Independiente sobre Ingeniería Genética (CRIIGEN), incluyendo al mismo Gilles-Eric Seralini, a Jerome Douzelet, Marie-Hennezel Whitechurch o Claire Laurant, quienes también tienen vínculos con Invitación a la Vida. La Fundación Denis Guichard y el CRIIGEN comparten sinergias (aparte de algunas personas que están vinculadas a IVI), interviniendo por ejemplo en foros de salud natural de la IPSN (Instituto para la Protección de la Salud Natural), un lobby cercano a la extrema derecha.
Además de todos estos ponentes -que de un modo u otro ya están en contacto con IVI desde hace años-, en esta ocasión este movimiento también se ha acercado a la Antroposofía, otro grupo monitoreado por la Miviludes por sus desvíos sectarios , especialmente en su último informe, en donde remarcan su rechazo de la vacunación y la influencia en el campo de la salud, la agricultura o la economía. La Antroposofía es un movimiento que de hecho tiene muchos simpatizantes, incluyendo a Pierre Rabhi (conferenciante y agricultor biodinámico) o Françoise Nyssen (Ministra de Cultura, propietaria de la editorial Actes Sud de Fancia e impulsora de la escuela antropósofa «Le Domaine du Posible»).
Los vínculos entre la Antroposofía e Invitación a la Vida no son nuevos, ya que Jean-Marie Pelt (el ex presidente de la Fundación Denis Guichard) preparó libros dedicados a la biodinámica y también defendió las «vibraciones» de las proteínas (una de las tres acciones fundamentales predicadas por Yvonne Trubert junto con la armonización y la oración). Según Joel Sternheimer (cantante psicodélico de los 60′ y doctor en física), las vibraciones musicales permitirían luchar contra las enfermedades de las plantas, lo que le llevó a desarrollar la «genódica», una técnica apoyada activamente por la Fundación Denis Guichard, que trataría las plantas a través de vibraciones musicales. Tiene cierto éxito entre los enólogos biodinámicos de la línea antroposófica, mientras que otros enólogos que lo han probado no ven ninguna reducción de las enfermedades .
Por último, la conferencia de la Fundación Denis Guichard acogió también a Eric Julien, quien impulsa una asociación que defiende los derechos de los indios Kogi «Tchendukua», patrocinada por Jean-Marie Pelt e Isabelle Peloux, fundadora de la escuela Colibri, que propone prácticas educativas descritas por Miviludes como derivas sectarias (tales como la metodología Steiner, es decir, la Antroposofía). De hecho, tanto Pierre Rabhi como Eric Julien han sido coautores de un libro común «Vivir conectado a lo esencial: el siglo XXI será espiritual … ¡o no será!».
En definitiva, todos los participantes del pasado simposio del 14 de abril de la Fundación Denis Guichard, parecen converger en puntos comunes donde se entrecruzan la Antroposofía y la Invitación a la Vida, dos movimientos que parecen compartir sinergias y algunas personas clave entre sus promotores.