En unos momentos de auténtica inflación de coaches que surgen por doquier, con frases que funcionan como mantras a repetirse, bajo la idea de una prosperidad sin límites, en una suerte de una nueva religión, tal y como he descrito en mi reciente libro ¡Captados! Todo lo que necesitas saber sobre las sectas, lo cierto es que nos encontramos con propuestas cada vez más variadas. Estos nuevos telepredicadores del crecimiento personal y de la autosuperación son como libros de autoayuda parlantes, que empujan “romper los límites”, “salir de la zona de confort” o “ampliar el zoom”, provocando en muchas ocasiones desequilibrios emocionales importantes entre sus participantes bajo el pretexto del crecimiento personal. En la práctica, el mercado del coaching se ha extendido hacia muy diversos ámbitos, hasta incluir el coaching asistido por animales, que se superpone a la así llamada terapia asistida por animales.

Tal es el caso de la propuesta a través de los caballos que nos propone el alemán Klaus Ferdinand Hempfling , el autoproclamado “chamán de los caballos” reconvertido últimamente a “coach”. Hempfling apareció en el mundo de los caballos en torno a 1993, en el contexto del festival Equitania de Alemania. Contrariamente a otros entrenadores que construyen su carrera lentamente a través de ferias ecuestres y espectáculos variados con caballos, el caso de Hempfling fue de un día para otro, apareciendo de la nada en el mundo de la hípica y asegurando disponer de un método único para la doma.

Hempfling es originario de Alemania, habiendo pasado -según él mismo explica- gran parte de su infancia “viviendo solo en el bosque”, construyendo así en torno a su persona un cierto mito heroico. Tras esa vida en el bosque, cursó estudios en telecomunicaciones a finales de los setenta, pasando después a trabajar varios años como profesor, músico e incluso director teatral ocasional. Según su mismo relato de vida, se interesó desde bien pronto por filosofías ligadas al ideal caballeresco, quedando capturado por el lugar simbólico del caballo en la antigua mitología, lo que se acompañó de un acercamiento al mundo de los caballos al llegar a sus treinta años, que en sus propias palabras se tradujo en “un profundo período de estudio, experimentación, conexión emocional y aprendizaje de los caballos”, que desembocaría en el desarrollo de su propio método de entrenamiento con caballos. En los años que siguieron a su primera aparición pública, se dedicó a escribir una serie de libros con fuertes dosis de esoterismo sobre la doma del caballo, a la vez que empezó a desarrollar su trayectoria como chamán de los caballos, dirigiendo en la actualidad una escuela que se encuentra en Dinamarca y que ofrece cursos para formar orientar a nivel personal e incluso formar coaches o terapeutas ecuestres.

Con apariciones intermitentes en algún medio de comunicación alemán, ha sabido introducirse en un mercado que, tan sólo en Alemania, se estima en unos dos millones de jinetes y un millón de caballos, un mercado que mueve mil millones de dólares. El secreto de su relativa penetración ha radicado en una puesta en escena seductora, en donde su carisma se basa en charlas emotivas y conmovedoras, con un discurso fundamentado en la no violencia y un trato diferente hacia el caballo “como instrumento de transformación personal”, prometiendo cambios a diferentes niveles en poco tiempo como resultado de sus cursos. Su propuesta arranca del rechazo de los sistemas tradicionales de doma de caballos basados en diversas formas de condicionamiento, proponiendo un método de dominio del caballo sin necesidad de castigo, trabajando a partir tanto del cuerpo como del contacto con el caballo, así como también en la propia personalidad del jinete y en el carácter del propio caballo. En este sentido, ha desarrollado incluso un sistema en que describe cuanto menos veintiséis tipos de caballos, aunando elementos extraídos de la conformación física y las proporciones faciales de los caballos. Esencialmente, defiende que una mayor autoconciencia de sí mismo, un mayor autocontrol y el trabajo con la propia personalidad, llevará a que el caballo reconozca genuinamente a su domador, con lo cual se supone que el proceso será natural y mucho más efectivo que cualquier otro sistema al uso.

Y es que la propuesta de Hempfling va más allá de los caballos. Este autoproclamado “coach” y “consultor de vida” prepara a sus alumnos para una suerte de iniciación espiritual que no sólo les ayudará en la doma de los caballos, sino en toda su vida personal, incluso en estos momentos de coronavirus por todo Europa; ya indiqué en otro lugar cómo las sectas tenderán a aprovechar esta situación de pandemia. No obstante, y pese a todas las bondades prometidas, antiguos seguidores de Hempfling se sienten engañados y explotados, al mismo tiempo que a lo largo de estos años han aparecido familias que han descrito haber quedado destruidas en sus relaciones personales, con grandes cantidades de dinero que habrían sido malversadas y estafadas bajo el pretexto del compromiso adquirido con el trabajo de coaching que realiza Klaus.

En términos generales, la propuesta de Hempfling se enmarca dentro del movimiento de equitación natural, un término que engloba dentro suyo a un sinfín de procedimientos relacionados con la doma que se popularizaron en la década de los ochenta en los Estados Unidos. De hecho, antes que Hempfling, ya habían aparecido otros personajes algo similares, como es el caso Monty Roberts, que también popularizó mucho antes la comunicación con los caballos, promoviendo un método de doma basado en una unión con el caballo sin violencia. Esta modalidad de equitación natural rechaza los métodos de doma clásicos basados en el condicionamiento y el castigo, proponiendo un sistema alternativo, en algunas ocasiones, y es el caso que nos ocupa, con un mensaje cuasi evangélico, en donde el caballo es un otro que funciona como espejo y se ofrece como un elemento de transformación de la personalidad del jinete, con una puesta en escena basada muchas veces en elementos claramente comerciales de distribución de libros, DVD, aparición en programas televisivos y seminarios de lo más variado. Quizá, por eso mismo el movimiento de equitación natural se vinculó rápidamente con el fenómeno del surrurrador de caballos en los noventa, gracias también a la película de Robert Redford, si bien muchos defensores de la equitación natural se niegan a ser asimilados con ese fenómeno, entre los que se incluye el propio Hempfling.

Además de la vertiente comercial que en ocasiones lleva a precios abusivos y venta de productos y cursos con gran marketing, la equitación natural ha sido un buen pretexto también para algunos grupos new age que entremezclan entonces su entrenamiento con caballos con finalidades de terapia o crecimiento personal. Tal es el caso, por ejemplo, del conocido GaWaNi Pony Boy, que a finales de los noventa saltó a la popularidad con su caballo Kola, su hermano espiritual, con quien ha ido de escuela a universidades, así como a diferentes festivales de hípica, lo que le ha llevado a registrar su propia merca comercial “Relationship Training”, cuyas prácticas son en esencia neochamanismo de corte new age. La idea, para que el lector entienda, es la siguiente: tan sólo una comunicación auténtica entre el jinete y su caballo permitirá al jinete convertirse en líder de la manada. El procedimiento para alcanzar tal conexión espiritual es posible adquirirlo en sus múltiples cursos y seminarios, así como a través de sus diversas publicaciones donde da cuenta de este sistema basado en las ceremonias de los indios Lakota – Hunkapi.

Al igual que GaWaNi Pony Boy, Hempfling se presenta con una actitud amable y comprensiva hacia los caballos. En sus libros, aboga por la no violencia y un trato respetuoso hacia el animal. Al mismo tiempo, adora al «caballo místico» como el canal de conexión entre el hombre y Dios, viéndose a sí mismo ya no como un domador de caballos, sino como un coach de vida y un maestro espiritual en toda regla (no olvidemos que él mismo se otorgó el título de “chamán de los caballos”). Aunque para aquellos que defienden a Klaus incondicionalmente, “los mayores críticos son aquellos que no entienden el significado [de Klaus]”, de forma que cualquier opinión crítica es interpretada como que no se entiende al maestro, o bien, que proviene de intereses espurios o contrarios al mensaje de Klaus.

Pocos años después de su primera aparición pública en la que ya se describió a sí mismo como un experto en la doma, empieza a convencer progresivamente a alguno de sus seguidores más cercanos para una vida en comunidad, una vida alternativa de conexión con la naturaleza y los caballos. Para ello funda «Freunde des Pferdeschamanen e.V.” (Los Amigos del Chamán de Caballos”), en un intento de dar forma legal a la comunidad, si bien durante ese tiempo se utilizaron otras muchas designaciones en paralelo (p.ej., Akedah Netzwerk, Akedah international ApS, Akedah-Schule mit Membershipcard, Urquellenschüler, TAMMUZ-found, FOSLA – Forschungsgruppe Südliches Afrika, FPU – Freiheitliche Partei neuer Ursprung y PNU – Partei neuer Ursprung). Finalmente, la Anhängerschaft des Pferdeschamanen stand jedenfalls der Versuch im Vordergrund (La Escuela Akedha para Principiantes del Arte Ecuestre) se funda en la ciudad de Girona (España) en 1997. Klaus promete en esos momentos que en tan sólo tres meses podrán alcanzarse los conocimientos que ofrece el chamán. Diversos miembros del grupo provenientes de Alemania contribuyen económicamente y personalmente para sostener la granja que adquieren. Y si bien también se acercan hombres a sus talleres, lo cierto es que la atención queda centralizada sobre las mujeres de forma preferente, porque como dijo en una entrevista publicada en la revista Reiter en 1999, ”las mujeres nacen como jinetes, mientras que los hombres tienen que aprenderlo solo a través de un largo entrenamiento”.

Una de sus antiguas adeptas, la señora Siegrid Kreile, ha descrito que Hempfling desempeñaba el papel de gurú dentro de la comunidad, “nos decía que quería fundar un pueblo y que debíamos vernos como los elegidos”. Esta antigua seguidora de Klaus publicó el libro «Bajo el hechizo del chamán de los caballos”, en donde describió su experiencia con la comunidad de Klaus y el proyecto comunal que pusieron en marcha en España. Describe a Klaus como un personaje destinado a una tarea trascendente, animando a todos a vivir juntos en comunidad, donde cada uno trabajaría según sus conocimientos y posibilidades para autogestiones la comuna, siempre en contacto con los caballos y la naturaleza. Eso implicaba romper con sus vidas previas, así como educar a los niños dentro de la comunidad de acuerdo con sus principios.

Y, de hecho, los antiguos adeptos de Alemania que vivieron esos años en la malograda comunidad de Girona, han descrito que Klaus predicaba que debían perseguir “un nuevo orden”, uno basado en gran medida en el Antiguo Testamento, en donde los miembros del grupo tendrían un lugar destacado. Así pues, la idea ya no era sólo llegar a ser coach de caballos, ni tan siquiera vivir grupalmente en comunión con la naturaleza, sino transformarse uno mismo en conexión con los caballos, a través de un viaje de transformación del que resultará “un hombre nuevo”, germen de lo que será “el nuevo orden”. En consonancia con ello, y según los que abandonaron, se planificó un proyecto para desarrollar un modo de vida comunitario y completamente autosuficiente en donde llegaron a convivir prácticamente una quincena de personas que fueron reduciéndose con paso del tiempo. Para aquellos que pasaban a vivir en comunidad, era necesaria una “purificación” previa, «porque según Klaus no estábamos preparados y todavía teníamos que trabajar en nuestra personalidad y en nuestro carácter”. De acuerdo con la experiencia de algunos que estuvieron vinculados al chamán, la vida dentro de la comunidad pasaba por aceptar todas las propuestas cambiantes o autoritarias de Hempfling, a la vez que debían aceptarse todas las presiones que pudiera ejercer dentro de la comunidad, siempre en un entorno cambiante en el que muchos donaron importantes cantidades de dinero o se vieron llevados a separarse de sus familias para compartir el proyecto del chamán de los caballos. Los testimonios apuntan a que las condiciones se volvieron cada vez más exigentes, con Klaus dando órdenes caprichosas o erráticas, como cuando “en una ocasión, Klaus coge al niño de una mujer en brazos y el niño empieza a llorar, lo que desata la ira de Klaus quien dice que este niño no ha aprendido nada de las enseñanzas, que la madre lo está convirtiendo en un psicópata y que si sigue así será enviada de nuevo a si casa, expulsada del proyecto de comunidad”.

Fue en 1999 cuando el mismo Hempfling propuso un evento con sacerdotes vudú, que inicialmente fueron presentados como miembros de una tribu, tribu que por cierto nunca tuvo nada que ver con el mundo de los caballos. De hecho, un periodista mantuvo relación con Hempfling durante un tiempo, precisamente por el interés de éste por la práctica vudú, llegando a vivir durante unos días en la comunidad. Por invitación del mismo Hempfling, se alojó durante suficientes días en su comunidad como para ser testigo de los arrebatos de cólera y humillación verbal de Hempfling hacia sus adeptos de forma reiterada, lo que junto a otras maniobras del mismo gurú le llevó a la conclusión de que efectivamente el movimiento en torno a su persona se había conformado como una secta. Este mismo periodista descubriría con sorpresa años más tarde una publicación de Hempfling en donde se había manipulado toda la presentación de ese accidentado encuentro en torno a la práctica del vudú, encuentro que vino precedido por numerosas falsas promesas por parte del mismo Hempfling.

En cualquier caso, el proyecto de España se detuvo por temor a una investigación fiscal. Pero también por las tensiones que se dieron dentro de la comunidad tras algunos abandonos, críticas aparecidas en algunos medios alemanes y la judicialización de algunos reportajes que aparecieron en prensa. Después de varias complicaciones en Alemania, y con algunas reclamaciones en los tribunales, Hempfling abandonó a inicios del pasado 2000 la comunidad de Girona, desplazándose a la ciudad de Faaburg, en Dinamarca, donde reactivó el proyecto de la Escuela Akedah, esta vez de manera aparentemente más profesional.

Pese a las denuncias que aparecieron en su contra en Alemania, Hempfling niega su condición de gurú. Pero son varios los elementos que evidencian el funcionamiento sectario de Hempfling. Por un lado, el hecho de que el mismo Hempfling se autodesignara como chamán, lo que introduce ya un elemento pseudoespiritual en su método, al mismo tiempo que también su filosofía contiene elementos claramente pseudoreligiosos: el caballo como mito, como símbolo de poder y bondad, que funciona como guía espiritual para el hombre. El caballo asume todo el sufrimiento del mundo para ser un espejo para las personas agonizantes. De sus ideas vertidas en libros y en sus cursos, extrae numerosas referencias de la Biblia y de otras fuentes esotéricas, que dan forma a su discurso a la vez que, a sus prácticas, ya que contínuamente consulta al I Ching para saber qué decisiones deben tomarse.

El segundo elemento a destacar dentro de su funcionamiento sectario, son los «mensajes globales del oráculo del caballo», mensajes que Hempfling publicó diariamente en Internet hasta el pasado 2001, cartas y circulares en donde transmitía sus enseñanzas a sus devotos. De cara al grupo, Klaus insiste en lo importante que es la misión, que cualquier error traerá consecuencias y que aquellos que abandonan el proyecto sólo encontrarán la desgracia fuera. El proyecto requiere de compromiso y mucha seriedad, no se acepta crítica alguna y si dentro del grupo hay alegría, Klaus critica la actitud como poca seria, como señal de que las adeptas no están tomando en serio el proyecto.

El tercer elemento a remarcar, el componente de vida comunal para construir una nueva sociedad, en donde aquellos que abandonaron reportaron también actitudes y reacciones coléricas por parte del gurú. El siguiente elemento destacable es la importante idealización de aquellos que vivieron en la comunidad. El trabajo de los colegas alemanes Rohmann y Hemminger con algún exmiembro del círculo de Akedah sobre el 2005, recoge los siguientes testimonios a partir de transcripciones de seminarios o reuniones de la comunidad Akedah, testimonios que de un modo u otro remarcan la veneración de Hempfling como una persona especialmente dotada. Por ejemplo, “Klaus es capaz de capturar la esencia de las cosas en muy poco tiempo […] Él crea un orden que es natural […] Está a la distancia justa de las cosas que a nosotros nos falta […] El mayor problema que tiene Klaus es la debilidad humana que le rodea […] Tenemos la obligación de llevar este regalo histórico con Klaus […] La Fuente dice regocíjate, se fuerte. Klaus no se refiere a si mismo, sino a la Fuente Original, al Señor”.

En palabras de alguna alumna, “cuando estás allá es como si nada pudiera tocarte estando en su presencia…inspira a ser mejor, a crecer, a ser más fuerte, más inteligente…es el tipo de persona con la quisieras estar”. Su método gira en torno a la división del mundo en un mundo marrón oscuro y otro verde, el polo verde es donde se sitúa su método de conexión con los caballos, es el mundo de la conexión con las tribus antiguas, mientras que el mundo marrón, externo a su enseñanza, pasa a ser descrito en términos de caos. Al vivir todos en el mundo marrón, en la oscuridad, vivimos fuera de la espiral del destino, se vive de forma inconsciente. Ese mundo marrón es descrito también como el mundo oscuro o la parte oscura de uno mismo, también como “el otro lado”. Hempfling asegura que los caballos son capaces de ver la parte oscura de las personas. Porque supuestamente captan la energía de los movimientos y las palabras. Estar frente a un caballo comporta estar “enraizado”, bien erguido, con una mente clara, en posición recta y en calma, muy seguros de si mismos, con un caminar no agresivo pero decidido; aquellos que pasaron por sus cursos describen una actitud firme y a momentos autoritaria, en donde los alumnos nunca están en posición de poder llegar a unirse con el caballo. Como al vivir en el mundo marrón vivimos defendidos de lo auténtico, en lugar de vivir la vida, sobrevivimos, creamos “un sistema de tristeza” que nos impide vivir plenamente. Son los temores los que guían a las personas, temores que se cubren con diferentes máscaras. La propuesta de Klaus es trabajar todos esos aspectos para lograr la conexión con el caballo. Y en esa propuesta no hay lugar para excusas, simplemente se espera la respuesta de “estoy en ello”, en la tarea de eliminar esa parte oscura de la personalidad. Porque en el mundo marrón no hay lugar para superar ese falso yo, esa máscara que hemos construido, tan sólo hay un camino posible de regreso a la autenticidad, y pasa por tomar consciencia de todo lo que hacemos a través de sus cursos.

La vida en comunidad prometía llevar a sus adeptos a un nuevo estado. Pero eso pasaba por una devoción ciega a Klaus. El grupo le necesita porque sin su guía todo se vendría abajo. En cuanto a la pertenencia al círculo de alumnos de Klaus, los mismos testimonios son también bastante elocuentes acerca del modo de vida en torno a su chamán, “lidero o soy guiado, no hay posición intermedia […] Lo terrenal debe ser sacrificado […] No hacemos nada para ganar dinero para él, sino que lo hacemos y ganamos dinero con él. Klaus siempre recibe una parte de los ingresos […] Tenemos que soportar las cosas. Tienen que ser frenadas como olas que rompen antes de golpear a Klaus. Tenemos que construir una presa […] Tenemos un contrato con el Cielo, estamos en situación de examen. Klaus es el profesor. Nuestra alma anhela una relación estudiante-maestro en el sentido de padre-hijo […] Ahora tengo el trabajo de ser un hijo y escuchar a mi padre […] Tenemos que formar un pueblo. Un nuevo comienzo. Un pueblo (Akedah) de naciones alemanas, danesas”.

Y es que la vinculación al movimiento es intensa, anticipándose críticas que vendrán desde afuera y ante las cuales el adepto deberá estar preparado “para poner límites”, porque el camino que inicia con Klaus es de enorme trascendencia, “si voy por este camino, no puedo ser como era antes. Mi vida será completamente diferente. Cuanto más me acerco a la verdad, más feroz será la resistencia desde el exterior. Porque vivimos en un mundo fragmentado, de caos multidimensional […] No trabajes contra la concepción de la creación. Sumérgete en la religión primitiva. Cuando David empieza a contar a la gente, nuevamente en lo material, entonces es cuando llega la plaga. Castigos atroces”. El compromiso que se exige es completo y de acuerdo la experiencia de los que abandonaron, “siempre dijo que [marcharse] tendría consecuencias […] Siempre decía que teníamos una tarea que cumplir, esa era la voluntad del Cielo, no podíamos ir hacia atrás, si lo hacíamos tendría consecuencias, la vida o el destino nos castigaría”.

Un programa de radio alemán realizado por Claudia Sanders sobre Hempfling fue claro al describir la vida en comunidad en el pueblo de Girona , “estábamos todos los días en la finca y trabajábamos de la mañana a la noche, limpiando la casa, establos, animales, planchábamos, lavábamos, hacíamos prácticamente casi todo, a diario, no éramos libres”. En cuanto al proyecto en comunidad, también Kreile describía una enorme opacidad, al mismo tiempo que en un momento dado se les indicó que no estaban suficientemente preparados, “no estaríamos listos para lo que tenía que venir, todavía teníamos que trabajar en nuestra personalidad y en nuestro carácter”. Otros testimonios aparecidos en diversos medios alemanes vienen a remarcar el carácter irascible y dominante del chamán, que se ha visto involucrado en varias reclamaciones judiciales por evasión de impuestos y posible fraude fiscal.

Según la experiencia de aquellos que vivieron en la comunidad, a la salida toda persona era cuestionada, a la vez que se desaconsejaba a los restantes miembros de la comunidad a mantener contacto con la persona que abandonaba el contacto con Klaus. También dentro del funcionamiento diario, aquellos que hacían demasiadas preguntas o se mostraban excesivamente cuestionadores, eran dejados de lado o excluidos a la hora de realizar los cursos con Klaus. Alguna de las personas que salieron pudieron rescatar también algún efecto beneficioso de la experiencia, como tener un mayor conocimiento del propio cuerpo y de los movimientos, así como de los propios pensamientos y la respiración, si bien el balance que hacen a su salida es de un importante daño personal y económico, a la vez que el daño que queda en las relaciones familiares, que han podido quedar afectadas de la desproporción económica del compromiso con la actividad del chamán de los caballos, pasando un duelo doloroso a la salida marcado por la confusión y el sentimiento de haber sido engañada.

En el verano de 1999, Hempfling decidió abandonar el proyecto en España, de modo que el grupo regresa a Alemania. Una parte del grupo ocupa la granja de Sigrid Kreile, situación que terminó desembocando en bastantes conflictos, fruto de la presión económica de Hempfling, pero sobretodo de haberse instalado en casa de una seguidora llegando a ocuparla y haciendo la vida imposible a la propia mujer. Los seguidores, junto con el chamán, se instalan en casa de esta mujer, cambian las cerraduras sin previo aviso y le dicen que les debe acoger porque tienen “un acuerdo verbal” de arrendamiento de su propia casa, supuesto acuerdo que dado el caso los restantes adeptos dirán que existe en calidad de testigos, situación conflictiva que terminó llevando a una intervención judicial para extraer al grupo de casa de la señora. La decisión del juez fue clara: cuando una persona, por amabilidad, acoge a otras a vivir en su casa, eso no comporta en sí mismo un acuerdo verbal de arrendamiento, si bien luego recurrieron la sentencia y aun consiguieron que la adepta les pagara una cantidad de dinero para que finalmente abandonaran su propia casa.

Después de su intento fallido de organizar una comunidad y de los diversos problemas con la justicia en Alemania, y ahora desde Dinamarca, Klaus se presenta ahora como coach y consultor en relaciones personales, relaciones laborales o sociales, en sus propias palabras, “uno de los más renombrados expertos en caballos del mundo”. Atendiendo en inglés, alemán, danés y español, ofrece sus enseñanzas prometiendo “un progreso inmediato en los negocios, cuestiones sociales y a nivel personal”. Su “Escuela de la Vida” ofrece una serie de cursos y talleres cambiantes, con unos costes completamente desorbitados: un día de coaching intensivo 7.000€, un seminario de seis días por 27.900€, seminarios de diez días por 45.000€, un mes de coaching familiar o grupal por 110.000€, un curso intensivo de tres meses de coaching ecuestre por 330.000€ o la guinda de su propuesta formativa que es la formación de un año en coaching y consultoría por el módico precio de 1.275.000€.

“El caballo simboliza la vida misma y en él la antigua encrucijada de la gente. Puedes montar un caballo rompiéndolo mental o físicamente – como se puede hacer con la vida, la naturaleza y todos los seres. O puedes montar un caballo sometiéndote a su orden superior. Este camino lleva a la cultura auténtica. Este es el camino genuino del caballo”. El caballo debe ser amado, domesticado y controlado sin violencia, el instructor de equitación muestra una comprensión infinita de los humanos y los animales. Y es que sus enseñanzas son excelentes de acuerdo a su publicidad, conocimientos que se prometen serán posteriormente muy solicitados, tanto desde entornos de intervención social como incluso a nivel de capacitación de empresarios a través del contacto con caballos. Dicho de otro modo, que si uno hace sus cursos de coaching el futuro profesional lo tiene asegurado. Y por ello tiende a animar a algunas seguidoras a formar una escuela de equitación o una escuela alternativa para niños, para educarles en las enseñanzas de Klaus.

En Alemania el grupo en torno a Hempfling llegó a seducir al expresidente de la asociación de distrito del Partido Demócrata Ecológico (ÖDP Garmisch-Partenkirchen), Otto Baronky, que quedó fascinado por sus enseñanzas, hasta el punto de empezar a difundir sus libros de forma cada vez más agresiva de cara a acercar a su maestro al ÖDP. También éste fue el caso del antiguo militante del Partido Liberal, economista y antiguo portavoz del Ministerio de Justicia, Kai Sonntag, quien en mayo del pasado 2000 se despide de sus funciones para empezar a hablar de querer construir una escuela de equitación. Sin embargo, estos entusiastas seguidores abandonaron tiempo después que empezaran a aparecer denuncias por posible estafa y presión psicológica.

Aunque muchos abandonaron el grupo después de experiencias desagradables con Hempfling, mientras que otros tuvieron que someterse a varios juicios y desprecios emocionales antes de poder abandonar. Los que pudieron abandonar describen su experiencia como “un infierno», experimentando humillación y culpabilización; otros estudiantes le dieron mucho dinero a Hempfling, dinero que nunca más se volvió a ver, aunque Hempfling empezara a decir en los juicios en su contra que estaba en bancarrota y no tenía recursos económicos. Para escapar de los juicios, los fondos se convirtieron en «acuerdos de préstamo”; Hempfling promete entonces que pagará tan solo si los estudiantes guardan silencio en público y no hablan sobre sus experiencias en España o Alemania.

Los cursos, junto a la parte de la doma propiamente, consisten también en contenidos que tienen que ver con la conciencia corporal, el desarrollo espiritual, los mitos, la simbología y el folclore, con largas charlas en las que Klaus habla sobre los caballos y lo que representan, con ejercicios corporales y mentales para adecuarse al nuevo método, como los “círculos mágicos” u otras prácticas de índole esotérica. Los ejercicios son realizados en grupo de forma regular, en los que Klaus puede situar en el centro a alguna persona para examinar sus “capas”, lo que supone dejarlo expuesto a las críticas y a la humillación ante los demás; o ejercicios para conectar con el niño interior, o hablar de traumas familiares o situaciones infantiles dolorosas.

En la actualidad, algunas seguidoras realizan tareas de atracción hacia las enseñanzas de Klaus en nuestro país, ya sea a través de algún curso online o bajo la excusa de hacer un proceso de coaching para mejorar en los negocios, o bien ofreciendo una experiencia estimulante de contacto con los caballos o incluso prometiendo que con los cursos se obtendrán beneficios mejorando la propia personalidad o criando a los hijos. Una vez capturada la atención de un nuevo posible interesado, se habla del proyecto de poder ir a pasar una temporada en la granja de Dinamarca para realizar alguno de los talleres que Klaus organiza allá. Bajo la excusa del coaching, se piden progresivamente importantes cantidades de dinero que la persona debe comprometerse a pagar. Las personas que realizan esta tarea de atracción hacia los cursos de Hempfling tienden a desplegar los mismos recursos que el maestro: fuertes exigencias económicas para abonar diversos cursos, siempre reiterando que se dio un acuerdo verbal y que debe cumplirse hasta el final, aunque eso comporte distorsionar las relaciones con la familia o descapitalizarse, siempre bajo el argumento de que “es esencial mantener la integridad” como “una posición de fortaleza”, como sinónimo de “coherencia”; enseñanzas que prometen una transformación pero que finalmente van por el lado de la desconexión de la persona de sus intereses, aficiones o vínculos previos; convencer al interesado en que podrá poner en marcha un proyecto innovador, como levantar una escuela para niños o poner en marcha un centro de coaching con caballos, para lo que se exigirán mayores aportaciones económicas; exigir el secreto con respecto a ciertas actividades o enseñanzas transmitidas en las sesiones presenciales u online con Klaus, a la par que tensar las relaciones con familiares o amigos que puedan mostrarse contrarios a las enseñanzas o prácticas de la escuela Akedah; forzar progresivamente a la persona a que vaya comprometiéndose más y más en diferentes actividades; y el intento reiterado de volver a sacar más dinero a sus antiguos clientes y/o adeptos bajo los más variados argumentos o refiriéndose a pretendidos acuerdos verbales que fueron hechos en el pasado en algún momento del proceso de vinculación con las actividades del chamán de los caballos.