El periódico rumano Jurnalul Național, recogía recientemente las declaraciones de un exmiembro de MISA que participó durante cuatro años en la vida de uno de los ashrams de MISA y que junto a otros exmiembros prestó declaración ante el Ministerio de Justicia de Rumanía.
Costea Cornel, ha declarado recientemente ante el Tribunal de Justicia de Rumanía en relación al proceso abierto en contra de Bivolaru y sus lugartenientes por posibles delitos de tráfico de personas y producción de películas pornográficas, reclamándole la cantidad de 666.666€ por todo el tiempo que pasó en el ashram de Bucarest.
El declarante aseguró que todo el período en que estuvo trabajando para el grupo, no vio nunca que los ingresos obtenidos de la venta de productos realizados en el ashram fueran destinados a las sedes de Bivolaru. Cornel indicó que «MISA prometía una mayor integración y espiritualidad […] dedicábamos todas nuestras fuerzas y energías […] y cuánto más dabas, menos recibías […] trabajé para el grupo hasta que no pude más».
Cornell seguro, asimismo, que a las jóvenes se las enviaba a Japón al menos dos veces al año para participar en películas eróticas o pornográficas, mientras se les enviaba el dinero a las familias como compensación. Cornell indicó también que se utiliza a los menores de edad y que muchas de las jóvenes que terminan enroladas, acaban deseando tener un encuentro íntimo con Bivolaru. Otras, son engañadas, incluyéndose sus imágenes en algunos films sin consentimiento alguno de sus padres, que fueron engañados previamente bajo la promesa de un mayor desarrollo espiritual y seducidos por la «gran oportunidad de un viaje al Japón».
En relación a las enseñanzas pseudoterapéuticas del grupo, Cornell declaró que muchos miembros de MISA terminaron por desarrollar un cáncer o bien al borde del desequilibrio psicológico, debido a los preceptos que se manejan dentro del grupo por los cuales las técnicas y enseñanzas de Bivolaru podrían llegar a curar todo tipo de enfermedades. Colateralmente, la destrucción de los vínculos familiares se produce como consecuencia directa derivada de la mayor implicación en las prácticas del grupo y de las mismas prácticas sexuales, por las cuales las relaciones abiertas son la norma, así como por el empleo de imágenes de las jóvenes para sus películas.
Por su parte, el abogado defensor de Bivolaru, declaró que tienen dudas con respecto a la credibilidad de los testimonios y que argumentarán para demostrar que todas estas acusaciones son infundadas. Según su punto de vista, todos los miembros fueron invitados a un trabajo voluntario, sin explotación personal o sexual alguna y a modo de compensación se les ofrecía el alojamiento gratuito y se les trataba bien.
Pero de acuerdo con el denunciante, Bivolaru tiene «métodos ingeniosos para terminar por atraer a más participantes». Durnte el primer año de actividad, los resultados obtenidos parecen positivos, hasta que empieza a tomar más fuerza la figura del instructor, que replica las enseñanzas de Bivolaru. Teniendo en cuenta que el mismo gurú aprendió todo por su cuenta -sin que eso le impida presentarse con aires de doctor-, las enseñanzas transmitidas no dejan de comportar un riesgo en si mismo para los seguidores.
La vida en el ashram, de acuerdo a la experiencia de este testimonio, estaba regida por fuertes medidas de conformidad grupal, a la vez que de castigos por acciones que salieran de aquello esperado por el gurú. Así, refiere que en sus cuatro años de vinculación en el ashram, cuando no se acataba una indicación o precepto del grupo, el castigo podría ser que se le cortara el pelo al cero a una chica, o bien la obligación de correr desnudo por el ashram u otros castigos emocionales. Una vez dentro del ashram, la ruptura con las amistades y la familia no tardaba en llegar.