De acuerdo con un reciente estudio publicado en la revista Neuropsychologia, sufrir una lesión cerebral puede conducir a que la gente sea más fundamentalista.
Investigadores de la Universidad de Northwestern en Illinois, EE.UU., encontraron que los pacientes que sufrieron una lesión cerebral, se mostraban menos dispuestos a aceptar nuevas ideas y se volvieron más extremos en lo tocante a sus convicciones religiosas.
Más concretamente, el estudio ha evidenciado que las lesiones en la corteza prefrontal ventromedial estarían vinculadas a niveles más altos de fundamentalismo religioso. Investigaciones anteriores habían sugerido que la corteza prefrontal ventromedial, que se encuentra en el lóbulo frontal del cerebro, era un “centro crítico” para los sistemas de creencias.
Jordan Grafman y sus colegas Wanting Zhong, Irene Cristofori, Joseph Bulbulia y Frank Krueger, evaluaron a una muestra de 119 veteranos de combate de Vietnam con lesiones en la corteza prefrontal ventromedial. En comparación con la muestra de control de personas sin lesión cerebral, encontraron que los veteranos con estas lesiones reportaron niveles más altos de fundamentalismo religioso en comparación con aquellos que no mostraban tales lesiones.
De acuerdo con este reciente estudio, si se daña esta región cerebral, se reduce sustancialmente la flexibilidad cognitiva, esto eso, la capacidad que tenemos para cambiar nuestros puntos de vista en respuesta a nuevas evidencias o ideas. En este sentido, al reducirse la flexibilidad cognitiva y la apertura al cambio, se incrementa proporcionalmente el riesgo de mostrar mayores signos de fundamentalismo religioso.
Los mismos autores han señalado que una de las limitaciones del presente estudio radica en las características de la muestra, “ya que todos eran veteranos de combate estadounidenses masculinos. Esto limita la generalización a otros grupos de personas, incluyendo mujeres, personas de otros países y personas que provienen de culturas con diferentes creencias religiosas de base”.
Al mismo tiempo, los autores señalan que “necesitamos entender todavía en qué las convicciones religiosas son distintas de las creencias morales, legales, políticas y económicas en sus representaciones en el cerebro, así como la naturaleza de la conversión de un sistema de creencias a otro, la diferencia entre las creencias y las acciones y la naturaleza profunda de los conocimientos que las personas usan para acceder y sostener sus creencias “.