Según recogía hace unos días el diario francés Le Figaro, un reciente estudio publicado en New Zealand Medical Journal ha mostrado que los efectos adversos de las manipulaciones físicas que llevan a cabo los quiroprácticos no suelen reportarse en los estudios clínicos que han sido realizados hasta la fecha.
La quiropráctica está reconocida como una práctica reglada en Francia desde el pasado año 2002, como una modalidad de medicina manual consistente en un manejo preciso de la columna vertebral para tratar el dolor de espalda, rigidez en el cuello, neuralgias y otras afecciones neuro-musculo-esqueléticas. Algunos practicantes afirman que esta terapia puede utilizarse también para aliviar otros problemas generales de salud, incluso en niños. Aún siendo una práctica común en países anglosajones, la quiropráctica acaba de ser cuestionada por los investigadores de la Universidad de Exeter (Inglaterra).
De acuerdo con Edzard Ernst, profesor de la Universidad de Exeter y autor principal del reciente trabajo «[…] estos estudios realizados en el pasado estaban incompletos y se dejaron así para dar la impresión de falso positivo». Y es que para llegar a esta conclusión, el profesor Ernst y su equipo recopilaron datos de 60 ensayos clínicos llevados a cabo entre enero de 2000 y julio de 2011.
Los resultados: 29 de esos trabajos no mencionaban los efectos secundarios de los tratamientos quiroprácticos y tan sólo en 16 de estos estudios se indicaba que el paciente había sufrido efectos secundarios durante las pruebas. En opinión de Ernst, «esta subestimación de los efectos secundarios no es ética […] ya que todos los efectos secundarios de cualquier intervención médica deberían ser publicados».
El profesor Ernst, quien en su día ya calificó al príncipe Carlos de «charlatán» por sus afinidades con la agricultura biológica y ciertas prácticas alternativas de la salud, añade a propósito de estos resultados que «los quiroprácticos aseguran que su práctica es 100% segura, mientras que cientos de estudios de caso han puesto de manifiesto los problemas relacionados con el tratamiento quiropráctico […] aparte de los leves dolores que suelen durar 1-3 días después de la manipulación del cuerpo, se han identificado entre 500 y 700 complicaciones graves».
De hecho, otro estudio realizado en EE.UU. ha demostrado que la práctica de ciertos movimientos en el cuello, especialmente aquellos que involucran la rotación forzada a un lado, podrían llegar a estirar demasiado una arteria que corre a lo largo de la columna vertebral, y su desgarro causar un derrame cerebral . Ernst añade a este respecto «ésto es sólo la punta del iceberg […] algunos neurólogos han encontrado indicadores de derrame cerebral tras diversas manipulaciones quiroprácticas […] y en 99,9% de los casos no se ha informado de estos efectos adversos ni mucho menos lo han publicado».
Para Philippe Fleuriau, el presidente de la Asociación Francesa de Quiropráctica (AFC), «este estudio no es admisible». De acuerdo con el presidente de la AFC, «el profesor Ernst está excesivamente centrado en la medicina alternativa y sobre todo en los quiroprácticos […] su trabajo habla por cientos de casos mientras que varios estudios de Australia y Canadá han demostrado que este riesgo era de un caso cada cinco millones de personas».
Philippe Fleuriau reconoce que en su práctica existen riesgos: «la manipulación, ya sea por un médico, un fisioterapeuta o un quiropráctico, es peligrosa cuando se hace mal, en el momento equivocado o con la persona equivocada […] es por eso que siempre debe verificarse el estado de salud del paciente antes de una intervención quiropráctica […] si existe un riesgo de derrame, entonces es mejor no hacer nada».
Por su parte, el profesor Ernst subraya que no se opone a la terapia basada en el masaje o la manipulación quiropráctica, sino que es contrario a que «los investigadores de medicina alternativa […] sean a menudo aficionados que piensan que el propósito de un estudio es promover su tratamiento, en lugar de demostrar su seguridad o efectividad».
En España, la profesión se auto-regula a través de la Asociación Española de Quiropráctica, a la que pertenecen sólo quiroprácticos con la formación de grado superior. En la actualidad, dos centros universitarios imparten formación en quiropráctica: el Real Centro Universitario Maria Cristina y Barcelona College of Chiropractic.