En 2011, el gobierno suizo publicó un informe sobre la homeopatía que ha levantado polémica a la vez que ya está siendo empleado por muchos como una prueba inequívoca de la supuesta eficacia de la homeopatía. Como recordaba Dana Ullam recientemente en The Huffington Post, el gobierno suizo tiene una larga historia en cuanto al respeto por la neutralidad, y por lo tanto, los informes de este gobierno en temas controvertidos se toman en la práctica más en serio que otros informes de los países.
El mencionado informe fue encargado tras de un referéndum de 2009 en la que el electorado suizo decidió que la homeopatía y otras terapias alternativas deberían estar cubiertas por la asistencia sanitaria. Algunas encuestas recientes apuntaban que aproximadamente la mitad de la población suiza habrían utilizado tratamientos de medicina complementaria o alternativa, remarcando la ayuda que habrían recibido. Pero antes de implementar esta decisión, más allá de la expresión popular, el gobierno deseaba establecer si realmente funcionaba desde el punto de vista científico la homeopatía.
El caso de la homeopatía no es el primero en Suiza. Desde 1998, el gobierno de Suiza decidió ampliar su seguro de salud nacional para incluir ciertas medicinas complementarias y alternativas, entre ellas: la medicina homeopática, la medicina tradicional china, la medicina a base de hierbas, la medicina antroposófica y la terapia neural.
En febrero de 2012, el informe que se publicó originalmente en alemán se tradujo al inglés y fue inmediatamente tomado por los defensores de la homeopatía como una prueba concluyente que la homeopatía sería eficaz. El informe concluye que el tratamiento homeopático no sólo es eficaz sino también rentable, por lo que deberían continuar siendo reembolsados por las autoridades nacionales de Suiza en sus programas de seguros médicos.
En mayo de este año, David Martin Shaw, de la Universidad de Glasgow, publicó un trabajo en el que se dedicaba a analizar el informe suizo. Su conclusión: que desde el punto de vista científico adolece de deficiencias importantes. El autor mantiene que no contiene ninguna prueba nueva y malinterpreta los estudios anteriormente publicados, creando pruebas diseñadas para convencer al lector que la homeopatía es eficaz. Asimismo, Shaw muestra que casi todos los autores tienen conflictos de intereses, a pesar de su afirmación que no existan. En todo caso, el autor indica que el informe demuestra que los homeópatas están dispuestos a distorsionar la evidencia para apoyar sus creencias, infringiendo los principios de integridad cientifica marcados por la Academia Suiza de las Artes y las Ciencias.
El autor concluye que «en este trabajo se ha demostrado que los autores de este informe adoptaron una estrategia muy poco habitual en lo que debería haber sido la obtención de una evidencia imparcial. Parece que su objetivo no era tanto proporcionar una evaluación independiente, sino la de seleccionar los criterios que condujeran a la conclusión que la homeopatía es efectiva […] es lamentable que el gobierno suizo legitimara este informe, adjuntando su nombre al mismo, y también es injusto que el texto en inglés no esté disponible de forma gratuita al público en general cuando ya está siendo ampliamente tergiversado en todo el mundo como prueba de la eficacia de la homeopatía».