Brave Katy Morgan-Davies, una de las tres mujeres que pasó encarcelada en su propia casa en el centro de Londres por su padre durante treinta años, ha hablado recientemente sobre su experiencia traumática y sobre cómo finalmente quedó reducida a la nada, funcionando como una niña de unos seis años de edad.

Esta mujer, que en la actualidad tiene 33 años de edad, no ha sabido que su captor era su propio padre hasta que no intervino la policía y liberó a los adeptos – prisioneros de Aravindan Balakrishnan (también conocido como «el camarada Bala»). Ahora Balakrishnan se encuentra en prisión tras haberse demostrado cómo mantenía a estas mujeres en un estado de perpetuo terror psicológico, a quienes amenazaba con matar si se les llegaba a ocurrir abandonar la casa en donde estaban recluidas, a la par que durante el juicio quedaron demostrados los continuos abusos físicos y sexuales sobre estas tres mujeres.

Ahora esta historia, ha sido levada a un documental que será emitido por la BBC la próxima semana bajo el título «La secta de la puerta de al lado». Un trabajo que de acuerdo a las palabras de su productor, «es más bien un drama de ciencia ficción antes que un documental propiamente dicho». Y es que a esta mujer -que cuando fue rescatada de la casa no sabía ni cómo utilizar electrodomésticos básicos ni cómo cruzar una calle-, estaba convencida que sobrevendrían tremendos desastres naturales que destruirían la faz de la Tierra (por los cuales mejor no salir de casa) y que la explosión del transbordador espacial Challenger era culpa de ella. Además, en su vida había ido al médico ni tampoco al dentista.

En ese contexto de aislamiento y control, la mujer relató a diversos medios de comunicación ingleses, cómo tan sólo le quedaba relacionarse con los objetos, «hablaba con el grifo, él está de mi lado pensaba…cuando el grifo me besaba y me ruborizaba, entonces me abrazaba al wáter».

Katy, que nació con el nombre de Prem Maopinduzi («La Revolución del Amor»), un nombre que ella odiaba, fue enseñada desde bien pequeña que su tarea en la vida era la de ayudar a su «camarada Bala» a gobernar el mundo. Su propio nacimiento era descrito dentro del grupo como «el proyecto Prem». A la salida del grupo, decidió cambiarse el nombre y pasar a llamarse Katy, adoptando el apellido de su madre Sian Morgan-Davies. Su madre entró en la secta maoísta a la edad de 20 años, aunque fallecería hace veinte años de una caída desde la ventana de su casa cuando Katy tenía 14 años de edad. Ahora piensa que su madre debió intentar escapar, falleciendo en el intento, recordando como el día previo a la muerte de su madre el propio Balakrishnan junto con otros miembros del grupo, golpearon a su madre, «a quien colocaron en el suelo, maniatada y con un trapo en la boca mientras le pegaban».

No obstante, en esos momentos, tampoco Katy sabía que esa mujer era su madre, ya que de acuerdo con el pensamiento del grupo no había ni madres ni padres, siendo los niños criados por el grupo en su conjunto. Cualquier muestra de afecto dentro del grupo era brutalmente castigada, permitiéndose tan sólo los abrazos del líder del grupo, de forma que si otra mujer intentaba consolar abrazándola eso era interpretado «como signo de homosexualidad». Aishah Wahab, otra de las mujeres que estuvieron en esta secta maoísta, y que en la actualidad tiene 72 años, relata también en el documental cómo se le castigó cuando intentaba consolar a Katy por haberse orinado encima en alguna ocasión. Para Katy, cuando Sian Morgan falleció «fue un gran alivio, porque era una de las mujeres más brutales dentro del grupo cuando aplicaba los castigos».

Balakrishnan, de origen indio, y su esposa Chandra, de Tanzania, llegaron en los años sesenta a Reino Unido. En los setenta se vincularon con el centro maoísta londinense y más tarde pondrían en marcha el «Instituto de Trabajadores de Pensamiento Marxista Leninista Mao Zedong». En esos años llegó a tener un pequeño grupo estable de unas 15 personas que le seguían. A finales de los setenta, la policía registro el domicilio al sospechar que pudieran estar utilizando drogas ilegales, pero no sucedió nada en aquella ocasión al no encontrarse droga alguna. De hecho, ni tan siquiera fumaban, «estaba muy mal visto fumar o emplear drogas». El objetivo del grupo, según recuerdan las antiguas adeptas-rehenes, era «instaurar un sistema maoísta, destruir el estado fascista de Gran Bretaña».

Trágicamente, Katy fue la primera mujer que trató de escapar el pasado 2005, cuando tenía 22 años, aprovechando que la puerta trasera de la casa había quedado abierta. Un transeúnte la encontró y la llevó a la policía, aunque cuando Balakrishnan la fue a recoger convenció a la policía que no había problema alguno.

Tan sólo ocho años más tarde conseguiría Katy escapar de la casa, al emplear un móvil que había logrado introducir secretamente y llamando a una organización de trata de mujeres que había visto en la televisión. Ahora, estas dos mujeres intentan reconstruir sus vidas, no así la tercera de ellas, Josie Herival, quien sigue siendo una devota ciega de Balakrishnan.

Uno de los episodios más macabros de la historia de este grupo se produjo cuando Sian quedó embarazada de Katy, muy probablemente del mismo líder, quien de al menos existe constancia de la violación de dos de sus seguidoras. El embarazo se mantuvo oculto para los restantes miembros del grupo, hasta el momento del nacimiento, a partir del cual el líder dio indicaciones claras con respecto a que la niña no debía ser tratada como tal, debía ser vestida con ropas de género neutro, no se le debían permitir juguetes y no podía tener contacto con otros niños de ningún modo. Ahora, cuando Katy sabe de su nacimiento y de sus orígenes, se queda bloqueada, entendiendo que quizá nunca se le llevó al médico para que no se supiera de su existencia, «muchas veces nos decía si sabíamos lo que significaba NHS [las siglas del sistema nacional de salud del Reino Unido]…Ningún Esfuerzo Personal…de forma que cuando caíamos enfermos, lo único que debíamos hacer es concentrarnos en él porque de este modo nos curaríamos».

El líder insuflaba continuamente el terror entre sus seguidoras, «de forma que cuando nos permitió ver la televisión fue por su conveniencia, para mostrarnos todos los peligros y de qué era culpable..como lo del transbordador espacial…en una ocasión, llamó por error un repartidor de pizzas a casa, y justo ese mismo día se producía un terremoto en Japón, de forma que él juntó las dos cosas y dijo que estaban conectadas…así que entonces la misión pasó a ser esa, la de mostrar el estado fascista de Gran Bretaña porque un repartidor de pizzas había llamado a casa de Bala, de dios».

En el documental que se emitirá el próximo 26 de enero, se le pregunta abiertamente si odia al hombre que robó 30 años de su vida, ‘No. Solía odiarlo. Me sentía totalmente impotente. Pero la vida también es muy corta. Hay poco tiempo como para gastarlo en el odio y la ira’. Y cita a Nelson Mandela, alegando que «es inútil aferrarse a la ira, el odio y la amargura». Inclusive llega a afirmar que le gustaría algún día reunirse con su padre – torturador, «reconciliarme con él en el futuro … si él quiere».