“Un grito resuena a través de la arena. Luego, la mujer rubia se hunde en el suelo del escenario brillantemente iluminado. Gatea sobre sus rodillas, gimiendo, agarrando las piernas de otro participante. Los 2400 participantes de la sala, abarrotada, contuvieron la respiración. Los que se sientan al fondo, miran fijamente las dos grandes pantallas a izquierda y derecha del escenario, donde todo se puede ver aún más bonito y más grande, en directo y a todo color. “¡Es como en el cine!”, dirá un cliente más tarde. “¡Y siempre hay buenas sorpresas!”. Al final, la mujer rubia es la primera en aparecer en el escenario. Ella grita, se retuerce, solloza. «¡Ayuda!», exclama ella. «Necesito ayuda…” (Hellinger, 2003, 4ª Conferencia Internacional de Constelaciones Sistémicas, puede consultarse aquí el enlace donde se recoge el fragmento de la constelación).
Este es un momento de una constelación familiar, una técnica que en los últimos años se ha popularizado como una forma ultrarrápida de transformación personal. En mi experiencia ayudando a familiares, miembros y ex miembros de sectas y otras prácticas abusivas, las constelaciones familiares aparecen entremezcladas con prácticas de lo más diverso, siendo un procedimiento atractivo para muchos gurús del crecimiento personal, así como también para algunas sectas que se han apropiado de las mismas.
La estructura básica de una constelación familiar es casi siempre la misma: en el contexto de un grupo grande -desde decenas hasta centenares de personas pueden participar en una constelación-, el constelador selecciona a un participante para trabajar un tema personal, los restantes asistentes, funcionarán como “representantes”. Tras una breve discusión preliminar, el cliente describe su problema al constelador. Contrariamente a otros procedimientos terapéuticos, no se requiere una anamnesis, no hay exploración clínica, el historial médico es innecesario. El constelador que lleva la actividad, tan solo está interesado en «eventos significativos» de la historia familiar del cliente. Un constelador, según Hellinger, “buscará hasta que haya localizado a un miembro de la familia rechazado en el campo familiar del cliente”. Se espera que los demás participantes, como “representantes”, resuenen con el problema planteado, con “el campo familiar” de quien explicó su historia; y que, de esta manera, aparezca la solución al “enredo familiar”, porque según Hellinger “existen conexiones inconscientes con el destino de los ancestros familiares” que son los que darían cuenta del problema. El fundador de este procedimiento estaba convencido que, a través de las constelaciones familiares, “se alcanzará un retrato verdadero de lo que sucede en una familia”. Si bien la mayoría de las constelaciones se realizan en grupo -incluso alguna de ellas en eventos con centenares de participantes-, también pueden ser realizadas a nivel individual («constelaciones integrativas individuales»); en ese caso, los representantes en la constelación, pasan a ser pequeños muñecos de Disney, Lego, o PlayMobil, cojines, sillas, papeles, post-it, vasos o incluso pinzas de tender que se van moviendo encima de una mesa (como puede verse, por ejemplo, en este enlace).
De acuerdo con el promotor de esta técnica –el difunto Bert Hellinger, un «apóstol» para sus continuadores-, cada familia tiene un alma que conecta a todos los miembros a través del destino de sus ancestros. La exclusión de miembros de la familia, dañaría “el alma de la familia”, con posibles enfermedades para los familiares más cercanos o sus descendientes quienes, inconscientemente, quedarían identificados con el destino de la persona excluida. La ayuda para el cliente que está “enredado” en ese campo familiar, tan solo llegará cuando se restauren los «órdenes del amor», un sistema familiar jerárquicamente estructurado superior que Hellinger afirma haber reconocido como curativo. En su opinión, los principios de estos órdenes se aplicarían dentro de cada familia, pero también dentro de estructuras más grandes (como el clan o dentro de cada nación). Por encima de todo, se aplica el principio de antigüedad, que comporta honrar a aquellos que estuvieron primero (ancestros). Además, todos (incluidos los difuntos) tienen el mismo derecho a pertenecer a su familia, a su clan, a su pueblo, nadie puede ser excluido. Estas leyes de orden universalmente válidas no deben ser violadas, de lo contrario esto conducirá a enredos que desembocarán en posibles enfermedades mentales y/o físicas. El orden se restablece cuando los niños (o los participantes de la constelación) se inclinan ante los representantes de los padres (consteladores o restantes miembros participantes), honrándolos, ”si uno inclina la cabeza ligeramente hacia adelante, la energía fluye. Entra en mucho más contacto con la tierra. Y si alguien hace esto en frente a sus padres y lo hace aún más profundamente, entonces sacan a relucir el orden original, a saber, que los padres son grandes y él es pequeño” (Hellinger, 1995, consulte aquí el enlace en donde Hellinger describe la necesidad de honrar a los ancestros y aceptar las órdenes que regirían el campo familiar).
Para Hellinger, ”estamos conectados a algo más grande”, en sus palabras, a un «campo de conocimiento” o “campo mórfico” o «morfogenético», un supuesto campo energético de índole metafísica propuesto por el bioquímico Sheldrake, a quien le gusta además flirtear con la parapsicología y temas afines. Durante la constelación, se supone que el constelador puede conectar con ese campo mórfico, así como los asistentes en tanto “representantes”, emergiendo “de ese campo cuántico” la escena familiar significativa. El rol de Hellinger y, por extensión, de sus facilitadores actuales como veremos, es prácticamente oracular, dado que partiendo de esa configuración espacial en la constelación, y al conectar el constelador y los representantes con el “campo mórfico”, “se alcanza la solución al instante”. Por su parte, los participantes experimentan, efectivamente, sensaciones en sus cuerpos, que interpretan como efectos del campo mórfico que activa la constelación, sin considerar que los dolores corporales, la alteración de la respiración, el gritar o expresar reacciones catárticas pueden ser una de las consecuencias esperables de un contexto de grupo en el que se ejerce no sólo un efecto sugestivo y catártico, sino también a cierto tipo de violencia emocional que deriva de las intervenciones que pueden llegar a realizarse.
Varias han sido las críticas que desde su aparición han ido sucediéndose en torno a las constelaciones familiares, y que pueden agruparse en cuestionamientos hacia el rol de Hellinger, hacia su idea de «Órdenes del Amor», ciertas interpretaciones acerca del incesto, la homosexualidad u otras problemáticas familiares y acerca de si en realidad estaríamos hablando de una herramienta terapéutica o de un procedimiento espiritual.
La figura de Hellinger. Una parte importante de la polémica en torno a las constelaciones familiares, ha girado en torno a la figura de su fundador, un ex misionero católico que abandonó la vida religiosa para, según su propio relato, formarse en psicoanálisis. Hellinger fue enviado a la guerra a sus 17 años; posteriormente, se hizo sacerdote y trabajó hasta 1968 como director de una escuela misionera católica en Sudáfrica, donde quedaría prendado por los ritos zulúes de los que sin duda extraería la materia prima para sus futuras constelaciones. De vuelta en Alemania dejó la orden, renunció a su oficio sacerdotal en 1971 y se casó. No estudió psicología ni completó una formación psicoterapéutica alguna. Sin embargo, a menudo se le describe como psicólogo y como psicoterapeuta. Debido precisamente a que no tenía licencia para ejercer como psicoterapeuta en Alemania, Hellinger pasó a describir sus constelaciones familiares ya no como una psicoterapia, sino como un «camino fenomenológico del conocimiento”. Eso le permitió realizar giras mundiales para extender las constelaciones, hasta el punto que son ofrecidas en más de 25 países -según su propia publicidad-, habiendo vendido millones de ejemplares de los libros de su fundador. Sin embargo, parte de sus seguidores, como veremos, no han dejado de intentar quedar incluidos dentro de registros profesionales de psicoterapeutas, para de este modo validar su práctica y atraer a profesionales licenciados en psicología, a la vez que ofrecer al público en general una imagen de procedimiento reconocido por la comunidad profesional.
En los diferentes lugares en los que se describe la trayectoria de Hellinger, podemos encontrarnos con argumentos de supuesta validez tales como “se dedicó por completo a su formación psicoanalítica, leyó las obras completas de Freud y gran parte de la otra literatura relevante”. Según los datos inexactos que pueden encontrarse en la misma Wikipedia, “pasó varios años a principios de la década de 1970 en Viena formándose en un curso clásico de psicoanálisis en el grupo de trabajo que funcionaba en la década de los cuarenta, la Wiener Arbeitskreis für Tiefenpsychologie (Asociación vienesa de psicología profunda). También estuvo muy interesado por la terapia del grito primal de Janov, una herramienta muy cuestionada por la primacía catártica y por el riesgo de desencadenar una experiencia traumatizante sobre los pacientes. Aseguró también que completó su formación en el Münchner Arbeitsgemeinschaft für Psychoanalyse (Instituto de Formación Psicoanalítica de Múnich) y que “fue aceptado como miembro practicante de su asociación profesional”. De acuerdo con la revisión de un psicoanalista alemán (Hilgers, 2003, se puede encontrar en la publicación del enlace), pudo haber intentado realizar una formación en el mencionado instituto, e incluso haber intentado a través de ello entrar dentro del registro de profesionales de psicoterapia en Alemania, pero al final quedó fuera del registro, tanto por su falta de cualificación profesional necesaria como por la mezcla de procedimientos. El que no completara ninguna formación en psicoanálisis, así como el hecho de no poder haber accedido al registro de psicoterapeutas por formación insuficiente, debió afectar a la construcción del relato posterior, que se transformó en un relato del fundador que funciona como una gesta heroica, como cuando describen que ante las innovaciones de Hellinger, “la comunidad psicoanalítica de Viena estaba menos entusiasmada que él con esta forma de incluir la experiencia corporal en el proceso terapéutico, y de nuevo se enfrentó a la cuestión de lo que era más importante: la lealtad a un grupo o el amor por la verdad y la investigación. La separación del psicoanálisis se hizo inevitable”.
Mucho antes de Hellinger ya se conocía la posibilidad de representar las relaciones familiares a través de la disposición espacial de las personas. Varias parecen ser las fuentes que Hellinger habría tomado libremente para describir su sistema de constelaciones familiares, según él mismo también reconoció. Por una parte, es posible que tomara algunas ideas de las aportaciones de de la conocida terapeuta familiar Virginia Satir, que desarrolló el procedimiento de las “esculturas de familia”, técnica que ya era utilizada en el contexto de la terapia familiar sistémica. Es posible que tomara la técnica de las esculturas de familia reconvirtiéndola a las constelaciones, así como también podría haber sintonizado con parte de la visión de Satir acerca de la vida, como cuando ella misma sostuvo que “al evolucionar, he tenido experiencias que me dicen que existe algo que podría llamarse fuerza vital o mente universal. Sé que esta fuerza posee múltiples dimensiones, que son poderosas modeladoras del comportamiento humano”.
La expresión de “constelación familiar” la acuñó Alfred Adler, que la definió como la influencia entre los miembros de una familia a causa del rol de cada uno de ellos. Más tarde, Carl G Jung habló también de las “constelaciones familiares” para referirse al conjunto de elementos que definirían un complejo que compartiría una familia dada, «los primeros intentos de conquistar amistad y amor están fuertemente constelados por la relación con los padres, y en esto suelen verse hasta qué punto son poderosas las influencias de la constelación familiar”. Hellinger conoció también el trabajo de Thea Schönfelder, una psiquiatra alemana que ayudaba a sus pacientes y sus familias a reconocer los efectos de las dinámicas familiares perjudiciales y a tratar de corregirlas; lo tomó como base y lo adaptó a su manera tras una experiencia iluminadora para él, “me encontré con las constelaciones familiares, porque ya las había antes de mí, cuando Thea Schöenfelder me las dio a conocer durante las semanas de psicoterapia en Lindau y me eligió como representante del padre de un joven esquizofrénico. Completamente ingenuo me dejé colocar, seguro de mí mismo y con buen ánimo. De repente, cambió de sitio al representante del joven y caí en un abismo. Ya no era yo mismo”.
Cuando uno observa la presentación que hace de si mismo el fundador de las constelaciones, se encuentra el esquema que ya he descrito en «Captados: Todo lo que necesitas saber sobre las sectas» (Ariel, 2020) en relación a los gurús del crecimiento personal autoproclamados e incluso entre los gurús de sectas de psicoterapia, un esquema que se repite en todos y cada uno de sus practicantes. Pasan por algunas experiencias puntuales de crecimiento personal o por alguna terapia conocida, tienen una suerte de «iluminación» al respecto fruto de algún insight particular, quedando convencidos de haber descubierto un principio universal que transforman en técnica, la técnica en cursos, los cursos en seminarios de formación y finalmente se crea una estructura que bajo apariencia profesional organiza la actividad y expende diplomas u oferta másters privados, siempre con personas que se presentan con numerosas formaciones (aunque hayan sido de un fin de semana o dos) y sin recorrido sanitario o clínico alguno; dentro de esta organización, progresivamente, se dirigirán a atraer también a profesionales cualificados que legitimen todo el discurso y la estructura formativa creada a tal efecto.
A un psicoterapeuta se le prohibiría realizar su terapia frente a 500 o 1000 espectadores. Pero Hellinger no se describía a sí mismo como un psicoterapeuta, sino como alguien que estaba “al servicio de algo más grande”. Eso es comparable al pastor o al telepredicador que asegura que Dios le pidió que predicara el evangelio a tantas personas como sea posible. Y cuando alguien en esa situación de poder asegura la solución rápida a los problemas emocionales o psicológicos, la dinámica resultante puede terminar acercándose a la de un culto a la personalidad.
La estructura patriarcal de la noción de “Orden”. Se ha cuestionado que su interpretación de los «Órdenes de Amor» comportaría implícitamente un modelo patriarcal en la que se entiende que quien estuvo primero es a quien se debe honrar, con independencia de sus acciones. De este modo, “la crianza de los hijos es independiente de la moral, está más allá del bien y del mal…los hijos entran en la brecha por sus padres o sus antepasados, logran expiar lo que no hicieron…de forma que cualquier juicio por parte de los padres…es presuntuoso” (Weber, 1998, p.243) (véase en este sentido sus ideas acerca de este punto). Dentro de este contexto, los problemas psicológicos o emocionales se entienden como una perturbación de los órdenes del amor. La homosexualidad puede venir determinada por los ancestros, Hellinger llegó a manifestar que un participante homosexual cambió su orientación sexual tras una constelación, llegando a tener hijos más tarde. El cáncer u otras enfermedades puede derivar también de alguna cuestión relacionada con los ancestros no adecuadamente resuelta, las constelaciones volverán a colocar todo en su sitio.
De acuerdo a las ideas de Hellinger, no hay autores ni víctimas en el incesto, sólo figurantes en un drama escenificado por una «fuerza superior». El incesto, como los restantes problemas, derivan de un hecho sistémico. En esta línea, Hellinger sostenía que “si hay falta de intercambio y compensación entre los miembros de la pareja, surge en este sistema una necesidad irresistible de compensación, que se expresa como una fuerza motriz y la comprensión obvia, es que la hija se ofrece al hombre“ (Weber, 1998, p.90) (véase en este sentido este enlace). En consecuencia, y dentro de esa idea de honrar a los ancestros y a quien estuvo primero, “la solución para el niño es que le diga a la madre: mamá, estoy encantado de hacerlo por tí. Y al padre que le diga: papá, estoy encantado de hacerlo por mamá” (Weber, 1998, p.91). En todo este contexto, Hellinger identificó finalmente a la madre “como la materia gris del incesto” (Hellinger, 1995, p.281) (puede consultarse el texto en este enlace). Lo que subyace en su teoría de la patología es que ésta se produce cuando se rompen los Órdenes del Amor, lo que da lugar a tales enredos tan sólo descifrables por las constelaciones. La solución pasa entonces por el hecho que durante la constelación, la mujer violada o abusada diga “te he utilizado: lo siento” (Hellinger, 1995, p.139) (siga este enlace para ampliar la información), porque “donde el destino trabaja, la humildad cura” (como reza el título de uno de sus libros). En definitiva, y de acuerdo al sistema de Hellinger, el perpetrador de una violación o del incesto, deberá recibir el «debido respeto» para que la persona abusada pueda sanar y volver a establecer una nueva relación amorosa.
El contenido esotérico-ocultista de las enseñanzas de Hellinger. Por una parte, en su visión de los problemas con los que debe lidiar un psicoterapeuta, entiende que “los problemas, son repetición de un destino ajeno” (Weber, 1998, p.242) (no hay responsabilidad personal, somos actores de una fuerza mayor), debido a la presión “de la conciencia de clan o de grupo …que se ocupa de los indignos y de los muertos…eligiendo un vástago inocente que sufrirá inconscientemente el destino de los indignos” (Weber, 1998, p.152) (ver por ejemplo el siguiente enlace). Esta identificación viene a funcionar, de acuerdo a las enseñanzas de Hellinger, “como una compulsión sistémica a la repetición, que vuelve a escenificar el pasado…un intento retrospectivo de ayudar de nuevo a la persona excluida” (Weber, 1998, p.153) (y esto se aplica a líneas de la genealogía familiar antiquísimas). El rol del constelador durante la actividad es conectar con el campo mórfico, cual canalizador actual conectaría con «energías» o «entidades superiores». El núcleo de la cuestión es el siguiente: “muchos de nosotros enfermamos porque algunos han sido expulsados del sistema. A menudo son persona fallecidas. Si los traes de vuelta, los otros quedan libres de nuevo” (Hellinger, 1997, p.77) (argumentos que, partiendo de observaciones clínicas de la importancia del componente familiar o generacional, van más allá al sugerir una dinámica cercana a las manifestaciones espíritas prácticamente). En consonancia con lo que aprendió de las tribus zulúes, Hellinger indicaba que “si escuchas las historias de fantasmas, ves que son seres a los que se les ha negado su pertenencia. Llaman a la puerta hasta que consiguen su lugar. Cuando lo hacen, dan la paz” (Hellinger, 1997, p.76) (los fantasmas del pasado se hacen presentes por su necesidad de volverse a encarnar, de salir de su expulsión del campo familiar; la tarea del constelador es convocar a esos fantasmas al presente). No olvidemos que Hellinger estuvo como misionero en África, donde conoció las tribus zulúes, regresando al parecer como converso.
El rol oracular del constelador. El constelador es un canal, actúa como catalizador de esa «fuerza mayor», entra en contacto con «el alma familiar» o «el campo mórfico». Los participantes manifestarán haber sentido en sus cuerpos el dolor, el trauma, emociones ajenas y todo tipo de sensaciones, dando veracidad a la herramienta, cuando es innegable el efecto de grupo y las dinámicas que se dan en ese contexto pueden ser explicadas desde otros ángulos de la psicología. El contexto que se promueve es cercano al de los astrólogos o los videntes o incluso los canalizadores. El rol del constelador es de terapeuta carismático e impositivo, “en psicoterapia, eres como un buen líder. Un buen líder ve lo que la gente quiere y les ordena que lo hagan”. En las constelaciones, al igual que hacía el mismo Hellinger, no se explora más la vida de los participantes, “eso ahorra mucho tiempo, eso no distrae ni confunde al constelador” (Weber, 1998, p.197). Si el paciente quería explicar algo más a Hellinger acerca de su vida, aquél sospechaba rápidamente, “al querer convertirme en títere de lo que creen la solución correcta…eso me duele físicamente…yo me guío por mi propio bienestar. Lo que me duele físicamente no puede ser relevante” (Hellinger, 1997, p.91) (finalmente, el cuerpo de Hellinger , y el de los consteladores actuales, es el radar que captaba cuál es el origen y la solución al enredo familiar, es la antena que capta las revelaciones que le llegaban de una fuerza superior). En palabras de su fundador, “la perspicacia llega en un instante” (Hellinger, 1997, p.37) (no es necesario mayor entrenamiento, tan sólo el pasar por las constelaciones ayudará a desarrollar esa «perspicacia»).
Las constelaciones funcionan como una suerte de liturgia y el constelador desempeña una función sacerdotal. La escena que se construye en las constelaciones tiene un poder mágico-transformador, de manera que el constelador no sólo tiene la capacidad de conectarse al campo mórfico que es el que proporciona las revelaciones, sino que al mismo tiempo, sino que también podrá actuar sobre ese mismo campo a través de la manipulación escénica de los participantes, “está saliendo a la luz algo oculto. Cuando salga a la luz, podré ver si hay solución. Al igual que la familia real está presente durante la constelación, también la solución representada tendrá un efecto sobre la familia en la realidad. Aunque no lo sepan” (Hellinger, 1997, p.83) (en su exposición, Hellinger aseguró que todo lo que pasaba en las constelaciones era justamente la realidad de lo sucedido). Dada esta situación, el querer contrastar o validar algún principio técnico, es completamente innecesario, “porque el control del éxito…es negativo en psicoterapia…como terapeuta, me siento en armonía con un Orden mayor. Y solo porque estoy conectado con la armonía, veo la solución” (Hellinger, 1997, p.22) (la solución aparece mágicamente si se está conectado a «la fuerza superior»). La palabra del facilitador es ley, hasta el punto que pudo sentenciar a pacientes con cáncer aseverando “no puedes salvarte” (Hellinger, 1995, p.340) (el dogmatismo de sus interpretaciones ha sido un hecho sistemáticamente cuestionado), ya que “mi hipótesis sobre el cáncer es que muchos enfermos prefieren morir antes que inclinarse profundamente ante sus padres”. Y es que, “tal vez haya personas que tengan tanta culpa encima que no tengan derecho a quedarse aquí. Y, si así lo establece es el Orden, tengo que hacer mi parte” (Gerbert, 1998) (véase a este respecto el siguiente documento).
Las constelaciones tendrían una función salvífica. Hellinger no solo promovía las constelaciones como herramienta de sanación de los enredos familiares y los problemas personales. Al mismo tiempo, sostuvo que a través de este trabajo familiar, “entramos en profundidades que van mucho más allá de ls psicoterapia…avanzamos en el ámbito de la fuerza elemental creativa” (en la práctica, se entremezcla la presentación terapéutica con la espiritual). Esta “fuerza elemental” controlaría también los eventos históricos, incluyendo los movimientos de la historia, como el nacionalsocialismo, “¿de dónde viene este movimiento? De Dios. ¿De dónde más?. Todos los grandes movimientos son movimientos divinos” . Lo que se aplica también a las constelaciones familiares.
En cuanto a la base teórica de las constelaciones, se mueven más bien en el criterio de autoridad de su fundador, sin mayor consistencia lógica de los planteamientos ni tampoco modelo explicativo teórico-clínico bien fundamentado. Y es que, en palabras del mismo Hellinger, “no tengo teoría al respecto. Un terapeuta tiene que desarrollar una cierta actitud personal para hacer este trabajo. Debe confiar en una fuerza mayor. Está muy cerca de la actitud que describe Lao-tse en el Tao-te-king. Al no hacer, algo sucederá. De repente, ve el siguiente paso, o escucha una oración que le pide al cliente que diga” (Hellinger, 2001) (nuevamente, la solución aparece por si sola sin necesidad de mayor entrenamiento o marco teórico-clínico).
En nuestro país, las constelaciones familiares fueron introducidas de la mano de un terapeuta gestalt en colaboración con un naturópata, combinatorias que tienden a ser habituales en entornos gestalt y que dejan campo abierto a que las constelaciones hayan encontrado un importante nicho de negocio justamente ahí. Sus promotores, algunos de ellos psicólogos licenciados, ofrecen diplomas o másters en “nuevas constelaciones familiares”, aunque carezcan de validez alguna, dentro de institutos no reconocidos creados ad hoc. Alguno de sus misioneros, que se jacta de tratar con cientos de clientes, sin formación sanitaria alguna, aparte de ofrecer sus formaciones y supervisiones careciendo de formación clínica, continúan promoviendo los mismos mensajes en torno al incesto de Hellinger, tales como “la mujer violada no es una víctima, eligió ese destino como parte del proceso de sanación del sistema familiar”, aunque luego en su descargo argumenten todo tipo de cuestiones, amparándose en una pretendida mirada sistémica.
Junto al impulso de los acólitos de la gestalt, las constelaciones se han extendido también de la mano de practicantes new age. Existen en este sentido también constelaciones familiares para animales, así como constelaciones familiares chamánicas promovidas por terapeutas gestálticos, pero también se han extendido al ámbito del Derecho según podemos ver en una referencia del Colegio de Abogados de Tarragona, donde encontramos referencias al “derecho sistémico” que comprendería “el análisis del derecho bajo una óptica basada en los órdenes superiores que rigen las relaciones humanas, según la ciencia de las constelaciones familiares desarrollada por el terapeuta y filósofo alemán Bert Hellinger”. Otra extensión se da de la mano de un diploma expedido por la Universitat de Girona en “gospel sistémico”. Las constelaciones familiares han sido absorbidas, igualmente, por los devotos de Osho, una conocida secta que se ha diversificado por numerosos entornos de crecimiento personal e inclusive laborales.
Por lo general, los defensores del procedimiento de Hellinger, sostienen que las críticas vienen desde el desconocimiento, encumbrando al mismo tiempo la figura de Hellinger como el mayor psicoterapeuta de los últimos tiempos. Se le presenta regularmente como “una figura clave para el mundo de la psicoterapia y el panorama filosófico actual”, si bien tales expresiones suelen provenir de sus mismos círculos de acólitos, que buscando sinergias en entornos gestálticos, van difundiendo reiteradamente mensajes de este estilo. De hecho, sus mismos seguidores lo promovieron para el premio Nobel de la Paz “por su labor al servicio de la vida y la reconciliación intergeneracional”.
Lo que no deja de resultar llamativo y contradictorio al mismo tiempo, no sólo porque nunca recibiera una formación a tal efecto, sino sobretodo porque el mismo Hellinger sostenía que su procedimiento no era una psicoterapia; aunque luego otros sostengan justamente lo contrario, que es la psicoterapia más rápida y efectiva nunca vista, “las constelaciones familiares son uno de los métodos más rápidos y efectivos que hay en estos momentos en el panorama terapéutico…una constelación sigue teniendo efectos y moviendo los hilos profundos del Alma aún después de mucho tiempo” (véase en este enlace la descripción mencionada por un terapeuta gestalt). La Fundación de Constelaciones Familiares, indica que las constelaciones no son una psicoterapia, sino una “herramienta sistémico-fenomenológica” (vea en este enlace la definición que hacen ellos mismos); sin embargo, sus practicantes y simpatizantes, entre ellos, por ejemplo, la Asociación Española de Constelaciones Familiares (AECFS), se esfuerza en ser reconocida por entidades de psicoterapeutas profesionales, tanto colegiales como privadas.
Muchos de los defensores de la bondad de las constelaciones argumentan que buena parte de las críticas han girado en torno a la figura de Hellinger, sosteniendo que sus actuales continuadores, habrían cambiado su modo de proceder. No obstante, su principal continuadora, Sophie Hellinger, describe ahora el “campo mórfico” como “una energía cósmica…es la fuerza que mueve todo…es el fundamento de las Constelaciones Hellinger Sciencia [nueva marca comercial]”. El constelador conecta con la “energía cósmica”, de ahí que sea innecesaria la exploración clínica del paciente, “ya no tengo que escuchar el problema que tiene la persona, escucho con el corazón…Bert me enseñó mucho a guardar silencio y dejar que el otro vaya a su desgracia”. La vertiente esotérica queda todavía más evidente en el enfoque actual, donde “con las constelaciones familiares Hellinger Sciencia entramos en el campo cuántico. Se podría denominar también registro akásico” (puede verse en este enlace la presentación que hace la misma Sophie Hellinger). De hecho, el mismo Hellinger y después sus seguidores se han referido a esto mismo como el acceso por parte del constelador al “campo mórfico”, ”inconsciente colectivo”, “memoria genealógica”, “campo Psi”, “el Gran Alma”, “la Base”, “el Orden”, “la Conciencia”, etc.
A pesar de su importante penetración comercial, hasta hoy han sido escasos los intentos de contraste de las “constelaciones familiares”, a la par que su formulación teórico-clínica es endeble, sin articulación alguna de hipótesis clínicas o de un modelo que pudiera dar cuenta de los cambios que se sostienen. Pese a ello, y gracias a su puesta en escena claramente comercial, como otro producto del psicomercado, ha logrado encontrar su nicho de negocio entre los practicantes de terapias alternativas, los terapeutas gestalt, así como también entre los advenedizos, los charlatanes de la salud y ciertas sectas que se apropiaron de ella como pretendida herramienta de terapia. Los testimonios positivos abundan por doquier, lo que junto a una puesta en escena efectista y de impacto, genera un efecto sobre los participantes que interpretan como cambio psíquico cuando es impacto, transmitiéndose boca a boca la experiencia de transformación. Junto a ello, abunda el merchandising, pudiendo encontrar libros sobre las constelaciones familiares en cualquier librería en las secciones de autoayuda o incluso en las de esoterismo. No obstante, el éxito mediático en ventas no significa ni efectividad ni validez en sí mismo (Keupp, 2003) (véase por ejemplo este documento).
Hellinger ha sido criticado sistemáticamente por algunos expertos durante años, particularmente por profesionales del Fórum Crítico de Psicología en Alemania, así como en su momento del difunto Ingo Heinemann de la AGPF . Sin embargo, no fue hasta el pasado 2002 que el público en general se enteró a través de un artículo en la revista alemana Der Spiegel, intitulado «Gracias, querido papi» de Beate Lakotta, donde entre otras cosas se describía un congreso de constelaciones familiares controvertido celebrado en la ciudad de Toledo (España). Los informes de los medios sobre Bert Hellinger y su visión del mundo se volvieron cada vez más críticos durante aquellos años, por ejemplo, en DER SPIEGEL el 9 de febrero de 2002, DIE ZEIT el 2 de agosto de 2003, TAZ el 29 de junio de 2004 y también en el informe del programa de televisión ARD el 19 de abril. 2004 . Esto ha provocado que algunos de esos consteladores familiares, cuya carrera y actividad profesional está íntimamente ligada a la obra y al nombre Bert Hellinger, se distanciaran más o menos claramente de Hellinger. Un ejemplo de esto es la carta abierta de Arist von Schlippe , antiguo compañero de Bert Hellinger.
Los practicantes de las constelaciones -especialmente aquellos que tienen una licenciatura en psicología- insisten en que su procedimiento forma parte del elenco de herramientas de la terapia familiar sistémica, afirmación con la que no todos los profesionales de la psicología sistémica estarían de acuerdo. No obstante, el consumidor no tiene idea alguna de las diferencias entre la práctica de las constelaciones y las intervenciones sistémicas, lo cual es aprovechado para continuar publicitando las constelaciones familiares como parte de la terapia sistémica. Si bien ambos pueden compartir la idea de la importancia del contexto familiar para la comprensión de los trastornos psicológicos, más allá de este punto, poca mayor coincidencia encontramos.
Si bien los propios practicantes de las constelaciones buscan acercarse a entidades relacionadas con la psicoterapia profesional, afirmando que tienen reconocimiento por las asociaciones de profesionales, lo cierto es que el asimilar las constelaciones a la terapia familiar se ha llevado tan lejos que algunas asociaciones especializadas en terapia familiar han llegado a manifestarse públicamente para aclarar que tal equiparación es falsa. Por ejemplo, la Deutsche Gesellschaft für Systemische Therapie, Beratung und Familientherapie e. V emitieron un comunicado en 2003 en el que se desmarcaron de las constelaciones, centrando sus elementos de crítica en los siguientes aspectos: 1) la figura de Hellinger, que realiza constelaciones familiares que atraen al público a grandes eventos en donde se desdibuja el rol de psicoterapeuta, 2) la presentación de las constelaciones como un método ultracorto, 3) intervenciones dogmáticas, que restan autonomía al paciente, y 4) el no encarar una discusión seria y la tendencia a hacer uso indiscriminado de los testimonios positivos de sus “creyentes”. Esta misma asociación profesional remarcó que la práctica de las constelaciones debería ser considerada “éticamente inaceptable y peligrosa para sus participantes”, al mismo tiempo que indicó que la aplicación de las mismas debería darse en un contexto profesional en el que se respetaran algunos principios técnicos y éticos básicos.
Un año más tarde, casi 200 practicantes de Hellinger firmaron un manifiesto distanciándose de Hellinger, como él se había distanciado, en su opinión, de la terapia sistémica. Las críticas más contundentes se encuentran en las quejas contra sus tratamientos que han llevado a las personas al límite, llevándolas a descompensaciones psicóticas o incluso al suicido en algún caso, como sucedió con una participante en un seminario de constelaciones celebrado en la ciudad de Leipzig en 1997; entonces, el comentario de Hellinger fue “no se me ocurrió que pudiera ser suicida. Solo la vi durante tres minutos” y seis años más tarde, en el contexto de en una entrevista periodística, diría: «un terapeuta no puede dañar a nadie»; y, con una amplia sonrisa, añadió: «al menos que la otra persona lo quiera”. Todo este conjunto de críticas terminó impulsando que la asociación alemana de psicoterapia familiar sistémica, la Systemische Gesellschaft (SG), manifestara el pasado 2004 que la práctica de Hellinger y de sus acólitos no debería ser englobada dentro de la terapia sistémica, argumentando que no clarifican sus procedimientos, emplean términos mistificados, interpretaciones dogmáticas de lo que les sucede a los participantes, incurren en intervenciones humillantes, llevan a cabo intervenciones que comportan sumisión y obediencia, introducen una cosmovisión de la realidad y tienen una manera de describir los problemas de los clientes dogmáticas y absolutas.
En aquellos años, funcionaba el Instituto Virtual Bert Hellinger dentro de los sitios web www.Hellinger.com y www.Hellinger.de . Dentro del Instituto Virtual, cuyo propietario era el mismo Bert Hellinger, sus alumnos reaccionaron de este modo a las críticas el pasado 2003 en Alemania, “¿Por qué nadie se atreve a decir abiertamente qué es el libro de Goldner?: ¡un montón de mierda! ¿Por qué tengo que aguantar que me meen en la pierna un montón de pomposos sabelotodos? ¿Por qué debo sufrir pérdidas financieras? (¿alguien ha pensado que los medios de subsistencia están vinculados a ello?). Un participante canceló su participación en el curso en abril, refiriéndose al libro y al programa de televisión. Estoy cabreado, y si uno de esos escritorzuelos se cruzara en mi camino, no sé si no le patearía el maldito culo“.
Los devotos de Hellinger fundaron en aquellos años -debido a las críticas que empezaron a aparecer sobretodo en Alemania-, el International Working Group Systemic Solutions, como un apéndice de la Sociedad Alemana de Constelaciones de Sistémicas eV, renombrada más tarde a la Asociación Internacional Bert Hellinger para la Resolución Sistémica (IAG), tras el fallecimiento del fundador. Según sus propias declaraciones, el IAG se esforzaría por desarrollar aún más el enfoque de Hellinger y pretendía liderar un debate abierto y crítico sobre puntos de vista teóricos y prácticos controvertidos. Sin embargo, y según ellos mismos, “la IAG no tiene derecho ni intención de establecer estándares universales para la forma en que trabaja Bert Hellinger ni de ejercer ningún control. Cualquiera que quiera trabajar con el enfoque de Bert Hellinger puede hacerlo en cualquier momento de acuerdo con sus habilidades y su propia responsabilidad” (al menos eso sostenían el pasado 2006). De manera que la regulación o formalización de sus prácticas continúa sin solucionarse, lo que no les impide emitir listados de terapeutas acreditados, aunque como veremos, dentro del movimiento de las constelaciones se han abierto dos campos: aquellos que pretenden reconvertir las constelaciones a una práctica profesional frente aquellos otros consteladores que continúan en una línea claramente espiritual.
En su momento, la misma Asociación Internacional Bert Hellinger (IAG) debía, en la medida de lo posible, “emprender acciones legales para defenderse de la difamación y las acusaciones falsas…también considerar posibles reclamaciones por daños y perjuicios, el daño causado por la emisión del reportajes o noticias…que diera lugar a cancelaciones de los participantes”. Y eso es lo que hicieron con algunos reportajes que aparecieron en Alemania, como es el caso del reportaje del 19 de abril de 2004 “Das Geschäft mit der Seele”, ante el cual algunos practicantes hellingerianos cursaron una demanda legal indicando que se había tildado a Hellinger de “fascista” en el mencionado reportaje, si bien tal demanda no llego a prosperar; en ese mismo documental, una antigua practicante denunciaba el proceder de un psiquiatra hellingeriano quien también elevó una demanda legal que terminó en acuerdo en puertas del juicio. Otros practicantes incoaron también demandas legales contra algunos representantes del Fórum Crítico de Psicología de Alemania (FKP), porque afirmaron -entre otras cosas- que uno de su practicantes, como es el caso de Franz Rupert, quien habría afirmado en su libro de 2018 “Verwirrte Seelen: Der verborgene Sinn von Psychosen. Grundzüge einer systemischen Psychotraumatologie” que a todos los criminales de la II Guerra Mundial se les debería amnistiar dentro de la lógica de las constelaciones familiares. Tanto Klaus Weber, como Colin Goldner, miembros de la FKP, quedaron absueltos de cualquier falta o delito, por lo que no necesitaron retractarse de lo que habían afirmado al respecto de las constelaciones de Hellinger.
Un número significativo de estudiantes e imitadores ofrecen «constelaciones familiares según Hellinger”. En nuestro país, disponemos de cientos de practicantes de las constelaciones. Como no es necesaria una formación psicológica o médica previa, los practicantes van creciendo sin control alguno, muchos de los dentro de los entornos de la new age, del movimiento Osho y de la terapia gestalt (o en una zona de cruce entre los tres, puesto que desde años los tres campos muestran puntos de cruce significativos). Como hemos visto, el mismo Hellinger concedía poca importancia a la formación cualificada. Algunos psicólogos o psiquiatras con licenciatura o incluso doctorado, también estarían utilizando las constelaciones de Hellinger, aunque la gran mayoría de los profesionales adoptan una postura claramente crítica, aunque no la manifiesten abiertamente. Y es que nadie se siente responsable de controlar esta actividad. Las universidades descartan la competencia de tales consteladores, a los que pueden describir como iluminados. Las asociaciones profesionales, no se pronuncian por cierto prurito profesional o por carecer de información suficiente, o más habitualmente, ni se enteran cuándo ciertos practicantes registrados o no como profesionales estarían causando daño a sus clientes. Tampoco los colegios profesionales se posicionan claramente al respecto, entre otros motivos, porque numerosos colegiados son practicantes de las constelaciones, al igual que de otras prácticas que caen más dentro del ámbito de esoterismo o las terapias alternativas, que no de la psicología propiamente. Si bien algunos colegios profesionales de psicología han manifestado abiertamente su distanciamiento de tales prácticas, particularmente en la Argentina, como puede ser el Colegio de Psicólogos de Córdoba, el Colegio de Psicólogos de Entre Rios, el Colegio de Psicólogos de San Juan, el Colegio de Psicólogos de Salta o el Colegio de Psicólogos de Chubut, los colegios profesionales de nuestro país no tienen una posición definida claramente, a la par que incluso disponen de grupos de trabajo sobre constelaciones en su directorio o dan lugar a la formación de profesionales en estos procedimientos, como puede ser el Colegio de Psicólogos de Baleares, el Colegio de Psicólogos de Valencia o el Colegio de Psicólogos de Cataluña; en otros, como el Colegio de Psicólogos de Madrid, podemos encontrar incluso ofertas laborales para consteladores.
Hellinger, aún en vida, pasó a dirigir la Escuela Hellinger con su esposa Maria Sophie Hellinger, donde actualmente se ofrecen las «nuevas constelaciones familiares» o las «constelaciones familiares espirituales”. Sus practicantes insisten en remarcar que las constelaciones “no son una psicoterapia…van mucho más allá…es un trabajo nuevo”. En palabras de su continuadora, y habiendo registrado ya la marca con su correspondiente copyright, este nuevo trabajo deriva de “constantes nuevas observaciones, comprensiones y descubrimientos llevaron al estado actual de Constelaciones Familiares Original Hellinger®, con Cosmic Power® ocupando un lugar especial”. Sophie Hellinger imparte ahora seminarios sobre «el poder cósmico». En estos seminarios, los participantes entran en contacto con «energías cósmicas» que se dice tienen un efecto curativo. El trabajo de constelaciones espirituales de Hellinger se ha desarrollado aún más en la dirección de una doctrina espiritual. En la Hellinger School se puede asistir a seminarios y cursos de formación continua. Actualmente, parecen funcionar como una denominación religiosa más que como una asociación profesional, con sus practicantes actuando como misioneros. En su forma actual, las constelaciones familiares espirituales se han acercado claramente a la canalización y a la adivinación. Se ha producido un maridaje entre propuestas que mezclan las constelaciones con el chamanismo, las propuestas de Osho y la pastoral vinculada a iglesias carismáticas.
El matrimonio Hellinger ha estado publicando la revista «HellingerZeitschrift» desde 2005, claramente dirigida al mercado de la autoayuda. Con dichos, frases e interpretaciones poéticas, quieren ayudar a las personas a afrontar la vida cotidiana. Fue en este contexto en donde apareció la propuesta “Lebenshilfe” de Bert Hellinger, en la que se pedía a las personas que habían recibido ayuda a través de constelaciones familiares que pasaran a ser voluntarios para brindar apoyo, especialmente en la vertiente de las relaciones públicas. A cambio, los miembros del grupo de acción reciben un 10 % de descuento en eventos con Hellinger y el «HellingerZeitschrift» se envía de forma gratuita. Al fundar un «círculo de amigos de Hellinger», se ha creado la estructura formal que pretende permitir a sus seguidores «mantener este campo y esta fuerza que muchos participantes recibieron durante un fin de semana por más tiempo o ganar fuerza regularmente para la vida cotidiana y continuar renovando ese campo”. Según sus propias declaraciones, ya hay casi 20 «grupos de casas» de Hellinger en la Europa de habla alemana, en los que sus textos se leen juntos. Hellinger también parece encontrar suficientes seguidores con su cambio de enfoque a lo espiritual. A mediados de diciembre de 2006, con motivo de su 81 cumpleaños, tuvo lugar un congreso sobre constelaciones familiares espirituales al que, según los organizadores, asistieron más de 400 participantes. Además de Hellinger, también participaron el hipnoterapeuta W. Meinhold, el chamán Hi-ah Park, el investigador de juegos F. Donaldson y el canalizador de energía H. Benesch Según los participantes, se sintió «un poder espiritual y un movimiento en el congreso que hizo que todos se sintieran profundamente conectados».
Como inciso, Hellinger se casó por segunda vez con una de sus devotas, Maria Sophie Erdödy, que había dirigido una «Escuela Hellinger» durante mucho tiempo, y que antes ya había instalado en 2002 un «túnel de curación» en una mina de sal en la ciudad de Berchtesgaden. De hecho, la esposa de Hellinger -que según ella misma «pasó por mil constelaciones con Bert»-, había sido devota del Maestro Dang, el gurú de la conocida secta Energía Universal y Humana. Con su esposa se trasladarán a vivir comprarían un terreno e inmuebles en las inmediaciones de la “pequeña Cancillería del Reich”, en particular, en Villa Askania y una clínica de salud cercana. Con la muerte de Hellinger, y tras la controversia generada por el lugar escogido de residencia, fue vendida.
Teniendo en cuenta las inclinaciones espirituales de Hellinger y los antecedentes profesionales de Erdödy-Hellinger como sanadora adepta de Energía Universal y Humana, era razonable pensar que el proyecto apuntaba entonces a construir un lugar que fuera un importante “centro energético” debido a su pasado como un activo nazi. En su momento, y en respuesta a la elección de este lugar para vivir, el mismo Hellinger manifestó en el programa de televisión bávara «Quer» emitido el 8 de julio de 2004: «no es un lugar especial para mí. Es un lugar especial para los demás . Ellos están fascinados con Hitler, no yo”. Hellinger dijo también «que en muchas familias donde hay víctimas del Holocausto, un miembro tiene la energía del perpetrador. Debido a que los perpetradores son rechazados, otro se hace cargo de la energía. Todo lo que rechazamos, nos convertimos en nosotros mismos”.
En esta misma línea, en su último libro «Pensamientos de Dios” (Gottesgedanken, p. 247), Hellinger se dirige directamente a Adolf Hitler en un capítulo separado al final del libro, dentro de su lógica de honrar a los ancestros, considerando además que las grandes figuras de los movimientos sociales o políticos también serían resultado de la fuerza, escribirá: “Hitler: algunos te miran como un ser inhumano, como si alguna vez hubiera habido alguien que pudiera llamarse así. Te considero un ser humano como yo: con un padre y una madre y un destino especial. ¿Por eso eres más alto? ¿O es más pequeño? ¿Estás mejor o peor? Si tú eres más alto, yo también. Si tú eres más pequeño, yo también. Si tú eres mejor o peor, yo también. Porque soy un ser humano como tú. Si te respeto, me respeto a mí mismo. Si te detesto, me detesto a mí mismo. ¿Puedo amarte entonces? ¿Debo amarte, tal vez, porque de lo contrario tampoco debo amarme a mí mismo? Si confieso que fuiste un hombre como yo, entonces miro a algo que nos dispone a ambos de la misma manera, a algo que es tanto tu causa como mi causa, y nuestro fin. ¿Cómo podría excluirme de esa causa al excluirte a ti? ¿Cómo podría acusar a esta causa y así elevarme por encima de ella acusándote a ti? Pero tampoco debo compadecerme de ti. Te mantienes y caes por la misma causa que yo. La adoro en ti como en mí, y me someto a ella en todo lo que ha obrado en ti, y en todo lo que ha obrado tanto en mí como en cualquier otro hombre”.
En cuanto a la segunda corriente vinculada a las constelaciones familiares -aquella que pretende sostenerla como una práctica terapéutica-, la propia Sociedad Alemana de Constelaciones Sistémicas (DGfS), «una asociación profesional interprofesional de psicoterapeutas, consejeros en áreas psicosociales, médicos, naturópatas, profesores y otros profesionales que trabajan con constelaciones», entiende ahora que las nuevas constelaciones familiares con de naturaleza espiritual, especulativa y acientíficas. Para situar el trabajo de la constelación en un marco profesional, el Grupo de Trabajo Internacional sobre Soluciones Sistémicas según Bert Hellinger, fundado en 1996, estableció unos estándares profesionales que debían cumplirse para ser incluidos en un listado de consteladores (véanse los criterios en este enlace, al menos los que estaban vigentes hasta 2009). Debido a que las propias controversias derivadas del aluvión de críticas que recibieron, la asociación profesional cambió sus estatutos y su nombre en 2003 a «Sociedad Alemana de Constelaciones Sistémicas» (DGfS), en un intento de organizar «una asociación profesional interprofesional para colegas que trabajan con constelaciones de sistemas» (pueden consultarse los criterios actuales en este enlace). La DGfS se propone ofrecer «criterios de calidad transparentes y verificables», a la par que «mantener una base de datos de psicoterapeutas capacitados», estableciendo además «una oficina de reclamaciones para los usuarios». En nuestro país, tenemos la Asociación Española de Constelaciones Familiares Bert Hellinger, que cambiaría más tarde su nombre al de Asociación Española de Constelaciones Familiares y de SisSistémicas (AECFS) que aparece en el marco del Institut Gestalt de Barcelona en el año 1998, cuando se presentó en España el trabajo de Bert Hellinger a los alumnos del citado Instituto, en el que participó también la traductora reconvertida a consteladora Sylvia Kabelka.
Aunque una parte de los practicantes de las constelaciones se haya alejado de la visión más espiritual de las constelaciones, lo cierto es que en la práctica las nociones de Órdenes del Amor, la representación y el campo de conocimiento (campo mórfico) siguen siendo válidas, a la par que la figura de Bert Hellinger continúa encumbrada como un psicoterapeuta y un filósofo que habría revolucionado el panorama terapéutico.
El procedimiento de Hellinger puede ser mejor descrito como una psicotécnica de naturaleza espiritual, en donde se utilizan fragmentos de conocimientos y teorías de la psicología o del ámbito de la psicoterapia profesional, para entremezclarlas indiscriminadamente, dando la apariencia de técnica seria, si bien se entrelazan con conocimientos esotéricos, mágicos o espirituales para crear una ensalada atractiva y que se presenta como una herramienta infalible para la curación de todo tipo de problemas. El mismo Hellinger ofreció sus puntos de vista bajo la convicción que él nunca se equivocaba, de manera que si alguien dudaba, lo convertía en un problema de los propios clientes: “a veces, sin embargo, también es necesario romper la constelación antes. Hay clientes que se niegan a trabajar junto con el terapeuta y no quieren reconocer la solución». En uno de sus libros, el maestro explicaba literalmente que “cuando trabajo con alguien, miro si todavía tiene un camino por delante o no. A veces se ve muy claro: el camino ya ha llegado a su fin. No trabajo con ellos entonces más en el sentido de una solución. Los estoy preparando para el final. No pretendo que tengan grandes cosas que hacer”.
En diferentes países de Europa y Latinoamérica, varios cientos de «terapeutas» ofrecen sus propias «constelaciones familiares según Hellinger». Dado que para Hellinger tampoco era importante una formación, estos practicantes tampoco están autorizados por nadie ni por nada. La afirmación publicitaria que se encuentra con frecuencia de que uno fue «estudiante de Hellinger durante mucho tiempo» generalmente no significa nada más que uno asistió a algunos talleres con él o que posiblemente leyó uno u otro de sus libros. La mayoría de los terapeutas de Hellinger provienen de la escena esotérica y trabajan como maestros de reiki, curanderos, astrólogos, consultores de tarot, terapeutas respiratorios, neurópatas, kinesiólogos, etc. Se han creado importantes afinidades entre los adeptos de la secta Osho-Rajneesh, que desde hace años se orientaron hacia sectores relacionados con la salud y la empresa, incorporando ahora las constelaciones como otro seminario más a ofertar a sus devotos. Lo mismo ha sucedido con numerosos sanadores espirituales, que también ofrecen constelaciones dentro de su repertorio de servicios de sanación. La así llamada medicina holística también ha encontrado en las constelaciones una herramienta a incorporar. El resultado es que, en cualquier lugar del Europa, podemos encontrar consteladores naturópatas o que han hecho algunos cursos de gestalt, o bien, otros que provienen de entornos vinculados al esoterismo, la astrología o incluso el diseño gráfico, por citar tan solo algunos, y que se reconvierten a “facilitadores” o “terapeutas de constelaciones”. De este modo, a la práctica, estos facilitadores empiezan a trabajar con clientes sin saber nada de diagnóstico diferencial ni tampoco haber recibido ninguna capacitación clínica o psicoterapéutica válida.
Las razones de su éxito en el mercado del crecimiento personal son varias. Por un lado, la promesa de soluciones rápidas, incluso mágicas, es algo tremendamente seductor en el contexto en el que vivimos. Además, las constelaciones prometen poder abordar todo tipo de problemas, desde problemas vitales, trastornos psicológicos o inclusive el cáncer. La figura carismática de Hellinger, encumbrada como un gran terapeuta, resulta también de enorme atracción para muchos practicantes que perpetúan la idealización del «maestro» o «apóstol», así como también es un factor de atracción para potenciales clientes. La figura de Hellinger -así como de sus practicantes que funcionan como clones- promete verdades absolutas, desvela reglas ocultas que simplifican la complejidad de la vida, aunque éstas sean incontestables e incuestionables. Adicionalmente, el efecto de grupo es igualmente importante, generando una importante fascinación, y en donde los mecanismos que operan pasan por cuestiones tan prosaicas como la sugestión, la empatía y la manipulación de los participantes para generar el efecto deseado que deslumbre a los asistentes. Y, finalmente, la puesta en escena y el importante trabajo de marketing dirigido a la venta de sus cursos, resulta también de ayuda para conseguir vender las constelaciones en el mercado del crecimiento personal.
El supermercado terapéutico-espiritual se ha convertido en un negocio que mueve una cantidad importante de dinero, a la vez que puede generar un nivel de daño sobre los consumidores significativo, ya no sólo en términos económicos sino también en salud mental. El negocio de iluminación está en auge en nuestra cultura de la abundancia: maestros espirituales autoproclamados, sanadores espirituales, coaches, chamanes y otros charlatanes de la salud atraen a una importante clientela hacia un mundo repleto de maravillas sobrenaturales. Las constelaciones familiares han quedado íntimamente vinculadas a la escena actual del esoterismo. El esquema de Hellinger recuerda a los primeros practicantes de la teosofía, que recibían sus mensajes de los maestros ascendidos a través de una serie de canalizaciones. La esencia dramatizadora de las constelaciones atraen a muchos practicantes reiki, tarotistas, terapeutas holísticos, kinesiólogos, terapeutas gestalt, sanadores, astrólogos, chamanes, antropósofos, adeptos de Osho e incluso zahoríes o canalizadores. También a psicólogos licenciados.
La extensión de las constelaciones en entornos profesionales o inclusive empresariales, coincide con un escenario en donde es posible observar cada vez más licenciados en psicología que se introducen en prácticas relacionadas con la charlatanería, ofertando servicios de astropsicología, grito primal, rebirthing, cuadrinidad o firewalking (por citar tan sólo algunas), de manera que dan una aparente seriedad a procedimientos que carecen de ella (véase, por ejemplo esta publicación). Esta situación no sólo daña la imagen profesional de la psicología -o de la psicoterapia de forma más específica-, sino que a la vez pueden terminar dañando a los clientes de tales seminarios. Es esencial realizar una adecuada educación del consumidor, y que tal tarea sea realizada por los mismos profesionales del sector clínico y psicoterapéutico. Es necesario hacer una distinción clara entre un proceso de curación profesional y una promesa ideológica de salvación. El posicionamiento de las constelaciones tienden a ofrecer unas expectativas cuasi-religiosas de salvación y la promesa de soluciones rápidas, lo que a medio plazo pueden hacer más daño que ofrecer un beneficio.
Raimund Dörr, antiguo presidente de la Asociación Suiza de Psicoterapeutas (SPV), expresó en su momento que las constelaciones, «no tienen nada que ver con la psicoterapia, son pura ideología». Y es que, si acude una persona sana, «puede resultar incluso emocionante participar». El problema empieza cuando acuden personas con problemas, que son las que habitualmente se dirigen a buscarlas o a quienes se les propone como herramienta de trabajo terapéutico. En ese caso, el procedimiento no es recomendable. Los métodos de las constelaciones podrían remover emociones que, si estallan, después será difícil de manejarlas y ninguno de los representantes ni el facilitador serán capaces de contenerlas y elaborarlas adecuadamente. Es importante que los profesionales conozcan los límites éticos y que los colegas reporten excesos o desvíos a los respectivos comités para que puedan llevarse a cabo acciones específicas.