Esta es la pregunta que se formula la filósofa y educadora Kylie Sturgess en su tesis doctoral, partiendo de los resultados de un estudio en el que se trabajó con una muestra de 1243 australianos seleccionados por su colega Martin Bridgstock de la Griffith University. Atendiendo a la extensión de lo «paranormal» en diversos medios escritos y audiovisuales, así como también entre celebridades, parecería que se trata de un mercado dirigido predominantemente a las mujeres; sin embargo, la investigadora aclara que en realidad las diferencias en cuanto a la propensión a lo paranormal entre hombres y mujeres no son tantas como las que se pueden observar en cuanto al tipo de actividades preferidas por unos y otros.

Sturgess especifica que las mujeres tienden a orientarse más hacia hacia los fines «sociales» de tales actividades, por lo que tienden preferentemente hacia actividades relacionadas con el mediumnismo, la astrología, los fantasmas o la curación psíquica. Por el contrario, los hombres sintonizan más con teorías conspiracionistas, así como con aquellas relacionadas con nociones creacionistas alienígenas y criptozoológicas. Mientras los hombres tienden más hacia teorías creacionistas y revisionistas de la historia, las mujeres se interesan más por nociones new age y cuestiones como la telepatía.

De acuerdo con Sturgess, estas diferencias quedarían explicadas por una combinación de factores sociales, culturales e históricos. Sugiere que la posibilidad de llevar a reconsiderar ciertas convicciones en lo paranormal en las personas es posible, pero que pretender un cambio frontal y totalmente racional no es siempre sinónimo de lo más efectivo.